A mediados de marzo pasado, cuando se recuperó de un covid que la tuvo fuera de la cancha varias semanas, Malena Galmarini se subió a una intensa agenda. Con actividades de gestión de Aysa, la empresa que preside, desembarcó en cinco municipios del conurbano y se reunió con intendentes peronistas de distintas vertientes y macristas.
Casi Todos. Galmarini, en foto-mensaje para el albertismo con Kirchner y Kicillof
En el medio, fue la enviada del Frente Renovador en la famosa reunión en la sede de la gobernación bonaerense junto a Axel Kicillof y Máximo Kirchner y el resto de las fuerzas que integran el Frente de (Casi) Todos en la provincia, para la “institucionalización” del espacio a nivel bonaerense, una foto de alto contenido político -en esa imagen, el albertismo brilló por su ausencia-. Protagonizó, además, un comentado y picante cruce con la vocera presidencial Gabriela Cerruti.
A pesar del raíd de actividades, Galmarini mantiene un perfil bajísimo. Desde el año pasado, cuando comenzó a despuntar la crisis interna en el Frente de Todos, la presidenta de Aysa apenas dio algunas entrevistas en los medios, no hizo declaraciones políticas y usó sus redes sociales solo para comunicaciones institucionales. Su entorno solo habla "de gestión”.
En medio del fuego cruzado del frente oficialista y con su esposo, Sergio Massa, jugando un intermitente rol de pacificador de la interna, Galmarini cuida al detalle sus movimientos. Guardiana ideológica del Frente Renovador y militante número 1 del proyecto “Massa Presidente”, se replegó en la estrategia cautelosa tomada en su espacio político: esperar hasta que el escenario se acomode y no sacar la vista de 2023.
Criada en un hogar con ADN peronista, Malena se apega a los principios justicialistas del encolumnamiento, el verticalismo y la “lealtad” con el referente de su espacio, Massa. Pese a que su nombre suena una y otra vez para encarnar candidaturas, en privado supedita sus movimientos a la estrategia definida por la mesa chica del Frente Renovador, que integra junto a su hermano, Sebastián, y un grupo reducido de dirigentes y asesores del massismo. Ahora que el presidente de la Cámara de Diputados decidió pisar el lanzamiento de su proyecto presidencial, ella se cuida de los movimientos en falso.
Su figura es especialmente analizada por su conflictivo vínculo con el kirchnerismo. “Jamás la vas a ver en una foto con Cristina”, dicen quienes la conocen bien. En el historial está marcado a fuego el episodio ocurrido en 2013 en su casa de Rincón de Milberg, poco después del alejamiento de Massa del Gobierno, cuando un prefecto armado cometió un asalto plagado de sospechas políticas. En ese momento, Galmarini apuntó directamente a la Casa Rosada por el hecho.
Desde 2019, cuando se produjo el acuerdo para la conformación del Frente de Todos que implicó retomar lazos con el kirchnerismo, Galmarini jura que las heridas cerraron en una larga conversación con Máximo Kirchner e, incluso, con la propia vicepresidenta.
A pesar de haber recompuesto el vínculo personal con el kirchnerismo, Malena ejerce, puertas adentro, el rol de halcón del proyecto político del Frente Renovador, de la “ancha avenida del medio” y de la interlocución permanente con los sectores medios. La reciente intervención de Massa pidiendo al Gobierno la elevación del mínimo no imponible del Impuesto a las Ganancias es un ejemplo claro de esa agenda por la que empuja Galmarini.
“Hay que hablarle al electorado del centro. Si queremos ayudar al Frente de Todos, hay que poner todos los esfuerzos ahí, mantener nuestra agenda programática, hablarles a los sectores medios y sintonizar con sus preocupaciones y sus demandas”, dice Galmarini en privado. Seguridad, impuestos y agenda productiva y de desarrollo son algunos de esos temas del corazón ideológico del Frente Renovador que se ocupa de custodiar.
Ese perfil es el que esgrime como representante del FR en la mesa provincial del Frente de Todos, que tuvo hace poco menos de un mes su primera reunión en la residencia del gobernador bonaerense, de la que surgió una foto de casi unidad que incluyó a Kicillof, Kirchner y Martín Insaurralde, entre otras figuras y que parece presagiar lo que ocurrirá con el armado de las candidaturas el año próximo.
“Fue como representante porque, después de Sergio, es la figura más importante del espacio y fue primera candidata a diputada en 2019”, dicen a su lado.
Con el presidente Alberto Fernández la relación también tiene cortocircuitos. Aunque en un primer momento de la gestión el jefe de Estado solía invitarla y sumarla a sus actividades en el conurbano, especialmente durante la pandemia, hoy Galmarini no oculta su distancia con el albertismo, cristalizada en choques que trascienden el ámbito privado, como el que mantuvo con Cerruti, a quien le reprochó que no la invitara al acto de presentación del proyecto de Ley "Cuidar en igualdad", una actividad que iba a encabezar el Presidente. El cruce se produjo en el chat de Mujeres Gobernando, del que participan unas 200 funcionarias del Poder Ejecutivo. "No me llegó la invitación, compañera. Con tan poca anticipación me es imposible ir. Aunque me hubiera gustado. Entiendo que no hay lugar para todas y se escoge a las más cercanas. Gracias de todas formas. Abrazo sororo", ironizó Galmarini, que finalmente participó del encuentro. Las políticas de género son una de sus mayores preocupaciones: las milita dentro y fuera de la función pública.
, a quien reprochó que no había sido invitada al acto de presentación del proyecto de Ley "Cuidar en igualdad", al que finalmente acudió. Las políticas de género son una de sus mayores preocupaciones y las milita dentro y fuera de la función pública.
Hoy, como el resto de la mesa chica del FR, Malena no oculta en privado sus críticas al gabinete económico del Gobierno y advierte sobre las consecuencias de no hacer un cambio de rumbo que tenga impacto sobre los sectores populares y las capas medias.
Con todo, se desmarca de cualquier hipótesis de candidatura. Si Massa es candidato, ella no lo será, según un acuerdo marital y político firmado puertas adentro del hogar y en la mesa de conducción del FR. Aunque su sueño es llegar a la intendencia de Tigre algún día, por ahora está dispuesta a dejarlo de lado para conseguir el objetivo central de su proyecto político; Massa Presidente.