Comenzó reuniones con jefes y jefas comunales que se resisten entregar el sello. Presión libertaria vs. territorialidad amarilla. El caso CABA y "la dignidad" macrista.
Cristian Ritondo.
El presidente del PRO bonaerense, Cristian Ritondo, puso en marcha una empresa difícil: convencer a sus intendentes de resignar el sello, el color de la boleta y los primeros lugares de las listas para que haya acuerdo con La Libertad Avanza. A pesar de las fotos de amistad que circulan en redes, los alcaldes avisan que no van a avanzar.
La postura de los jefes comunales amarillos -sobre todo de quienes responden al jefe de Gobierno porteño, Jorge Macri- no se mueve. Quieren tener la lapicera por lo menos para escribir los nombres de las cabezas de las nóminas distritales y así proteger sus concejos deliberantes. Como contó Letra P, esa tesis no corre para la cúpula libertaria, que advirtió que tendrá el control total de los nombres, si es posible coordinando con el PRO, y si no, también.
Ritondo empezó la ronda de reuniones con la intendenta de Vicente López, Soledad Martínez, referenciada en Jorge Macri y vicepresidenta del PRO nacional y provincial. Una primera parada brava en la que la jefa comunal advirtió que en estas condiciones no habrá avances.
Si el acuerdo entre la LLA y el PRO en Buenos Aires no se cerró aún es porque lo que Ritondo, Diego Santilli y Guillermo Montenegro -voceros y garantes del trato- muestran hacia afuera no está resuelto hacia dentro del partido. Así se lo hacen saber intendentes como Martínez, Pablo Petrecca (Junín), María José Gentile (Nueve de Julio) y Javier Martínez (Pergamino), entre otros.
La peregrinación de Ritondo por los 13 municipios que gobierna el PRO podría seguir la semana que viene con una parada obligada en Junín. Durante el encuentro que Ritondo y la jefa comunal de Vicente López tuvieron este miércoles, hablaron de convocar a una reunión con intendentes para el lunes porque durante los casi 10 días que la centralidad mediática estuvo en el caso CFK no hubo avances con los libertarios.
Los alcaldes ven que se agota el tiempo (el 9 de julio es el cierre de alianzas) y no están dispuestos a estrechar manos en estas condiciones. Hasta filtran que prefieren perder una o dos bancas a manos de LLA que someterse a un acuerdo que borre al sello PRO del mapa electoral.
La misión de Ritondo es compleja, aunque lleva consigo una carta con la que piensa doblegar a los jefes territoriales: los resultados de la elección de CABA. En su entorno explican que los intendentes no tienen margen de no estar de acuerdo y que deben “aprender del desastre que hizo su jefe (Jorge Macri) en la Ciudad”.
Esa retórica es la que se impuso el viernes pasado cuando, durante el encuentro del Consejo Nacional amarillo convocado por Mauricio Macri, la tropa acuerdista mostró los resultados en otras provincias en las que fueron separados de LLA. Fue en la reunión en la que el expresidente le pidió a su tropa hacer el mejor acuerdo posible en cada distrito "con dignidad".
Letra P pudo saber que aquella tarde, antes del discurso de Macri, hubo una serie de cuestionamientos al acuerdo con LLA por parte de un sector que pidió reconstruir a Juntos por el Cambio en una estrategia nacional. Una propuesta que fue automáticamente tachada cuando señalaron en el mapa la provincia de Salta, donde esa fórmula terminó abajo de la izquierda, y Santa Fe, donde el PRO obtuvo sólo cuatro de 33 convencionales.
La resistencia que Ritondo, Santilli y Montenegro encuentran en la dirigencia del interior bonaerense es la misma que lo hace desde las provincias, donde buena parte de los referentes manifestó que no está de acuerdo en sellar una alianza a como dé lugar, e indicaron que, tal como pasa en algunos municipios de Buenos Aires, en los Concejos Deliberantes LLA suele ponerle trabas a las gestiones del PRO.
El último encuentro que tuvieron Ritondo y el armador libertario Sebastián Pareja, dejó el camino allanado para que el frente electoral que se está conformando lleve el nombre del Gobierno nacional, aún con dirigentes amarillos formando parte de ella. Incluso en tribus del macrismo ya reconocen que, en líneas generales, el acuerdo va por ahí: “Full violeta y libertad”.