Hace 45 días el gobernador Gerardo Morales asumió la presidencia del Comité Nacional de la UCR. Llegó al cargo luego de un pacto de unidad con Evolución Radical, el sector que responde al senador porteño Martín Lousteau. El acuerdo implica la reunificación del bloque en Diputados, que se había partido diez días antes de la designación del jujeño. Si bien los radicales fijaron en marzo el plazo para resolver la interna, el desenlace podría anticiparse debido al estancamiento de las conversaciones.
Desde el 6 de diciembre el bloque radical esta dividido en dos grupos. El espacio originario, liderado por el cordobés Mario Negri, quedó con 33 bancas. El cisma protagonizado por Evolución Radical, nació con 12 escaños conducidos por Rodrigo De Loredo, también oriundo de Córdoba. Hasta entonces, el partido contó con 45 voluntades estructuradas en un solo espacio y ahora cuenta con una dispersión que Morales debe reconducir. Cerca del gobernador se escudan en marzo, pero ante las consultas de este portal, en los dos bloques confirmaron que "no hay avances".
En el espacio díscolo no descartan que la negociación tenga alguna salida pero "exige una conversación que no se ha dado entre quienes están en el partido", confió uno de los integrantes de Evolución Radical. "Lo veo medio crudo, porque no podemos volver sin ningún avance en lo que reclamamos. Eso sería una derrota", aseguró otro miembro del espacio que sigue la negociación de cerca. Antes de romper, Lousteau, De Loredo y Emiliano Yacobitti habían reclamado el lugar de ocupaba Negri al frente del bloque o del interbloque. La última opción quedó obturada por el PRO que suma 52 escaños y por volumen tiene la presidencia del interbloque. La segunda posibilidad sigue igual de trabada porque los 33 que respaldan a Negri no quieren a otro diputado en la conducción del bloque.
También habían reclamado vocerías para posicionar a alguno de sus integrantes como autoridades públicas del bloque. Hasta ahora, tampoco prosperó esa alternativa y en el espacio díscolo tampoco miran con disgusto el camino transitado desde el 6 de diciembre. En la escasa actividad parlamentaria que hubo desde entonces, De Loredo le disputó en el recinto todas las intervenciones a Negri y sus integrantes negocian con los demás bloques con una autonomía que le resulta indigerible a quienes no se fueron del espacio.
La bronca no creció porque no hubo más sesiones. Desde el cisma solo se registra el fallido tratamiento del Presupuesto 2022 y la sesión que había forzado JxC para tratar cambios en el impuesto a los Bienes Personales. En cada round parlamentario hubo notorios intentos de diferenciación que no han pasado al olvido en el grupo que responde a Negri. El diputado mantiene su agenda de trabajo y este jueves reunió a todos los miembros del bloque para analizar el escenario político internacional, económico y energético en vísperas del eventual tratamiento del acuerdo con el Fondo en el Congreso.
En el bloque de la UCR hay quienes no ocultan su desconfianza por la movida impulsada por Lousteau. Los más críticos de los rupturistas evalúan que está en juego la relación del espacio opositor con el oficialismo en un momento de paridad crítica. Por eso dicen que hay que resolver "por sí o por no" el diferendo lo más pronto posible. Un importante referente del bloque planteó el tema con crudeza: "Tenemos que decidir si queremos o no tener en el bloque a gente que militará por un candidato a presidente del PRO". La frase refleja el nivel de desconfianza que se respira en la bancada radical y coincide las acusaciones que Morales ventiló antes del pacto de reunificación.
Dos días después de la ruptura del bloque, el jujeño dijo que "Losteau, Yacobitti y compañía están trabajando para que Horacio Rodríguez Larreta sea presidente y están en su legítimo derecho”. Luego dijo que son "empleados" del gobierno porteño para el plan presidencial de su alcalde y les reclamó que “no lleven al radicalismo, porque el radicalismo ha tomado la decisión de tener un candidato a presidente: no van a hacer lo que quieren con la UCR”, advirtió. Los planteos fueron durísimos, pero menos ásperos que las advertencias que lanzó Elisa Carrió cuando se cumplieron 20 años de la CC a fines de noviembre y buscó respaldar a Negri al frente del bloque. Trató a Lousteau y Yacobitti de corruptos y aceleró la ruptura del bloque.
En el Comité Nacional de la UCR admiten la necesidad de cuidar el pacto porteño del partido con Rodríguez Larreta. Nadie quiere poner en peligro la vigencia de Vamos Juntos, la marca opositora en el distrito originario del PRO, pero están dispuestos a limitar su influencia dentro del partido. Las diferencias no son suaves: los encuestadores que proveen mediciones a los socios de JxC aseguran que Lousteau está pagando un alto costo en las encuestas. Dicen que la ofensiva de los duros del PRO, y también de Morales, dejaron al senador como el vértice visible de una ruptura de la coalición, cuando se trata de una división parlamentaria.
En Evolución relativizan esas lecturas pero no niegan la aparición de costos políticos. "Una solución es que Negri se baje de la conducción del bloque, pero sabemos que eso no sucederá. Hasta ahora no hay más novedades que la foto que se sacó Morales con Lousteau", resumieron en el bloque disidente, preparados para transitar el desierto, pero en un tono que no cierra la negociación.