CÓRDOBA (Corresponsalía) Este domingo Juan Schiaretti avanzará un casillero en sus intenciones de concentrar los espacios de poder que sean necesarios en pos de sostener su peso en la política mediterránea y se convertirá en presidente del Partido Justicialista de Córdoba por primera vez en su extensa trayectoria política. Será una vez consumadas las elecciones internas del partido gobernante en el centro del país, que se realizarán luego de más de un año de suspensiones y postergaciones producto de la crisis sanitaria generada por la pandemia.
El gobernador es el único candidato a presidir la fuerza mayoritaria dentro de Hacemos por Córdoba (HxC), el espacio que, con un cambio de nombre decidido por el actual mandatario provincial luego de la muerte de José Manuel De la Sota, gobierna la provincia desde 1999. Detrás de su figura se encolumnan todas las expresiones del justicialismo cordobés, a las que se suman algunos socios de ocasión, que acordaron dejar en stand by las diferencias internas en pos de una construcción amplia que permita al peronismo sostener el poder en las elecciones del año próximo. Sin embargo, habrá disputas en dos de los 26 departamentos de la provincia: Punilla y Calamuchita.
El oficialismo entiende que la contienda en ambos valles servirá para refirmar referencias locales fieles al proyecto schiarettista, hoy abiertamente enfrentado con la administración del Frente de Todos. Carlos y Franco Alesandri, en Calamuchita, y Carlos y Mariana Caserio, en Punilla, entienden también que su cruzada no solo servirá para sostener el poder territorial que vienen manteniendo desde hace décadas sino que están dispuestos a seguir dando la batalla por generar una unidad peronista en Córdoba que se encolumne con los lineamientos nacionales del partido. Algo que hoy parece imposible.

Intendentes y referentes de HxC, en apoyo del schiarettismo en Punilla y Calamuchita.
El lugar en donde el schiarettismo reconoce un escenario “muy complicado” es en Punilla. Caserio es uno de los hombres más fuerte del partido a nivel provincial desde hace más de 20 años y el gobierno sabe que será momento de lidiar con la estructura de poder que siempre sacó a relucir durante las disputas locales. De todas formas, en las últimas semanas se multiplicaron los actos y las manifestaciones públicas dentro del departamento para levantar las expectativas en torno a la candidatura de Matías Montoto, el elegido por el gobernador para dar la pelea en quinto departamento más poblado de la provincia.
Para hacer frente al peso referencial que Caserio sostiene en el peronismo punillense, Schiaretti decidió llevar a la cancha a los aliados extrapartidarios que hoy le garantizan el gobierno en las dos ciudades más grandes de la región: Villa Carlos Paz y Cosquín. El señalamiento de algunas figuras peronistas leales a la conducción de HxC es que ni Esteban Avilés, exintendente de Carlos Paz y titular de la Agencia Córdoba Turismo, ni el socialista intendente de Cosquín, Gabriel Musso, lograron mover demasiado el amperímetro. Sin embargo, allí se concentran las expectativas a las que el gobierno provincial busca sumar volumen a partir de su enfrentamiento con la Casa Rosada. Ahí, los últimos momentos de la campaña buscarán surtir efecto desde lo discursivo. En lo estrictamente estratégico, el schiarettismo también pondrá a prueba su capacidad para movilizar al electorado independiente que podrá votar en la interna, incluso afiliándose al PJ este mismo domingo antes de los comicios.
La disputa con el Frente de Todos también es el nudo central de la discusión en Calamuchita, en donde Federico Alesandri, actual funcionario del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación, deberá enfrentar en la interna al intendente de Santa Rosa, Claudio Chavero. Alesandri llama a recuperar los “valores de José Manuel De la Sota” y a “construir un justicialismo fuerte con hombres y mujeres con proyección nacional, insertado en el movimiento nacional” y dejar de lado el “partido provincial chiquito y mezquino” de Schiaretti.
El intento por instalar una discusión en torno a la inserción del peronismo cordobés en un esquema nacional más amplio había sido ensayado por su padre, el todavía legislador provincial de HxC Carlos Alesandri, luego de las elecciones legislativas en donde la división del peronismo provincial solo sirvió para que Juntos por el Cambio ensanchara sus números victoriosos. La respuesta de la conducción partidaria fue fortalecer su postura opositora. La unidad con el kirchnerismo no estaba en los planes de Schiaretti.
“Claro que vamos por todo”, dijo un referente peronista cordobés a Letra P, parafraseando irónicamente a la propia Cristina Kirchner cuando responde a las aspiraciones “de máxima” por parte del peronismo cordobés. “La capacidad de conducción de Schiaretti está clara en la unidad general que se alcanzó. Si ganamos los otros dos departamentos, acá se terminó de discusión”, advierten respecto de la importancia que pueden llegar a tener los resultados electorales en los dos distritos rebeldes.
En silencio, intendentes y referentes comunales que asumieron las listas de unidad, aún manteniendo su cercanía con el FdT, aguardan también los resultados con una renovada expectativa. Saben que ganarle a Schiaretti en los lugares en los que se pudo arribar a la decisión de enfrentarlo puede renovar en Córdoba las esperanzas del espacio nacional, desinfladas y golpeadas luego de la magra cosecha de votos en noviembre del año pasado.