FASE M

Massa salve a la reina

Cristina ya perdió un alfil: el Presidente está fuera de combate. Solo el hincha de Tigre tiene espalda para protegerla. Jaque a su Frente de Todos.

Cuando las papas se queman, hay que sacarlas del horno. Quien se anime -se llame Pedro, Juan o Roberto; sea rubio, morocho o pelirrojo- que dé un paso adelante. Vamo y vemo, dijo la Turca. Esa es, hoy, la doctrina CFK: que Sergio Massa salve a la reina para que no quede tan desprotegida que la crisis termine exhibiéndola, sin intermediarios ni atenuantes, como la responsable primera y última del eventual fracaso del Frente de Todos, la criatura imperfecta que supo construir.

 

Cristina ya perdió un alfil. El que eligió en 2019 para mandar al frente de batalla está fuera de combate. Alberto Fernández quiso, a su modo, gobernar. Intentó usar la lapicera que le dio ella. Se envalentonó con la primavera que, en el amanecer de la pandemia, le dio niveles astronómicos de aprobación pública a su manera de ejercer el poder -codo a codo con su amigo Horacio, por ejemplo-.

 

Dicen que se encerró, que no escuchó, que no la vio. Resistió, siempre a su modo -no rompió, dicen-, la presión interna para que reaccionara. No hizo caso a las 19 advertencias de la concedente del poder. Perdió las elecciones. Cambió sin cambiar. Bancó a Martín Guzmán, su propio alfil, y cerró un acuerdo con el Fondo que terminó de quebrar la coalición que lo había empoderado.

 

Siguió resistiendo. Siguió bancando a Guzmán. La inflación descontrolada se llevó puesto al ministro. Siguió resistiendo. Estiró la agonía de su minigobierno y, con la venia de la vice, dio el último golpe en la mesa: rechazó el plan de Massa, el otro alfil del Frente de Todos, y aplicó cirugía menor. Silvina Batakis duró 24 días. Se la cargó el mercado, que quería -siempre quiere- más sangre y no se comió eso del respaldo que Cristina nunca verbalizó.

 

El brazo no le dio más al Presidente y, ahora atenazado por la alianza menos pensada de CFK y el autocandidato a superministro, no pudo más que ceder. Capituló. Quedó tirado a un lado del tablero.

 

Acaso la reina haya apretado el puño debajo de la mesa. Quizá haya celebrado. Sin embargo, enseguida se habrá sentido desnuda. Vulnerable. Expuesta al avance de los caballos y los alfiles enemigos que la acechan: la oposición, el Partido Judicial, los poderes fácticos concentrados y sus peones en los medios. ¿El pueblo? El pueblo la ama, pero puede ser cruel cuando es llamado a las urnas. Es la economía.

 

Cristina no ama a Massa, pero lo necesita. Necesita que se lleva las marcas, que tome la lapicera, que se haga cargo de las decisiones ejecutivas. Que saque las papas que se queman en el horno de la crisis económica y social. Que la proteja de las huestes que prepara el enemigo y del fuego amigo, porque el palo fuerte siempre viene de adentro. Que Grabois tenga alguien a quién putear.

 

Sí, es cierto: el decreto de necesidad y urgencia que convierte a Massita en el chico superpoderoso es, en sí mismo, una derrota para CFK. El hincha de Tigre es hincha de Estados Unidos, es hincha de los titulares, es hincha de la mano dura… El hincha de Tigre quería borrar a los ñoquis de La Cámpora. Un horror. No importa: el kirchnerismo -el todismo- bancará sin chistar. El espanto es grande.

 

Así y todo, el hincha de Tigre es, también, un hábil vendedor de ilusiones y es, además, un fundamentalista del optimismo, como Daniel Scioli, otro sapo que la Jefa supo tragarse alguna vez -la flaqueza del banco de relevos del cristinismo, otro tema para ver en terapia-.

 

Hasta ahora, en estos días de primavera, Massa está dignificando. Todas las luces le apuntan a él y ella, aunque asomó la cabeza en una imagen sin palabras, se mantiene en la retaguardia, semiprotegida.

 

Este miércoles, después de una jura a lo Massa, con 500 personas invitadas y una pompa digna de la asunción de un nuevo gobierno, el alfil 2 anunciará el salvataje. Como escribió Ariel Maciel en Letra P, puede fallar. ¿Y si falla? ¿Y si no alcanza con el paquete all inclusive que promete el chico superpoderoso? ¿Hay en el tablero del Frente de Todos otra figura capaz de cargar semejante escudo si con ese peso no pudieron los dos únicos socios con asiento en el directorio de la coalición peronista?

 

Si la reina perdiera a su otro alfil, ¿quién podría ayudarla a evitar el jaque mate en diciembre de 2023?

 

El fiscal de Reconquista, Aldo Gerosa, al borde de la destitución. 
Osvaldo Fernández y Rogelio Frigerio.

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