El gobernador tuvo que pausar la disputa por el liderazgo del peronismo. Primera fila en la misa de CFK y televisión. La condena es política, desacreditó.
Axel Kicillof.
El fallo de la Corte Suprema que dejó firma la condena que manda presa a Cristina Fernández de Kirchner por corrupción obligó a Axel Kicillof a pegar un fuerte volantazo: en 48 horas pasó de enemigo íntimo que se animó a disputar el liderazgo del peronismo a la voz de respaldo más notoria de la expresidenta.
"Es un fallo vergonzoso" que esconde "intereses políticos", dijo este martes el gobernador de Buenos Aires, y abundó: "Hoy es un día negro para la democracia argentina".
No fue un pronunciamiento a la pasada en respuesta a una pregunta de un movilero en un amontonamiento de militantes que repudiaban la decisión judicial. Kicillof salió por teléfono en vivo en C5N con el entrevistador designado del kirchnerismo, Gustavo Sylvestre. Traducción: el mandatario bonaerense decidió pausar la interna y ejercer, al menos por unas horas, de vocero de CFK.
El gobernador había dado el primer gesto de corrección política el lunes por la tarde, cuando se presentó, acompañado por figuras de su gabinete y un grupo de intendentes afines, en la sede del Partido Justicialista, donde Cristina convocó a sectores diversos del peronismo y a su militancia para repudiar lo que ya se esperaba que ocurriera. El gobernador aceptó sentarse en primera fila.
Eso sí: primero había reunido a 42 intendentes que le responden bajo el paraguas de su Movimiento Derecho al Futuro y había enviado señales difusas sobre lo que haría más tarde. El cristinismo temía que evitara la exposición y mandara representantes a Mathew 130.
Este martes, al caer la noche, publicó un extenso posteo en Twitter en el que aseguró que la ratificación de la condena a CFK por parte de la Corte "termina de consagrar una auténtica infamia" y es "un nuevo capítulo en la larga historia de ataques al peronismo y a quienes, como ella, se atrevieron a transformar la Argentina en favor de las mayorías".
Ese manifiesto, la entrevista que brindó después en C5N y el silencio que mantenían las fuentes que suelen vocear off the record al mandatario permitían vislumbrar la estrategia diseñada por el kicillofismo para estas horas: declaraciones limpias y cero especulaciones políticas sobre cómo planea el gobernador administrar el tiempo político que se abre.
La actitud del mandatario encaja con la cautela que domina al conjunto del peronismo bonaerense, que, en shock, le puso pausa a la interna para seguir con atención el progreso de una crisis sin precedentes que "abre una caja de Pandora", según la definición que ensayó ante Letra P un dirigente kicillofista.