ELECCIONES 2023

Kicillof aprovecha el pedido de CFK y planta su bastón en Buenos Aires

Con el eslogan “hay derecho a futuro”, trazó la línea de largada en la carrera por la reelección. Mensaje a La Liga de intendentes, que lo empuja para arriba.

LA PLATA (Corresponsalía Buenos Aires) “El año que viene le vamos a pedir a los bonaerenses que nos acompañen a seguir transformando la provincia”. Hacía más de una hora que Axel Kicillof hablaba micrófono en mano ante un millar de vecinos y militantes de La Plata reunidos en una mateada con tono de campaña. Fue ese momento de cierre el elegido por el gobernador bonaerense para decir abiertamente lo que hasta ahora venía sugiriendo en slogans: en 2023 va por la reelección, una carrera de la que solo se bajará si hay una orden explícita de Cristina Fernández en sentido contrario. Con su afirmación, el mandatario plantó un mojón en la disputa subterránea que mantiene con el grupo de intendentes que intenta sacarlo para arriba y liberar el espacio superior de la boleta de candidaturas bonaerense.

 

El acto del este jueves por la tarde en la Plaza Islas Malvinas de la capital bonaerense fue el virtual lanzamiento de campaña de un Kicillof que intenta resistir los embates cada vez más abiertos y declarados de los jefes comunales que gobiernan parte del conurbano potente, quienes buscan posicionar a uno de los suyos para la gobernación, impulsando al mandatario como eventual competidor por la presidencia. En ese team, se destaca el jefe de Gabinete, Martín Insaurralde.

 

El lugar y el momento elegido por Kicillof no parece haber sido algo azaroso. Fue a 48 horas de que la vicepresidenta lo instara a él y al resto de la dirigencia a “tomar el bastón de mariscal sin pedir permiso”; el gobernador decidió cerrar 2022 y abrir el año electoral con un mensaje claro de la interpretación que hizo del mensaje de su jefa política: su territorio es el bonaerense.

 

“Nos pidieron que tomemos el bastón de mariscal y lo tenemos encima, recorriendo la provincia. A partir de hoy, vamos a hacer todos los días aquello que nos pidió Cristina: vamos a salir a explicar y reflexionar junto a nuestro pueblo sobre el país y la provincia que queremos”, dijo Kicillof en el encuentro militante. A pocos metros escuchaba quien volverá a ser su jefe de campaña el año próximo, Carlos Bianco, el dueño del Clio con el que juntos recorrieron Buenos Aires en 2019.

 

A la mateada con vecinos platenses, que intenta recrear la mística de aquella campaña triunfadora en la que derrotaron a María Eugenia Vidal por más de 10 puntos, fueron casi todos los ministros del gabinete bonaerense, con excepción de los intendentes en uso de licencia que comandan carteras provinciales.

 

Con Bianco y la ministra de Comunicación Jesica Rey a la cabeza, en torno a Kicillof comienza a armarse un dispositivo que se despliega entre la gestión y la campaña que trabajará fuerte este verano para intentar explotar el principal activo que, entienden en su entorno, tiene el gobernador, el contacto cara a cara y el atractivo que sigue generando, pese al desgaste que genera el poder, su figura entre “la gente”.

 

En el mitin platense de fin de año que actuó como virtual plataforma de lanzamiento de campaña también jugó un rol clave Julio Alak, ministro de Justicia bonaerense, a quien algunos apuntan como posible apuesta de AK para intentar que el peronismo recupere la intendencia platense en 2023. El dirigente, que fue parte del gabinete nacional durante el paso de CFK por la Casa Rosada, también suena para comandar un ministerio que unifique Justicia y Seguridad, con la consecuente salida de Sergio Berni, uno de los funcionarios más cuestionados de la gestión.

 

Con eslóganes ya puestos en la cancha (el “6x6” y ahora el “Hay derecho a futuro”), Kicillof evita por ahora hablar abiertamente de su voluntad de ir por un nuevo mandato, condicionado por la falta de definiciones en el convulsionado Frente de Todos y obediente, en última instancia, de cualquier decisión que pueda llegar a tomar La Jefa, incluso la de impulsarlo para una postulación a la presidencia de la nación, una carrera que lo tiene en la línea de largada junto al ministro Eduardo de Pedro.

 

Por eso, en La Plata no quiso dar una respuesta directa ante una consulta del periodismo en ese sentido: “No es un proyecto personal, ni una ambición personal. Yo no puedo tener más interés y entusiasmo en gobernar la provincia de Buenos Aires”, dijo durante un breve contacto con la prensa.

 

En su mensaje de una hora ante los militantes, además, usó todos los tópicos bonaerenses posibles: criticó a Vidal por haber “abandonado” a la provincia “cruzando a nado el Riachuelo”, se metió con los tapones de punta en la disputa por la coparticipación hablando de un fallo “que financia la campaña” del porteño Horacio Rodríguez Larreta y apuntó contra Diego Santilli, el candidato del PRO a quien proyecta como su principal contrincante en la pelea por la reelección.

 

La aparición de Kicillof casi al borde del final del año se produce en medio de un convulsionado frente interno en el oficialismo bonaerense, con movimientos cada vez más intensos de los intendentes asociados a Máximo Kirchner que buscan instalar a uno de ellos en la pelea por la gobernación.

 

La hipótesis de “Axel para arriba” fue agitada en varios encuentros de jefes comunales del Gran Buenos Aires, algunos de ellos con el presidente del PJ bonaerense y líder de La Cámpora presente. En esa guerra subterránea que viene librando en los últimos meses, Kicillof eligió cerrar 2022 con el mensaje a cualquier adversario interno: salvo que se lo ordene CFK, de la pelea bonaerense no se baja.

 

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