Un Consejo de la Magistratura federal

El candidato para ocupar un asiento en el órgano judicial busca potenciar el interior y publicar las sesiones. "Más federalismo es más transparencia", afirmó.

El Consejo de la Magistratura, como órgano encargado de administrar los recursos del Poder Judicial y, entre otras cosas, de nombrar o remover magistrados, no presta un correcto funcionamiento como espacio de escucha si no se preocupa en atender las necesidades de la abogacía del interior.

 

Cada abogado y abogada en cada rincón del país merece el reconocimiento de sus agendas, que durante mucho tiempo vienen siendo postergadas por el centralismo de las capitales.

 

Vengo recorriendo todo el país, aprendiendo de primera mano en cada lugar que visito los requerimientos urgentes y que no son reconocidos a nivel nacional. Como candidato a ocupar un lugar en la Magistratura, me siento con la obligación y el compromiso de representar esas necesidades impostergables que van desde ocupar las vacantes del interior hasta transparentar nuestro debilitado sistema judicial.

 

Nuestro rol es el de un equipo de abogados que trabaja para lograr una verdadera representación federal para las abogadas y los abogados de todas las provincias. No puede ser que el Consejo de la Magistratura sólo funcione en la Ciudad de Buenos Aires, y que toda la agenda político-mediática gire en torno a Comodoro Py.

 

Las herramientas que nos brinda la democracia están para que sean utilizadas de manera tal que nadie sea excluido. Por eso la justicia, a través de la Magistratura, debe cambiar muchas cosas. Tenemos que avanzar hacia más federalismo, llevar al Consejo a todas las regiones de la república, no solo a las grandes ciudades.

 

Más federalismo también es más transparencia, algo que requiere también la justicia argentina de hoy. El funcionamiento en general del Consejo y las sesiones y comisiones en particular deben ser públicas, filmadas y transmitidas por todos los medios porque estamos hablando de un órgano vital para la justicia y, por ende, para la República. Cuando el pueblo mira, también puede controlar.

 

Esa tarea, la de federalizar y transparentar el funcionamiento del Consejo de la Magistratura es impensable sin la labor de los miles y miles de defensores que recorren los tribunales todos los días.

 

Por eso trabajamos por un genuino control público de los actos de la Justicia y, en este camino, el rumbo también es que todo el mundo rinda cuentas de lo que hace y deja de hacer en un servicio crucial para la democracia.

 

En cada lugar que me toco visitar escuchamos las innumerables necesidades de las y los abogados que día a día recorren los tribunales federales y que, respecto de su anhelo de mejorar el funcionamiento de la Justicia, ven que el Consejo de la Magistratura y la representatividad de ellos en este órgano de toma de decisiones es fundamental. En este sentido, como abogado laboralista, pienso ser un abogado que defienda los intereses de la abogacía; un abogado para las abogadas y los abogados.

 

Continuaremos visitando todo el país para transformarnos en la voz de las necesidades del interior. Parte de comenzar a reconstruir un dañado sistema judicial es precisamente la federalización. Recorrimos todos los territorios posibles del país para llevarnos esas agendas que hoy no son escuchadas.

 

Estuvimos en Jujuy, Salta, Tucumán, Catamarca, Córdoba, Mendoza y Rosario. También en la Ciudad de Buenos Aires. Recorrimos, además, el interior de la provincia bonaerense: pasamos por Mar del Plata, San Nicolás, La Plata, Avellaneda, Lanús, José C. Paz, Quilmes, Morón, Moreno y General Rodríguez.

 

Creemos que no es posible solucionar todas las dificultades que enfrenta la justicia si ésta no abre sus puertas al control público, a la transparencia y especialmente a la federalización. El camino está marcado por los abogados y abogadas del interior, que piden desde hace tiempo un lugar de representación legítima.

 

Hoy tenemos la posibilidad de alcanzar una primera meta: que la abogacía tenga voz y voto en el Consejo de la Magistratura. La derivación de reconocer nuestra profesión es el primer paso para encarar una reforma judicial que termine con los centralismos y encare un proceso de normalización para que podamos volver a creer en la Justicia. Sin la abogacía escuchada, ese proceso será imposible de cumplir.

 

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