SANTA ROSA (Corresponsalía Patagonia) El expresidente Mauricio Macri terminó sus vacaciones en el sur del país y se metió en el barro preelectoral: voló hasta La Pampa para mostrarse con el diputado nacional Martín Maquieyra, que afrontará el próximo domingo 12 de febrero a su par radical Martín Berhongaray en la primera interna modelo 2023 de Juntos por el Cambio.
En modo salomónico en la interna amarilla, Macri no fue del todo efusivo en su respaldo a Maquieyra, delfín del alcalde porteño Horacio Rodríguez Larreta. Cuando le preguntaron si lo veía ganador, sentenció: “Le tengo fe”. Como contó LetraP, Patricia Bullrich y otras figuras irán al distrito para compartir la eventual victoria y cargarle la posible derrota al alcalde.
Al fundador del PRO también se le escaparon elogios hacia el gobierno provincial peronista, comandado por Sergio Ziliotto, al que su partido a nivel local fustiga de manera impiadosa. Macri destacó que en La Pampa “hay prolijidad en los números” y que las gestiones “siempre han transmitido sensatez”. Aclaró que de todos modos su expectativa es que Juntos por el Cambio sea gobierno en la provincia para que haya “alternancia en el poder”, y diferenció su mirada respecto del gobierno nacional, “el peor peronismo de la historia, un ejército de demolición”.
Apenas arribó a la provincia este sábado, Macri dio una charla para convencidos. En la sede de la fundación Pensar, el auditorio se pobló con seguidores del partido que oyeron el sueño de PRO de “20 años sin populismo”. Respecto de sus ambiciones presidenciales, el exmandatario fue ambiguo: “No estoy anotado”, dijo. En paralelo, el exsenador Federico Pinedo auguraba que no sería candidato.
“Se viene un cambio de era, de espiritualidad. Hay que creer en el amor, en la familia, los amigos, la Patria. Eso que transmitió la selección en el mundial”, apeló Macri a la Scaloneta. “No queremos más delirios mesiánicos, queremos gente trabajando en conjunto, privilegiando el equipo”, insistió.
Después de ese monólogo, el jefe PRO compartió una caminata por comercios céntricos de la capital, Santa Rosa. Si bien Maquieyra eligió los negocios a visitar, no faltaron algunos momentos incómodos: un peatón le gritó “delincuente” y otro ironizó con su regreso de las vacaciones. En la recorrida estuvieron la precandidata a vicegobernadora Josefina Díaz y el precandidato a intendente, Martín Ardohain. Macri desembarcó únicamente en Santa Rosa aunque el territorio más firme para Maquieyra es General Pico, segunda ciudad en volumen electoral de la provincia, en la zona norte. Como buen anfitrión, Maquieyra le tiró algunas flores al invitado: “Lo recibieron como lo que es, un gran Presidente”.
Originalmente la visita estaba programada para el jueves, en coincidencia con la lectura de la sentencia por el infanticidio de Lucio Dupuy. Las previsiones sobre un aprovechamiento político del PRO, que salieron incluso de algunas bocas de dirigentes radicales locales, facilitaron la postergación. Tampoco apareció Miguel Pichetto, que en principio se había anunciado que lo acompañaría. En La Pampa, hay dirigentes locales del Peronismo Republicano que prefieren una derrota de Maquieyra en la interna frente al radicalismo.
Estrategia exacerbada
La jugada del PRO en La Pampa es nacionalizar la puja contra el radical Martín Berhongaray, también diputado nacional, aun cuando la “porteñización” de Maquieyra sea uno de los cuestionamientos principales en un escenario en el que la UCR se jacta de defender los intereses pampeanos.
La táctica del PRO se exacerbará la semana que viene: llegarán a La Pampa la presidenta del PRO nacional Patricia Bullrich y la diputada nacional María Eugenia Vidal. La dirigencia macrista también usa esos espaldarazos para marcar la cancha y, ante un eventual triunfo de Maquieyra impedir que todo el rédito lo acapare su verdadero padrino, Larreta, que fue el primero en darle apoyo cuerpo a cuerpo.
El radicalismo tuvo apoyos nacionales a través de declaraciones de la plana mayor dirigencial y de una expresión formal del último encuentro del partido nacional, en Mar del Plata. Pero su apuesta es a la estructura que tiene extendida en el territorio pampeano, con comités y afiliados en los distintos puntos cardinales y con intendentes que gobiernan algunas comunas de importancia.
Las elecciones del 12 de febrero no son PASO y se hacen “a la pampeana”: no son obligatorias para la ciudadanía y en época estival se augura una participación no tan masiva. En todos los casos pueden votar personas afiliadas a los partidos de Juntos por el Cambio, o independientes, pero no quienes tengan su afiliación en otras fuerzas. Hay un par de antecedentes de postulaciones similares en las que el radicalismo hizo pesar con cierta holgura su estructura provincial, cuando Juan Carlos Marino y Daniel Kroneberger vencieron en un par de ocasiones al postulante macrista de turno, como el exfutbolista Carlos Mac Allister.