Las charlas incluyen a la intendenta de Vicente López, Soledad Martínez, sucesora y mano derecha de Jorge Macri, y vicepresidenta del PRO nacional, y a algunos jefes distritales y dirigentes de larga trayectoria en la provincia de Buenos Aires que se ven marginados de la unidad peronista que contiene, por ahora, a Axel Kicillof, a CFK y a Sergio Massa.
La posibilidad de que el acuerdo prospere depende de diferentes factores. El más importante será la definición de Kicillof en su relación con la expresidenta. La ecuación es simple: si el gobernador decide independizarse del cristinismo para avanzar en un armado propio, tendrá el acompañamiento del peronismo díscolo, donde se anotan, entre otros, los intendentes Julio Zamora (Tigre), Fernando Gray (Esteban Echeverría) y Guillermo Britos (Chivilcoy). Si Kicillof evita la guerra, la dirigencia que se inscribe en este armado intentará cerrar un acuerdo con Martínez y este sector del PRO.
El PRO y La Libertad Avanza, un matrimonio imposible
“Ni siquiera había que comprarlos, estaban regalados. Y no los fuimos a buscar”. Apenas habían pasado unas horas desde que Mauricio Macri y Santiago Caputo cruzaron saludos en la cena de la Fundación Libertad cuando Sebastián Pareja, armador político de La Libertad Avanza (LLA) en territorio bonaerense por mandato de Karina Milei, salió a cortar con la dulzura y lanzó la frase que volvió a enfurecer al PRO.
Pareja respondía, así, a la acusación de Macri, que apuntó contra los dirigentes del PRO que pegaron el salto a LLA. “Los que tenían precio ya fueron comprados. El resto tenemos valores”, dijo el expresidente la semana pasada durante una recorrida por la provincia de Buenos Aires en la que se mostró junto al diputado Cristian Ritondo y al intendente de Mar del Plata, Guillermo Montenegro, dos de los dirigentes que más trabajan para alcanzar un acuerdo con la administración libertaria.
La declaración de Macri había tenido como objetivo exponer a quienes ya saltaron el cerco, como el intendente de Tres de Febrero, Diego Valenzuela, y frenar la salida de quienes desean seguir el mismo camino, como Montenegro. El lugar elegido por Macri para emitir la declaración fue Mar del Plata. Al intendente no le quedó otra que lidiar con la incomodidad.
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Pero el paso del expresidente por La Feliz fue parte de una recorrida que también incluyó Balcarce y Tandil, donde gobiernan Esteban Reino y Miguel Lunghi. Ambos radicales rechazan los coqueteos de una parte de la UCR con LLA y están en contra de cualquier fusión. Incluso Lunghi mantiene un diálogo fluido con el gobierno de Kicillof y está en la búsqueda de alternativas para enfrentar a Milei.
Los dos forman parte del grupo que conversó con Soledad Martínez sobre la posibilidad de avanzar con un armado que sería una suerte de reedición de Juntos por el Cambio versión 2025, que podría incluir a dirigentes del peronismo díscolo. El paso de Macri por sus distritos fue una señal de que el expresidente tiene en el radar la posibilidad de reflotar aquel frente electoral con actores que no quieren saber nada de sus pares libertarios.
Fuentes calificadas del PRO admiten que la posibilidad está sobre la mesa. La intendenta de Vicente López fue la primera en tantear si el diálogo tenía chances de prosperar. Se reunió varias veces con Zamora para hablar de la situación de la Primera sección electoral. Los diálogos empezaron el año pasado. La respuesta, en principio, fue positiva. En el PRO hay varios intendentes que rechazan el acuerdo con LLA. Muchos detallan los problemas que les generan los concejales libertarios en los municipios, con pedidos de informes, bloqueos y trabas a la sanción de sus presupuestos. Ven a los libertarios como una amenaza.
En ese sentido, la decisión de Kicillof de avanzar en el desdoblamiento de las elecciones de la provincia de Buenos Aires allana el camino. La campaña bonaerense, despegada de la nacional, permitirá la proliferación de sellos vecinalistas y el armado de frentes locales que podrán desentenderse de los partidos y referentes nacionales. A eso hay que sumarle que, en la provincia de Buenos Aires, habrá ocho elecciones diferentes, con boletas encabezadas por distintos referentes, según cada sección electoral.
