ELECCIONES 2023

Con sello propio, Juan Schiaretti aumenta la presión y espera definiciones de Larreta

El cordobés arma su estructura para evitar quedar fuera de la discusión en caso de que fracase el acuerdo con el palomar de la alianza. Rosca en marcha, chances más allá del miércoles y el plan para no perder peso en el escenario por venir.

Unas 30 horas antes del vencimiento del plazo para oficializar las alianzas electorales para participar en las PASO del próximo 13 de agosto, el gobernador cordobés Juan Schiaretti descubrió la carta que asegura su participación en la contienda electoral, más allá de la suerte del frente de frentes que propone con el palomar de Juntos por el Cambio (JxC). A través de los sellos de la Democracia Cristiana, el Partido Autonomista Nacional y el Partido Socialista, el cordobesismo prepara el frente Hacemos por Nuestro País. Para lo demás, “hay tiempo hasta mañana”, señala el cordobesismo.

Lo que pueda leerse luego de la inscripción de las alianzas será fundamental, aunque nadie se anima a asegurar que será definitivo. En sus pedidos públicos, el propio Schiaretti viene hablando de un acuerdo “antes de las PASO”. Aunque apostando a la prolijidad, la fecha límite para oficializarlo parece ser el 24 de junio, cuando cierran las listas y justo unas horas antes del comienzo de la elección que definirá al nuevo gobernador en Córdoba.

En el entorno del mandatario mediterráneo incluso asumen, sin dar demasiadas vueltas, que habrá que analizar los caminos a seguir “después del miércoles”. La referencia habla de los frentes y alianzas electorales que participarán de las elecciones. En rigor, un tecnicismo.

Lo que quedará oficializado desde el primer minuto del jueves es el nombre de los partidos políticos que integrarán cada uno de los sellos que estarán en condiciones de participar en agosto. ¿Eso significa que las fuerzas que se anoten están obligadas a presentar postulantes? Por supuesto que no. En Córdoba se recuerda que en 2019, la versión local de Unidad Ciudadana inscribió una alianza que a último momento decidió no presentar lista. ¿La presentación de listas implica que quienes estén afiliados a esas fuerzas y quieren participar de las PASO deben hacerlo obligatoriamente en el frente en el quedó oficializado el partido que integran? Tampoco. Una cosa son los sellos y otras cosas son sus partes.

Habrá sin embargo una puerta que quedará explícitamente semiabierta si Juntos por el Cambio deja de llamarse así. No es algo de lo que se hable públicamente, pero los cambios de denominación pueden representar la mayor sorpresa del miércoles por la tardenoche. Tanto en el oficialismo como en la oposición. En ese caso, la decisión será definitiva. El nombre de los frentes será el que aparecerá en las boletas de las PASO y de las elecciones generales de octubre.

En el pliego de condiciones para ampliar la alianza que propone, Schiaretti quiere dejar sentado el nacimiento de una nueva era, un nuevo tiempo en la política argentina en el que, principalmente, la grieta sea cosa del pasado. Para eso, necesita eliminar las referencias al macrismo y al Frente de Todos. ¿Recibirá desde JxC un guiño que implique ponerle otro nombre a la coalición? Cuando su figura ocupaba el centro del debate político nacional fue categórico al afirmar que él no iba a "pertenecer” a la alianza opositora. Un nuevo nombre, en este caso, habilitaría al cordobés a avanzar con mayor tranquilidad, sin necesidad de salir a enfrentar los archivos que habitualmente se desempolvan en tiempos electorales.

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La Convención del radicalismo de este lunes llamó a “constituir una gran coalición que enfrente al gobierno nacional, que traiga un gran triunfo electoral y que permita superar la actual etapa de decadencia política, económica y social”. En un balanceo que parece bregar por la unidad más que por sobre otro tipo de intentos se aclara que esa construcción deberá hacerse “desde el partido y Juntos por el Cambio”. Antes de comenzar la discusión, Gerardo Morales dijo que el “tema Schiaretti” no estaba cerrado y afirmó lo que, junto a Horacio Rodríguez Larreta y el ala dialoguista de la coalición habían advertido después de las elecciones del domingo: insistirán hasta el último minuto.

La pregunta es, entonces, cuál es el último minuto.

El plan B

En ningún caso, quienes impulsan la alianza amplia va a dar por caído el plan hasta que los hechos no impongan lo contario pero, a la par que las negociaciones se suceden, empiezan a aparecer certezas que vislumbran un plan alternativo para después del 10 de diciembre.

El resultado electoral brindará a alguno de los sectores en pugna la posibilidad de armar un Gobierno que incorpore a cualquiera de los jugadores en el campo, más allá de los armados electorales previos. Esa afirmación empezará a corporizarse con mayor nitidez todavía, en caso de un ballotage, cuando con reparto legislativo ya resuelto los presidenciables que quedaron en el camino tengan la posibilidad de comenzar a tejer acuerdos con los bandos que queden en pugna.

Sin embargo, el poder también se repartirá en el Congreso y para quienes que se reconozcan con pocas chances de llegar victoriosos al cambio de mando, ese es un escenario para estirar su influencia en el devenir político inmediato. Aunque no lo aceptará públicamente, Schiaretti sabe que tiene pocas chances de convertirse en el candidato a Presidente más votado si participa en soledad en octubre. Por esa razón, aspirar a acrecentar su influencia legislativa es una carta con la que puede mantenerse con peso en la política nacional, a sabiendas de que el peronismo cordobés ingresará en una fase de renovación que, en el mejor de los casos, Martín Llaryora encabezará desde el gobierno provincial.

Por esa razón, la apuesta alternativa empezará a tener cuerpo en la discusión por el armado de las listas que disputarán las nueve bancas que Córdoba pone en juego en la Cámara de Diputados. El cordobesismo sólo arriesgará una, la que ocupa Carlos Gutiérrez, que peleó con una boleta corta, sin aspirante presidencial, en 2019 y salió victorioso haciendo valer el peso del aparato provincial que se sostuvo pese a la prescindencia schiarettista para la pelea grande.

Por el peso del riocuartense en el círculo íntimo del gobernador, todo hace suponer que el diputado será de la partida para intentar quedarse en esa banca durante cuatro años más. No obstante, la apuesta del cordobesismo no puede quedarse ahí, sobre todo si se tiene en cuenta que Schiaretti cuenta con grandes posibilidades de ser el presidenciable más votado en su provincia. Es entonces cuando se abre el abanico de posibilidades para el armado de las listas y el cordobesismo se imagina ampliando sus chances para engordar su peso en el terreno legislativo nacional.

Todo esto si el plan de alianza amplia naufraga y la experiencia de un nuevo centro vuelve a quedar sólo en intenciones. Mientras tanto, Larreta, Schiaretti y Morales continúan trabajando.

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