Ni el impedimento judicial para que Cristina Fernández de Kirchner( CFK) participe de futuras elecciones, ni las encendidas proclamas contra la resolución de la Corte Suprema de Justicia, muchas de ellas proferidas en actos masivos, han allanado el camino para la unidad del peronismo de Córdoba que no es parte del cordobesismo de Martín Llaryora.
Aunque todos los sectores que podrían converger en el mismo armado, muchos ya parte de lo que fue Unión por la Patria, coinciden en la necesidad de moldear un frente lo más amplio posible, con el peronismo como espinazo, los principales actores aún no atinan una estrategia común.
Una somera aproximación al terreno permite comprobar que persisten, entre dichos sectores, desconfianzas y recelos de años. Ni siquiera en los añorados años del kirchnerismo de la década pasada, mucho menos durante el fallido experimento del Frente de Todos, han podido conformar un espacio sólido, plantado ante un mismo horizonte.
Sergio Massa apura lo propio
Voces del massismo dan por cerradas las negociaciones con el kirchnerismo local. En sus palabras, impulsan el armado de un espacio propio, identificado para todo el peronismo, del que emergerá una candidatura que interpele a esa pata peronista que no es parte del proyecto de Partido Cordobés.
La conjunción de ambas posibilidades podría marcar también un quiebre, de difícil reparación, con Llaryora. Se sabe, Sergio Massa y el gobernador mantienen un vínculo de años, cuyos contactos no se han visto interrumpidos. Diálogos de segundas líneas tienen esa relación como santo y seña.
Sergio Massa, Tania Kyshakevych, Agustín González
Menos sólida parece, por estas semanas, el vínculo de los armadores del Frente Renovador con sus pares K. Según explican, aunque mantienen un diálogo fluido, se han cansado de “los modos” en que éstos quieren construir.
“Son pocos los puntos en común que tenemos con quienes representan al kirchnerismo. Nos cuesta confluir en un proyecto. No hay apertura para discutir un modelo. Los compañeros discuten cargos, lugares en la lista. Están muy acostumbrados a definir según las internas de Buenos Aires, no pensar un proyecto que represente a Córdoba. En el FR queremos construir una alternativa que represente lo que pasa en Córdoba, no a lo que se discute en Buenos Aires. Es muy difícil que vayamos juntos. Por ahora no lo veo”, afirma una voz calificada.
El kirchnerismo para la pelota en Córdoba
La mayoría de los sectores que orbitan en torno a la representación de CFK marca al peronismo de Córdoba, tan refractario a la vitamina K, como límite de cualquier construcción. No digieren la ambigüedad con que se manejan Llaryora y Juan Schiaretti. “En público critican a Milei, en la cámara le votan todos los proyectos importantes”, sintetizan.
Como contrapartida, ninguno de aquellos sectores da por caídas las conversaciones con corrientes de recorridos afines; mucho menos con el massismo de la provincia, aún con observaciones sobre la solidez de un vínculo con proyección futura.
Aunque sean los aludidos por las críticas, desde La Cámpora aseveran que la relación con los dirigentes del Frente Renovador es “muy buena”. Remarcan, como muestra, el diálogo permanente de Gabriela Estévez con armadores massistas, como Tania Kyshakevych. También su coordinación con los otros diputados por Córdoba, entre los que se incluye, claro, a Natalia de la Sota.
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Recogiendo el guante, admiten que el plan que pergeñen deberá ser parte de un proyecto de país. Es decir, un plan que deberá respetar los trazos generales dispuestos por la conducción nacional, con inamovible sede en Buenos Aires. Pero entienden que ello no debería interferir la construcción de un frente amplio, con una finalidad que trascienda lo electoral. “El foco de resistencia al gobierno de Milei es el Congreso. Tenemos que fortalecernos ahí, ganar representatividad”, dicen en el entorno de la legisladora nacional.
La definición no hace distinciones territoriales. Pero las mismas voces recuerdan que las mejores elecciones del kirchnerismo en Córdoba ocurrieron durante los gobiernos de Cristina, con estrategias que se definían como parte de un proyecto nacional y popular.
Más renuentes a una posible alianza con Massa se muestran otros actores de peso específico. La persistencia de contactos subterráneos con el peronismo cordobés sigue siendo depósito de desconfianza para ellos.
El enigma Natalia de la Sota
Tampoco hay consenso en las especulaciones sobre la decisión que tome De la Sota. Algunas voces sospechan sobre su real intención de alejarse del peronismo. Otras manifiestan ya cierto cansancio sobre otra forma de “cuidada ambigüedad” que podría apuntar, principalmente, a una recotización de su valuación política.
“Especula porque no quiere ir sola. No quiere sacar pocos puntos”, dicen desde el sector que impulsa a Federico Alesandri. “No va a romper con el PJ”, vaticinan compañeros del diputado Pablo Carro. “Le cuesta mucho. No está de acuerdo con la conducción del partido, pero con ese apellido pesaría mucho la decisión de alejarse”, enfocan cerca de Estévez.
Desde el entorno de la diputada no hay declaraciones que afirmen o nieguen especulaciones. Ni siquiera para atenuar los rumores de un preacuerdo con agrupaciones como Libres del Sur, el Partido Solidario y hasta el mencionado Frente Renovador. Su creciente exposición pública la muestra una órbita progresista, pero no refractaria a la idea de un gran frente peronista.
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Sobre esa presunción, nadie se atreve a cerrar puertas. Por el contrario, la continuidad de las conversaciones, sobre una referencia temporal que aún presentan lejana, marca el punto en común para todos los sectores.
“Falta mucho. Está todo revuelto aún, nada puede darse por cerrado”, dice a Letra P el exdiputado Fabián Francioni. “Hay que construir con amplitud. Estamos en eso”, apuntan en cercanías de Carro.
“No hay nada definido. Sí está claro que nadie puede hacer, o decidir, aislado del resto”, recitan desde la otra banca cordobesa que cuenta el kirchnerismo.