El gobernador pampeano, Sergio Ziliotto, es un eximio equilibrista. Aunque viene siendo uno de los escuderos federales que se planta más firme contra la motosierra de Javier Milei, en la discusión interna del peronismo no abandona su clásica prudencia a la hora de analizar las acciones y reacciones.
Ante la reaparición pública de Cristina Fernández de Kirchner con una carta pública que publicó en las redes sociales, Ziliotto dice que en el camino de solidez que el peronismo busca para su destino “tienen que estar todas las voces”, pero también reniega de algunos coletazos de los nuevos tiempos: reclama más Congreso y menos redes.
El gobernador de La Pampa, uno de los que se anima a tomar el bastón de mariscal, como pidió CFK el año pasado, y quiere nacionalizar su impronta de clara resistencia para contagiar al resto de sus pares peronistas, interpreta que es en la Cámara de Diputados y en el Senado donde el espacio necesita hacerse fuerte no sólo en número, sino en su capacidad de generar contenido político y proyectar.
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Sergio Ziliotto y el equilibrio justo
La reaparición de CFK fue una bomba en las redes, en la opinión pública y también en el campamento peronista, donde sacudió algunas modorrras y despertó, por un lado, ansias de que vuelva a ponerse las ropas de conductora y, por otro, rictus de algún desencanto de quienes hubieran preferido que se prolongara el silencio.
Ziliotto busca un punto medio, pero por las dudas levanta la voz y pide que no maten a la mensajera; además, en un contexto en el que sin medias tintas fustiga al Presidente por su discurso “violento y de odio”.
Frente al virtual “juicio político” que tironea los dichos y los hechos de CFK, el gobernador pampeano apunta ante Letra P: “Si queremos fortalecer la democracia y las instituciones, tenemos que respetarnos, tomar lo que creemos que está bien y desechar lo que no, pero no defenestrar la posición que tiene otro dirigente”.
-¿Pero la aparición de Cristina es útil para la unidad del peronismo o al contrario?
-La política argentina tiene que escuchar más, charlar más, consensuar más y tomar decisiones. Hoy por hoy, lo primero que se hace es atacar al mensajero y no el mensaje. Cuando en La Pampa fijamos una posición, que no hace más que representar una voluntad popular y defender un modelo de provincia o nuestra idiosincrasia, no nos debaten las ideas, sino cuestiones personales, o ponen en foco el alineamiento ideológico del mensajero. Hay que discutir los mensajes, es la mejor forma de tener una Argentina con desarrollo pleno e inclusión, y para eso tienen que estar todas las voces. Estamos bajando muchísimo el debate y la discusión, acompañado por algo que no se puede soslayar y tiene que ver con la evolución de la sociedad, pero hoy se discute política por las redes y el Congreso está vacío; son cosas que tenemos que recuperar entre todos.
En La Pampa, como en todos lados, la figura de CFK despierta amores y odios. El PJ ortodoxo de la provincia tuvo severos enfrentamientos con ella, sobre todo porque cuando era presidenta desembarcó con la idea de instalar un candidato a gobernador propio para 2015 y fustigó con dureza a los dos viejos caciques, Rubén Marín y Carlos Verna. Eso le costó alejamientos y pases de facturas, por más que hubo también lunas de miel y reconciliaciones.
Ziliotto, dirigente de otra generación, tendió puentes más claros con el kirchnerismo, a tal punto que su vicepresidenta en el PJ pampeano es María Luz Alonso, principal figura de La Cámpora y mano derecha de Cristina como su secretaria Administrativa en el Senado.