La sobrevida del PRO, según el frente electoral
El esquema de la provincia de Buenos Aires pone al PRO frente a dos opciones: hacer un acuerdo con LLA o lanzarse al armado de otro frente con algunos socios conocidos y otros nuevos. En ambos casos, eso implicará la renuncia al sello propio. “No sería la primera vez. Ya lo hicimos en 2013 cuando fuimos junto con el Frente Renovador en la provincia de Buenos Aires”, recuerdan en el macrismo cuando el partido coló tres figuras en la lista de Sergio Massa.
El punto en cuestión es qué rédito electoral puede obtener en cada caso. A juzgar por las declaraciones de Pareja, la oferta de LLA para avanzar en una fusión no luce demasiado atractiva. Los libertarios ofrecen cobijo a los dirigentes que quieren pegar el salto, sin que eso implique una negociación entre partidos. “Ni siquiera quieren ceder el nombre. Nos tenemos que llamar todos LLA y pintarnos de violeta”, apunta el ala más macrista del PRO.
Los lugares a pelear en la lista son inciertos. Karina Milei tiene decidido armar nóminas con dirigencia libertaria pura. Ya está claro que a los aliados que ayudaron a LLA en el Congreso no les va bien. El diputado radical con peluca Martín Arjol, uno de los “87 héroes” que ayudó a sostener el veto a la reforma jubilatoria, quedó afuera de los acuerdos que la Casa Rosada cerró en Misiones y, también, del armado de la UCR. No hay piedad para nadie. ¿Qué destino les espera a los colaboracionistas PRO, como Diego Santilli?
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En este escenario hostil, un armado con fuerzas vecinalistas o de un frente sui generis en la provincia de Buenos Aires dejaría la negociación directamente en manos de los intendentes, con fuerza para mover aparatos y hacer campañas en sus distritos, razonan en el territorio.
Mientras tanto, a Mauricio Macri se lo ve cada vez más enojado. “Hace un año que gobiernan y no subieron ni un lugar en el ranking de transparencia mundial”, reprochó este viernes el expresidente, decidido a defender con toda su artillería la Ciudad de Buenos Aires. En la recta final, Milei directamente salió a hacer campaña al lado de su vocero, Manuel Adorni, con el objetivo de barrer al PRO. “Esto es kirchnerismo o libertad”, dijo Adorni.
El resultado de la Ciudad definirá gran parte de las incógnitas. Si el PRO sufre una derrota en la Ciudad a manos de los libertarios, deberá avanzar hacia un acuerdo bonaerense en condiciones desfavorables. Las dos semanas de campaña que quedan son clave. El macrismo tiene que lograr que su candidata, Silvia Lospennato, mida tanto como la marca PRO. Hay encuestas para todos los gustos.
El peronismo depende de Axel Kicillof
La posibilidad de que un sector del peronismo bonaerense quede la intemperie y selle un acuerdo con el PRO depende, exclusivamente, de la decisión que tome Kicillof. Eso fue parte de la conversación que tuvo el grupo de de dirigentes que se reunió el 1 de mayo en Tigre, en un cónclave encabezado por Zamora.
“Si Axel rompe con Cristina, nosotros estamos ahí para bancarlo. Si no, armaremos nuestro espacio. En esa unidad no tenemos lugar”, explica un dirigente de este sector a Letra P. El encuentro que tuvo a Zamora como anfitrión contó con la presencia de varios dirigentes que desconocen la conducción de Máximo Kirchner en el PJ bonaerense, como el exintendente de Hurlingham Juan Zabaleta; el dirigente de San Fernando Gustavo Aguilera; el exalcalde de Tres de Febrero Jorge Mangas; el exdiputado nacional y exintendente de San Martín Carlos Brown; enviados del intendente de Esteban Echeverría, Fernando Gray (que estaba de viaje en el exterior) y representantes de Mario Ishii; entre otros.
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La reunión de dirigentes del peronismo no K que armó Julio Zamora en Tigre.
Zamora enfrenta un doble desafío. En Tigre lo acecha la interna vigente con Massa y ahora, también, el desembarco libertario de la mano de otro apellido pesado: Nicolás Scioli, director del BICE y hermano de Daniel Scioli, encabezó esta semana la apertura de un local de LLA en el distrito y se perfila para ser candidato.
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Como otros intendentes peronistas, Zamora tiene línea abierta con Kicillof, pero el gobernador sostiene, por ahora, la unidad con CFK y Massa, al menos en lo formal. El vínculo está cada vez más tenso y nadie se anima a descartar una ruptura.