En una nueva conmemoración del Día de la Memoria, la Verdad y la Justicia, esta vez marcada por la guerra interna del Gobierno, La Cámpora movilizó una multitud a la ex-ESMA, desde donde marchaba a Plaza de Mayo, en una fuerte demostración de músculo político hacia adentro del Frente de Todos. La expectativa mayor está puesta en un posible pronunciamiento de la vicepresidenta Cristina Fernández, aunque en el albertismo le prestarán atención a todo: desde un posible discurso de Máximo Kirchner hasta los cantitos que la agrupación entone durante la procesión. De arranque, la agrupación que lidera el hijo de CFK no ahorró cotillón: un cartel que reza "No al FMI" y foto con Amado Boudou, exvice de Cristina y referente de un kirchnerismo tan duro que se había caído del mapa de la coalición panperonista, fueron los primeros gestos de la jornada.
Cerca de las 11 de la mañana apareció Kirchner en la concentración en la ex-ESMA, ataviado con una remera negra y una campera rompeviento azul. Una a una, fue saludando y tomándose fotos con cuanta persona se le acercara mientras se ponía al frente de la columna de la agrupación que, a esa hora, ya acumulaba alrededor de tres cuadras de extensión, banderas, cotillón y varios carteles, entre los que resaltaba la pancarta contra el Fondo, que incluye los rostros de Jorge Rafael Videla y Mauricio Macri.
A la movilización se sumó también el gobernador de Buenos Aires, Axel Kicillof, un laico de la agrupación cristinista, y el ministro del Interior, Eduardo de Pedro, miembro fundador que últimamente viene cintureando en la interna y ampliando sus horizontes en lo que se lee como la constrrucción de un plan electoral para el año que viene que amplíe las fronteras del espacio. Este jueves, pidió "no dramatizar" las tensiones internas del Frente de Todos y evitar hablar, durante esta jornada, de otra cosa que no sea la conmemoración del #24M.

La dupla Kicillof-Magario, presente.
También participaban la vice bonaerense, Verónica Magario; el jefe de Gabinete de la provincia, Martín Insaurralde; legisladores, legisladoras, intendentes, intendentas y figuras del gabinete nacional.
La primera foto daba cuenta, así, de una convocatoria que trascendía a La Cámpora o, en todo caso, para preocupación del albertismo, de La Cámpora como columna convocante de una porción significativa del Frente de Todos.
Todo en la cancha
La Cámpora tiró la casa por la ventana. No sólo puso en la calle una marea de militantes. Además, puso sofisticados fierros para la comunicación.
A paso de hombre, al frente de la inmensa caravana, marcha el Cámpora Móvil, un colectivo tuneado con una terraza montada en el techo sobre la cual va un puñado de militantes con pecheras y en la que se ha instalado un generador eléctrico. Adentro del micro funciona una isla desde la que La Cámpora comanda su propia transmisión en vivo, que puede verse por Facebook.
La Cámpora dejaba claro, así, que no es un 24 de marzo más. No sólo porque la de este jueves será la primera marcha por el Día de la Memoria, la Verdad y la Justicia después de la pandemia; por lo que, también, será la primera en el gobierno del Frente de Todos; la guerra pública desatada, pases de facturas, reproches y cruces mediáticos, con puentes de diálogo rotos entre el albertismo y el cristinismo, que tensiona al máximo la subsistencia del Frente de Todos, le da un tinte especial a la fecha.
Como explicó Letra P, el albertismo está convencido de que Cristina y La Cámpora usarán la fecha para apuntar con toda su artillería contra el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y, en particular, contra el negociador del Gobierno, el ministro de Economía, Martín Guzmán.
En el cristinismo, en cambio, señalan que Kirchner marchará junto a La Cámpora como lo hace habitualmente, desde la ex-ESMA hasta Plaza de Mayo, y que no aprovechará la ocasión para dar ningún discurso ni hacer un pronunciamiento. También aseguran que no habrá ningún señalamiento a Guzmán y que la agrupación no va por su cabeza. Ni en eso hay acuerdo.