La partida que protagonizó este martes la bancada del PRO, durante la Asamblea Legislativa, reanimó los tironeos que surcan a las 116 voluntades del interbloque de Juntos por el Cambio, en vísperas del tratamiento legislativo del acuerdo con el Fondo. El acting que encabezó Cristian Ritondo buscó dejar un mensaje: el bloque amarillo no aceptará que avance la investigación judicial sobre el préstamo que pidió Mauricio Macri en 2018. Según pudo saber este portal, si bien la sangre de esa inquina no llegará masivamente al río, se agitará por la nueva ofensiva que lanzó la titular del PRO, Patricia Bullrich, que ahora está empeñada en definir abiertamente al pacto con el organismo como “una bomba de tiempo”, fabricada con vencimientos que le explotarán al próximo gobierno después de 2024. El concepto se repitió el martes en un cónclave en la casa del expresidente.
El reiterado planteo de la exministra de Seguridad revela que Ritondo no se movió a ciegas en la Asamblea Legislativa. Al parecer, antes de conocer los detalles, avanza una táctica desde la conducción del PRO para alambrar un puñado de votos que, por más pocos que sean, rompan con una eventual corriente de opinión a favor del acuerdo.
Desde fines del año pasado, la mayoría del espacio opositor se mueve entre la expectativa por conocer la letra chica y las dudas que se respiran sobre un trámite parlamentario exprés, que podría reeditar la tensión vivida durante el fallido debate del Presupuesto 2022 en diciembre. Hasta ahora, el único límite fijado fue negarse a aprobar aumentos o creación de nuevos impuestos, como una forma de obturar cualquier debate del oficialismo que busque impulsar una reforma tributaria que afecte a los sectores más acaudalados.
En los tres principales espacios societarios de JxC trabajan con una hipótesis de trabajo urgente para esta semana: estiman que el Ejecutivo enviará en las próximas horas el texto de la carta de intención que firmó el gobierno con el FMI. Desde ese momento comenzará un ritmo febril en la Cámara baja que tendrá epicentro en la Comisión de Presupuesto y Hacienda, que preside Carlos Heller. Según los cálculos más optimistas, ese cuerpo trabajará 72 horas para darle dictamen el miércoles que viene y llevarlo al recinto al día siguiente.
La agenda corta en Diputados podría ser leída como un bálsamo en JxC, y especialmente en el PRO. Un debate acotado reduciría el escarnio público para el partido amarillo ante la paternidad de la deuda con el Fondo. Sin embargo, agitan tempestades en el espacio que conduce Ritondo. Sostienen que no aceptarán que la carta de intención sea analizada en tan poco tiempo, con una hoja de ruta acelerada que reedite el ritmo que le aplicó el oficialismo al Presupuesto 2022. La posición contrasta con otro interés que se respira dentro del mismo espacio. Hay quienes asumen y lamentan la responsabilidad política del endeudamiento en manos de Macri, opinan que el mejor camino posible es un debate corto que no exponga tanto a quienes consumaron el crédito. En ese punto no sólo hay divergencias. También hay preocupación ante el interés del oficialismo de invitar a funcionarios involucrados, como el exministro de Finanzas, Nicolás Dujovne y el extitular del Banco Central Luis Caputo.
Por ahora es una incógnita la posición final que tendrá el PRO. El sector que se referencia en Bullrich posiblemente se abrazará a la idea de “la bomba de tiempo”, como una forma de justificar un eventual rechazo al acuerdo. Esa posición podría crecer ante un eventual desfile de exfuncionarios de Cambiemos. Aún así, la influencia de la exministra y del expresidente es acotada dentro del bloque amarillo, porque evitar el default es la posición más compartida entre las 50 voluntades que ostenta el PRO.
La geografía de la UCR está tan balcanizada como en diciembre. Las 33 bancas que responden al liderazgo de Mario Negri no pudieron avanzar en la reabsorción de la docena de escaños que lidera Rodrigo De Loredo. El bloque radical tiene dos sectores que reúnen 45 votos. Posiblemente continuarán divididos dentro de JxC durante todo este año, pero el martes ninguno de sus integrantes se levantó de su banca. Todos miraron en silencio el acting del PRO y se quedaron a escuchar el discurso presidencial. No se alteraron cuando les habló de la querella criminal y se cuadraron bajo la opinión del jefe de la UCR, Gerardo Morales. El gobernador jujeño estaba entre los invitados especiales y, según supo este portal, su posición no ha cambiado: sigue creyendo que el radicalismo está en plenas condiciones de respaldar la renegociación de una deuda que Macri tomó en 2018 sin preguntarles nada.
La UCR se encamina así a transformarse en el socio de JxC que más votos podría aportar a favor del acuerdo. Si el PRO continúa polarizado entre las posiciones de Bullrich y quienes están dispuestos a prestar acuerdo o abstenerse, el radicalismo podría marcar la diferencia. La Coalición Cívica es la que más respaldos anticipados le ha prodigado al Gobierno sobre el acuerdo con el Fondo. Dentro del bloque de 11 bancas, la mayoría está de acuerdo con acompañar y solo la quilmeña Mónica del Frade se plegó al éxodo que condujo Ritondo.
La semana pasada el bloque lilito presentó un proyecto para darle más facultades al Gobierno para que el acuerdo no pase por el Congreso. La iniciativa fue descartada por el oficialismo, que continúa adelante con la decisión política de involucrar al parlamento. Ante ese escenario, en la CC hay integrantes que ya plantearon su disposición a acompañar, mientras que otros prefieren escudarse en la abstención, salvo que la fundadora del partido, Elisa Carrió, se expida públicamente y haga valer su poder a favor del pacto.