Después de una competencia de máxima exigencia, los deportistas de elite alternan baños de agua helada con otros de agua caliente. El tratamiento de contraste ablanda los músculos agarrotados, exhaustos. Sergio Massa aplica una lógica similar sobre un electorado contracturado por las tensiones de la economía que maneja a la par de que se postula para tomar el control de la Casa Rosada, pero con una táctica acaso más cruenta: primero un cachetazo de realidad, después una promesa de bienestar en un futuro condicionado por el resultados de las elecciones presidenciales. Es una estrategia audaz: apela a la capacidad de discernimiento de una sociedad enojada con el mundo.
1) "Agosto fue el peor mes de la economía de los últimos 25 años", dijo primero en la TV Pública. 2023 menos 25: 1998. El resultado de la cuenta es fuerte: según el ministro, el mes pasado el país estuvo peor, incluso, que en el período que siguió al estallido de 2001. Por eso, volvió a pedir perdón, como ha hecho durante toda la campaña.
Sergio Massa en Desiguales: "Agosto fue el peor mes de los últimos 25 años"
2) "El año que viene vamos a tener un gran año en la Argentina", prometió después en C5N. ¿Por qué? Una especie de festival de la inversión y las exportaciones hidrocarburíferas y de alimentos por la explotación de Vaca Muerta con el nuevo gasoducto y el fin de la sequía.
MASSA en DURO DE DOMAR: "Mi OBSESIÓN es SACAR al FMI"
-¿No es peligroso tirarse tanta tierra encima con diagnósticos catastróficos como el del peor mes de la economía en 25 años?- le preguntó Letra P a un massista con silla en la mesa de campaña de Unión por la Patria.
- Hay que decir la verdad, pero una cosa es lo que hay y otra lo que viene- respondió la fuente.
- Pero lo que hay es responsabilidad de él, que es el ministro de Economía.
- Una parte. Gran parte es de (Mauricio) Macri y otra, de (Martín) Guzmán- discriminó el operador y con eso explicó los esfuerzos del ministro candidato por sacarse algunos lazos por las patas y ponérselos a esas dos personas. Aunque sin nombrarlo, lo que dificulta su identificación como uno de los dos malos de esta película, al primer ministro de Economía del gobierno del Frente de Todos viene adjudicándole errores y negligencias de toda calaña, como hizo en esa entrevista con la TV Pública. "Hubo gente que tuvo la oportunidad y no estuvo a la altura", le reprochó y enumeró: no acumuló reservas cuando pudo hacerlo, tardó en renegociar la deuda con privados y con el Fondo pero siguió pagando vencimientos y financió toda la asistencia de la pandemia con emisión y "hoy la gente lo paga con inflación". En C5N atendió al expresidente. "Vivimos con un gran cepo, que es el que dejó Macri producto de la deuda exorbitante que tomó para pagarles a los que habían venido a timbearla a la Argentina", le dedicó.
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Estamos mal, pero vamos a ir bien
El massismo reconoce que el Gobierno "ha sido malo", que "tiene 80% de imagen negativa" y que "la gente está recaliente". Por eso, evalúa, el voto bronca que concentró en las PASO el ultraderechista Javier Milei.
A pesar de eso y de que lleva 13 meses conduciendo la economía a discreción y siendo el frontman excluyente de la administración nacional -casi como un primer ministro- por el derrumbe irreversible de la autoridad presidencial de Alberto Fernández y la deserción voluntaria de Cristina Fernández de Kirchner, Massa entiende que puede despegarse de todo eso -lo dijo una vez en TN: él, por ahora, es candidato, no presidente- y que le crean cuando promete un futuro mejor. "Por eso damos primero las malas noticias, con realismo, y después explicamos por qué el que viene es el año de la esperanza", explican en el búnker upeísta de la calle Mitre.
Massa, en definitiva, elige creer. Las unas dirán si el electorado también.