PROYECCIÓN '23

Volver, mientras puede: el plan de Urribarri para despertar al PJ entrerriano

Condenado a ocho años de cárcel, se la juega en Casación. Regresa a sus pagos para "hacer ruido", le dijo a Letra P. Ve al peronismo paralizado ante Frigerio.

CONCORDIA (Corresponsalía Entre Ríos) "Pase lo que pase, nunca voy a dejar de hacer política", se descargó por redes sociales Sergio Daniel Urribarri  aquel 7 de abril, después de más de 12 horas de lectura de la dura condena por diferentes delitos contra la Administración Pública cometidos entre 2010 y 2015, período de su última gobernación en esta provincia. 

 

Dos meses después del fallo de primera instancia que lo sentenció a ocho años de prisión e inhabilitación absoluta perpetua para ejercer cargos públicos, El Pato juega a dos bandas: con su defensa apelando la sentencia ante el tribunal de Casación, aprovecha que la condena no está firme para regresar a su provincia tras la renuncia al cargo de embajador en Israel y piensa en hacer política.

 

En su entorno más íntimo aseguran que vuelve para mover el avispero de la dirigencia peronista local, que vuela bajo frente a encuestas que muestran a Rogelio Frigerio como el próximo gobernador de la provincia. “Están anestesiados y hay que despertarlos”, dicen por lo bajo.  Urribarri considera que podría despertar a la dirigencia. “Vuelvo para hacer un poco de ruido, primero desde abajo y después veremos hasta dónde puedo llegar, sin hacer ninguna locura” reconoció el exgobernador a Letra P.

 

Piensa instalarse en Concordia, donde tiene su residencia familiar. Sus días en tierra charrúa tendrán reuniones vecinales, ping pong, asados y bailes en alguna peña folclórica con alguna “doña”, como solía llamar él a las mujeres de la militancia barrial. “Vuelve a hacer política, con la gente, desde abajo... no va a ir a reuniones dirigenciales”, vaticinan en su círculo en la provincia. Se sabe: nadie va a querer sacarse una foto con Urribarri. 

 

Desde que se conoció el fallo que lo encontró culpable, todo el arco político de Entre Ríos lo llamó para respaldarlo. Referentes municipales, figuras de la Legislatura y hasta las primeras líneas de gobierno provincial. Todo, en privado. En público, solo apareció “la compañerada”. El “miedo” en la dirigencia entrerriana, comentan en su entorno, es la explicación de por qué ninguno de los dirigentes en la provincia iría a esperarlo al aeropuerto. “Hay miedo a algunas plumas y también a la persecución, que no es para cualquiera. Los entiendo”, comentó Urribarri a este medio.  

 

Es la primera vez, desde 1987, que no tiene un cargo político. Sin embargo, asegura que es la primera vez que se siente libre para hablar. “Vuelvo para aportar a la resurrección del peronismo”, anuncia.

 

En un año preelectoral, el regreso de quien fuera dos veces gobernador activa la retaguardia de propios y extraños, pero él anticipa que lo suyo será “la gente que cooperó con la gestión”. 

 

La pregunta por 2023 sobrevuela en el aire. Político de raza, el Pato no resigna sus impulsos y, hasta ahora, su situación judicial no le impide ser candidato –salvo a la gobernación, pero por freno constitucional-. Por las dudas, él ya avisa que lo suyo no es la diplomacia. De hecho, el fallo judicial no hizo más que anticipar una renuncia que ya estaba decidida de antemano. Urribarri pensaba volver en octubre y festejar los 64 años con los primeros calores del hemisferio sur.

 

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Aníbal Fernández. 

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