Algo cambió en la relación entre el evangelismo y la política. Hasta hace muy poco la dirigencia tradicional salía a buscar el voto cristiano tentando a sus figuras representativas con candidaturas de segunda línea. Ahora, esos líderes y lideresas están adentro, casi mimetizadas, en las agrupaciones partidarias y disputan espacios de poder cada vez más importantes.
Horacio Rodríguez Larreta (Juntos por el Cambio) y Javier Milei (La Libertad Avanza), quienes aspiran a la Casa Rosada, tienen figuras de fe evangélica metidas dentro de sus alianzas electorales. Patricia Bullrich también, pero con postulaciones de menor cuantía para las personas de fe. En cambio, Sergio Massa y Juan Grabois (Unión por la Patria) prefieren el apoyo de referencias religiosas católicas, aunque sin llevarlas en sus listas.
El alcalde porteño hizo un pacto político religioso con la bautista Cynthia Hotton, presidenta de Más Valores y con un caudal electoral propio del 3% que hace valer desde las legislativas de 2021. El primer paso del presidenciable PRO fue incorporarla, en calidad de titular del Consejo Social, al gabinete de la Ciudad que ya tenía al pastor pentecostal Gabriel Mraida en su entramado. Ahora la dirigente cristiana secunda a José Luis Espert en la lista larretista de quienes en la interna de la coalición opositora aspiran a representar a la provincia de Buenos Aires en el Senado.
“Desde nuestra fe, tenemos el compromiso de participar en política para lograr un cambio ante tanta necesidad que vemos en el país”, arengó Hotton en un acto de campaña reciente en Chivilcoy para apoyar -junto al pastor evangélico Eduardo Dadario (Avanza Libertad)- la precandidatura de Bea Sotera (JxC) a la intendencia de esa localidad bonaerense.
Larreta Hotton evangélicos
Horacio Rodríguez Larreta y Cynthia Hotton bendecidos por pastoras y pastores evangélicos
Postulaciones, sin bendición institucional
Ni la precandidatura de Hotton, ni de ninguna otra persona de fe que aparece en las listas para las próximas elecciones cuentan con la bendición de la Alianza Cristiana de Iglesias Evangélicas de la República Argentina (Aciera), que encabeza el pastor Christian Hooft. “Ningún partido político puede representar a las iglesias evangélicas, más allá de los evangélicos que lo integren. Si bien son miembros de nuestras comunidades de fe, lo cierto es que no representan a la iglesia evangélica en su conjunto y tampoco podrían atribuirse tal representatividad", advirtió la institución en una declaración difundida días atrás.
A quienes desde el evangelismo han optado por la misión político partidaria, Aciera les asegura oraciones, pero les recomienda: "No mezclar o confundir las funciones pastorales con la vocación por la cosa pública, siendo cuidadosos con la grey y respetando en todo las libertades y elecciones individuales de los creyentes".
No obstante, Aciera convocó el pasado domingo a las comunidades cristianas a rezar por las próximas elecciones nacionales, a fin de que –subrayaron- la ciudadanía tenga “la sabiduría necesaria” para elegir a sus autoridades de tal manera que “aquel adagio ‘vox populi, vox Dei’ sea expresado en las urnas”.
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Partidos propios y un triunfo mínimo sobre UxP
Menor suerte electoral ha tenido el evangelismo en su idea de crear partidos propios. Un ejemplo es el caso de UNO (Una Nueva Oportunidad), cuyas pastoras y pastores no han hecho elecciones buenas por afuera; por lo que han optado por sumarse a alianzas partidarias ya constituidas, en particular a la opositora JxC. La estrategia parecería estar dándoles resultados: ganan espacio, juegan políticamente en las internas y disputan lugares más importantes en las listas.
El pastor rosarino Walter Ghione, uno de los fundadores del espacio partidario evangélico, es la cara más visible de UNO. El diputado provincial santafesino apoyó recientemente a Maximiliano Pullaro en su postulación para la gobernación de Santa Fe. También fue quinto en la lista legislativa que encabezaba José Corral (Santa Fe Puede); pero el triunfo en la interna de la boleta que llevaba en primer lugar a la socialista Clara García (Adelante), lo relegó al decimosexto lugar en la tira de Unidos para Cambiar Santa Fe.
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Ghione, que dice haber aportado con la dirigencia local nucleada en Uno Chubut al triunfo histórico de Ignacio Torres para llegar a la gobernación de Chubut; ahora respalda a una mujer de su espacio, Patricia Werenicz, quien se autodefine “evangelista practicante y militante antiabortista”. La dirigente ocupa el segundo lugar de la lista del larretismo para el Concejo Deliberante de Lanús que lleva como precandidatos a Ignacio Moroni para la intendencia y a Diego Santilli a la gobernación bonaerense en la interna de JxC.
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El evangelismo también nutre con su dirigencia a Nueva Unión Celeste, otra agrupación surgida de la fusión de los partidos Celeste Provida y Nueva Unión Ciudadana y con buenos vínculos con el espacio libertario de Milei, aunque el 13 de agosto se presentará con una boleta sin rubro presidencial. La fórmula integrada por la activista católica antiaborto Ayelén Alancay y el dirigente autoproclamado “provida” Raúl Magnasco, va por el milagro de quedarse con la gobernación bonaerense para bloquear el segundo mandato de Axel Kicillof (UP).
En su corta vida partidaria, Nueva Unión Celeste ya ostenta un triunfo mínimo sobre UP, después de que se impuso en la disputa legal por el uso del pañuelo en el logo partidario y el color celeste en la boleta. El pleito lo dirimió el juez Alejo Ramos Padilla, a cargo del Juzgado Federal Electoral de La Plata, quien no dio lugar al planteo del oficialismo. “Había una clara intención política de no visibilizar a nuestro espacio”, dijo Alancay al conocer la decisión judicial que frenó lo que consideró “un intento de proscribirles el color celeste” por parte de UP.