Roby Martínez Álvarez

Racing, teatro de operaciones del cuñado de Larreta que descubrió CFK

Juega al fútbol con el juez Giménez Uriburu y el fiscal Luciani. Llegó a la Academia por pedido del alcalde y vetó en las redes a Milito. Blanco, equilibrista.

Quizás como nunca antes en su vida, esta semana Roby Martínez Álvarez sufrió y disfrutó haber quedado dentro de los hashtag militantes que él tanto desaprueba como la persona encargada del departamento de marketing y comunicación de Racing. De repente, Roby asomó en el primerísimo primer plano de la filosa escritura de la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, quien con un hilo de tuits movió el amperímetro de la agenda mediática nacional: publicó dos fotos del equipo de fútbol en el que jugaban el presidente del Tribunal Oral Federal 2, Rodrigo Giménez Uriburu, y el fiscal Diego Luciani en la quinta Los Abrojos, del expresidente Mauricio Macri. En la segunda imagen, CFK marcó con un círculo a Roby, no por su responsabilidad en Racing, sino por la relación de parentesco que lo llevó al club de Avellaneda hace casi cinco años. “En el ‘mismo equipo’ juega Roby Martínez, cuñado del candidato presidencial de Cambiemos para 2023, Horacio Rodríguez Larreta. Pensar que me armaron una causa porque decían que un día lo habían visto al Juez Cassanello en Olivos”, escribió en Twitter la exmandataria.

 

Roby Martínez tiene experiencia en esos torneos de fútbol de la élite argentina: durante más de una década organizó partidos y campeonatos en Nordelta, el barrio privado más grande del país. Sin embargo, no fue esa veta futbolero-empresarial la que lo hizo ingresar al radar de los medios, sino otro: Racing.

 

Desde que llegó al club de Avellaneda para ocuparse del área de comunicación, Martínez generó ruidos y molestias internas que se expresaron de distintas maneras. Había integrado la lista que encabezó el abogado Mariano Cúneo Libarona en 2014, pero lo que no pudo por las urnas, lo logró por su trabajado capital social: su llegada se concretó a partir de una petición que le hizo el actual alcalde porteño a Víctor Blanco; y que el presidente de Racing concedió. 

 

Ese padrinazgo político le permitió aumentar su incidencia comunicacional en Racing, al punto de que ordena no subir algunos contenidos –la mayoría de las veces vinculados a efemérides políticas, de derechos humanos o de ampliación de derechos– a las redes sociales del club. Eso le vale cuestionamientos y peleas internas. A veces logra imponerse. Otras veces, no.

 

El cenit de esa línea editorial que quiere establecer sucedió hace algunos años, cuando ordenó no nombrar a Diego Milito en las redes sociales del club luego de que exfutbolista anunciara su renuncia a la Secretaría Técnica. Además de la desaprobación de Blanco, ese veto le valió la crítica de hinchas y la indignación del propio Milito, al que Roby siempre intentaba cautivar cuando el ídolo se ocupaba de todo el fútbol de la institución.  

 

Linajes y dobles apellidos

Roby se define como peronista, una autopercepción que puede tener una raigambre familiar: su padre es el abogado Roberto Daniel Martínez, quien ocupó distintos cargos políticos (en el Ministerio de Justicia, la Dirección General de Rentas o el Instituto Provincial de Loterías y Casinos de la Provincia de Buenos Aires) y durante 34 años fue el apoderado general de la Unión Ferroviaria que dirigía José Pedraza

 

Con empresas en diversas áreas, exsocio del abogado Ignacio Sáenz Valiente (“el señor de los barbijos”), de buena relación con Fernando Marín –exgerenciador de Racing– y con el exministro de Trabajo Jorge Triaca; el vínculo político más fuerte de Roby lo tiene a través de su pareja, Ximena Vallarino Alfaro Díaz Alberdi, la hermana por parte de la madre de Rodríguez Larreta.

 

Roby no es la única persona cercana al jefe de Gobierno porteño en la política de Racing. En la anterior comisión directiva estaban Patricio Rotman, amigo del mandatario capitalino, y Gabriel Astarloa, procurador general de la Ciudad. Los dos, junto a Roby Martínez, fueron los nombres que surgieron en 2017, luego de que Larreta se puso al hombro la campaña a favor de Blanco al enviar un mail, sin eufemismos, a las personas afiliadas al club: “Este domingo vamos todos con Víctor”.

 

Si hay algo que sabe hacer Blanco es surfear la grieta. La prueba es que tanto Rodríguez Larreta como Máximo Kirchner simpatizan con el actual presidente. Así como Roby Martínez fue un pedido del alcalde porteño, hubo dos cargos de la comisión actual que pasaron por el tamiz del diputado del Frente de Todos: Máximo aceptó a Diego Bossio como protesorero y pidió al abogado de derechos humanos Diego Ciochi como vocal.

 

Roby Martínez junto a la comisión directiva de Racing

Aunque hace lo imposible por estar, Martínez no forma parte de la mesa chica de decisiones del presidente del club, integrada por su hija Bárbara Blanco (secretaria), Alfredo Chiodini (vicepresidente primero), Christian Devia (secretario general) y Pablo Mena (tesorero).

 

A Blanco, sus laderos y rivales le asignan una virtud: siempre cae bien parado. Sabe acomodarse a las condiciones climáticas de época. Es lo que hizo desde que asumió en el club, en 2013, en medio de una fuerte crisis institucional. “Fue el primer kirchnerista, después el primer macrista y más tarde el primer albertista”, lo definieron una vez. Aunque quizás no lo sepa, Roby Martínez es parte de esa estrategia. 

 

El gobernador de Santa Fe Maximiliano Pullaro y dos puntales de la media sanción del Senado, la vicegobernadora Gisela Scaglia y el presidente de la UCR Felipe Michlig.
Axel Kicillof.

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