USHUAIA (Enviado) El ministro de Desarrollo Social, Juan Zabaleta, pasó más de 24 horas en la capital de Tierra del Fuego, donde recorrió obras del programa Mi Pieza de su ministerio y supervisó la ejecución de obras de urbanización de un barrio popular ejecutado por la Secretaria de Integración Urbana, en parte financiada con lo recaudado por el impuesto a las grandes fortunas, impulsado por el cristinismo. En el plano político, coincidió en la ciudad con el gobernador Gustavo Melella, de Forja, y el intendente Walter Vuoto, referenciado en La Cámpora.
Equilibrista en la interna del Frente de Todos, el funcionario agendó actividades por separado. A pesar de que el gobernador y el intendente están más cerca que nunca, no compartieron escenario. El alcalde pretende iniciar el proceso de reforma de la Carta Orgánica municipal este domingo con una consulta popular, lo que le abriría las puertas a buscar una reelección y, así, evitar colisionar con los deseos de Melella de otro mandato. La heterogeneidad todista convive en Desarrollo Social, con secretarías a cargo de todos los referentes societarios, el cristinismo, el massismo, el Movimiento Evita y Juan Grabois. "El ministerio funciona; ponemos sobre la mesa la discusión por la implementación de programas para ir a discutir a Economía por los recursos. Es el buen ejemplo. Estaría bien que eso fuera tomado como un ejemplo a nivel general", grafica.
Una muestra de la delicada armonía de un convulsionado oficialismo. Tras la mecha que prendió Cristina Fernández de Kirchner en Chaco y la nafta que arrojó Alberto Fernández desde España, Zabaleta dialogó con Letra P y otros medios durante su visita a Ushuaia y se ubicó en un Grupo Samoré, si es que llegara a formarse: aún apuesta al "dialogo" para liberar la olla a presión; reitera el concepto de "unidad"; esquiva encasillar "alineados y no alineados" y pide debatir, pero lejos de los medios de comunicación. Asimismo, pone como ejemplo su relación con Andrés Larroque, el lanzallamas designado del malestar K.
-¿La burocracia de la interna está frenando la gestión?
-Más allá de las discusiones políticas del frente, estoy en el ministerio para trabajar y para que las políticas impacten de lleno en cada vecino. El ministerio de Desarrollo tiene el doble de responsabilidad porque hay argentinos que no pueden comer todos los días. Nadie nos pregunta en la esquina de un barrio por la interna del Gobierno, nos preguntan si las obras van a continuar.
-Las discusiones entonces no afectan la gestión...
-Hay coincidencias (entre los sectores del FdT). Hay ejemplos incluso de las últimas horas: un proyecto de resolución del diputado (Máximo) Kirchner pidiendo adelantar los aumentos del salario vital y móvil, una medida que impacta en un programa del ministerio que es el Potenciar Trabajo, y el Gobierno dando una respuesta. En el Frente de Todos coincidimos en que hay que mejorar los salarios.
-Hay otra propuesta de un sector del FdT que es una asignación universal social, ¿la comparte?
-Todo lo que sea universal es muy bueno. La AUH es el gran ejemplo, también la Tarjeta Alimentar. Está bueno que lo podamos discutir, pero hay un tema de fondos y financiamiento para evaluar.
-¿Qué debería pasar con los dirigentes no alineados con la gestión?
-No es un debate de alineados y no alineados. Es un debate de una Argentina que tiene problemas y los tiene que resolver. La unidad no alcanzó para ganar las elecciones de 2021, pero sin unidad es mucho peor. A esa unidad hay que ponerla en valor, interpelar los problemas de los argentinos.
-El gobernador Melella dijo que Fernández es el candidato que necesita el Frente, ¿coincide?
-No voy a hablar de 2023. Estoy más convencido de que a los argentinos les tiene que ir bien este año. Estamos a siete meses de las elecciones de 2021 y a 15 meses de las que vienen. Nadie nos pregunta por las elecciones. Hay que dejar de lado las discusiones que tienen que ver con cuestiones electorales que molestan a la sociedad.
-¿Qué expectativas tiene del índice de inflación que se conocerá este jueves?
-La inflación será alta, pero irá a la baja. Hay que mirar junio y, a partir de julio, va a ir bajando y nos va generar una expectativa en lo económico.
-¿Le preocupa que el Gobierno no pueda resolver la inflación, uno de los principales ejes de las críticas de Cristina Kirchner?
-El debate se resuelve sentados en una mesa, escuchándonos. Pongo un ejemplo: un dirigente de La Cámpora, que cuestiona demasiado, es mi par provincial Andrés Larroque. Hablo con él todas las semanas y mejoramos el sistema alimentario escolar de manera conjunta. Hablamos y entrecruzamos gestión. No hay modelo de provincia si no hay modelo de Nación. El que crea que es un así se equivoca. Intendentes y gobernadores deben entender que si no hay un modelo distributivo, no hay modelo de provincia ni de municipios. Es una locomotora con vagones enganchados.
-¿Quiénes deberían entenderlo?
-Los que tengan que entender
-El ejemplo de Larroque no es igual al "modelo Máximo" de presentar proyectos sin consensuar primero...
-Propuso uno, entendemos y avanzamos. ¿Cómo no vamos coincidir en pelear la inflación, en redistribuir la riqueza, en mejorar el sistema educativo? Sería mejor coincidir no desde los medios de comunicación sino desde un lugar que le llevemos tranquilidad a la población.
-¿El Presidente y la vice deberían reunirse para alcanzar esa tranquilidad?
-Hay que construir caminos comunes sobre temas que son más importantes.