-El otro día, el presidente del bloque de Argentina Federal decía que en Brasil un militar de derecha como Jair Bolsonaro podría ser presidente. El que puede ser presidente y gana en primera vuelta se llama Luis Inácio "Lula" da Silva. Y si no puede ser presidente, ¿sabe por qué es, senador? Porque lo metieron preso porque ganaba las elecciones. ¿Le suena? A mí me suena mucho.
Hace exactamente cuatro años, el 22 de agosto de 2018, la Cámara alta aprobaba por unanimidad la autorización solicitada por el fallecido juez Claudio Bonadio para allanar los domicilios de Cristina Fernández de Kirchner, por entonces senadora por la provincia de Buenos Aires. En una sesión caldeada, sentada en su banca, la expresidenta mantuvo un intenso cruce con Miguel Ángel Pichetto, que un año después se convirtió en compañero de fórmula presidencial de Mauricio Macri. Fue ella quien hizo alusión a la proscripción de Lula en Brasil. Fue Pichetto quien le respondió que no seguiría la misma suerte. En el recinto, el discurso de la entonces senadora sonó a lanzamiento de candidatura presidencial para 2019. "No me arrepiento de nada", sentenció sobre su gobierno.
Lo demás es historia conocida. Un año después, Cristina salió de gira con su libro Sinceramente, encolumnó al peronismo, reconstruyó acuerdos y negoció pero, finalmente, desoyó el operativo clamor del núcleo duro, que le pedía que volviera a pelear por Presidencia, y se movió al centro para asegurarse el triunfo con la designación de Alberto Fernández como candidato. Para ella, se reservó el segundo lugar.
El clima de 2018 vuelve a flotar en el aire. “Lo que está pasando es casi calcado”, apunta un dirigente de primera línea del Frente de Todos (FdT) que dialoga con el Presidente y la vice. A un año de las elecciones, Cristina enfrenta una situación judicial compleja, ocupa el centro de la escena política, consiguió el apoyo de todas las tribus peronistas y su dirigencia más fiel comenzó a agitar el operativo “Presidenta 2023”.
“Es la consecuencia natural de lo que se generó en estos días, pero no es la causa final, no es la motivación por la cual nos unimos para defender a Cristina. Falta mucho para 2023”, agrega un hombre de confianza de la vicepresidenta, que vincula las expresiones con una reacción de autodefensa del peronismo más que con un plan electoral real.
En el entorno de la vice tampoco alientan las versiones. Que la exmandataria se haya colocado el otro día, en la puerta de su casa, una gorrita con la leyenda “CFK 2023” pudo haber sido una mera coincidencia o un simple mensaje de que jugará sus fichas en las próximas elecciones, aunque no necesariamente como candidata presidencial.
“Como en 2019, terminará decidiendo ella”, dicen en el kirchnerismo. Las opciones están sobre la mesa y ya se barajan en las charlas de café. Una esboza que Cristina podría repetir la fórmula que usó hace tres años con Fernández para reemplazarlo por otro candidato del peronismo de centro, que esta vez sería Sergio Massa. La posibilidad está atada al eventual éxito del tigrense como ministro de Economía. En ese caso, ¿Cristina repetiría la jugada y volvería a ser candidata a vice?
Otra línea garabatea la teoría de la “Y”: dos boletas a nivel nacional y una sola en la provincia de Buenos Aires. Eso implicaría unas PASO nacionales que enfrentarían a dos líneas del peronismo, una más de centro, con Massa como candidato, y otra más kirchnerista, que llevaría a Eduardo de Pedro; mientras que en la provincia de Buenos Aires habría acuerdo para mantener una única opción, con Axel Kicillof en la pelea por la reelección. En ese caso, la vice sería candidata a senadora y acompañaría, con su boleta, a todas las ofertas. La moneda está en el aire.
Fuera de las especulaciones del oficialismo queda el presidente Fernández, que la semana pasada, en la entrevista que le concedió al canal TN, remarcó que la reelección “es lo último” en lo que piensa en este momento. La tribu cristinista celebró esa declaración. Una de las actitudes del Presidente que más fastidio generó en Cristina y en su entorno fue que, tras la derrota electoral de 2021, el pasado noviembre, Fernández hablara sobre su posible segundo mandato y anunciara que el FdT debía discutir las candidaturas presidenciales en una gran primaria en las PASO 2023.
Ahora, el Presidente decidió, al menos, bajarle el tono a la carrera. Dirigentes con acceso a su despacho dicen que, incluso, Fernández está dispuesto a bajarse de la contienda para apoyar a un candidato que pueda encarnar la renovación del peronismo y del proyecto kirchnerista cuando, en 2023, se cumplan 20 años de la llegada de Néstor Kirchner al poder.