CÓRDOBA (Corresponsalía) El gobernador Juan Schiaretti suele decir que de la grieta se sale por arriba, como en los laberintos. Su delfín, Martín Llaryora, tomó el consejo, pero lo aplicó para escapar de la espiral de momentos críticos que tambalean a un peronismo desacostumbrado a estas fajinas. Saltó el cerco apenas se conoció su encuentro con el expresidente Mauricio Macri, que debía quedar en reserva.
La oposición nucleada en Juntos por el Cambio (JxC) declamaba el fin de ciclo frente al aciago oficialista que tuvo capítulos de fuerte conmoción social y otros del indignante orden de los privilegios políticos. La muerte de bebés sanos en el Hospital Neonatal, la tragedia vial que protagonizó la entonces tercera autoridad, Oscar González, y el sonoro reclamo salarial del personal de Salud, empañaron la fase inicial de la campaña de Llaryora.
El conciliábulo transversal recordó a la alianza que, también en momentos de crisis, la rosca continúa. La simple confirmación del diálogo entre el cofundador de Cambiemos y el intendente capitalino reactivó los peores temores de reeditar la fractura de 2019, con el mismo mariscal de siempre.
Con el sopapo todavía ardiendo en las mejillas del antiperonismo local, Hacemos por Córdoba (HxC) busca cerrar los frentes para abrir el electoral. En la Legislatura, comenzaba a desarticularse en la tarde del jueves el último coletazo del “caso González”. Después de la suspensión y apartamiento que evitará el retorno del caudillo del PJ de Traslasierra (por los tiempos no mortales de la Justicia), se pidió el archivo del pedido de juicio político al presidente del Tribunal Superior, Sebastián López Peña, que hizo la legisladora del MST, Luciana Echevarría; y la solicitud de comparecencia de la “lilita” Cecilia Irazuzta, por la cesión de vehículos judicializados al Estado.
Estos proyectos tenían nerviosos a varios despachos. Incluso el propio vicegobernador Manuel Calvo llamó al presidente de la Comisión de Asuntos Constitucionales, Manuel Cid, para interiorizarse sobre los contraargumentos para el pase a archivo. El llaryorista -conocido por sus aceitadas vinculaciones en barandillas- llevó la tranquilidad que imprime el sentido común: la responsabilidad por el uso de los autos es de la política, razón que explica en parte el compendio de argumentos que terminaron con la salida de uno de los hombres más fuertes (e intocables) del justicialismo cordobés.
Con los oficios de un integrante de la “vieja guardia” de Schiaretti, Francisco Fortuna, se desarmó el reclamo imprevisto de los médicos autoconvocados con una sustancial mejora salarial. Quedan algunos pendientes más, como el debate de la re-reelección y la posible modificación de la ley electoral que permita adelantar la fecha de los comicios ejecutivos. También los pedidos de expulsión del Cuerpo del exministro de Seguridad, Alfonso Mosquera, involucrado político por la muerte del joven Blas Correa por efectivos de la Policía; y las sanciones a Nora Bedano, titular de Cultura removida del cargo por gastos presupuestarios objetados.
El futuro de Mosquera y Bedano se decidirá el año que viene para evitar más desgastes en la comisión a cargo de Cid, presionado al punto que amenazó con renunciar a la conducción.
Ahora sí
Con estos puntos en vías de solución, Llaryora retomará el frustrado inicio de campaña con un plan que incluye salidas al interior, reuniones políticas y agenda de verano. El área metropolitana de la ciudad será la prioridad de este mes, aunque los campañistas prevén giras por el sudeste provincial, el punto más flaco, según las encuestas.
El precandidato a gobernador de JxC Luis Juez se encuentra sólido en todo el sur provincial, según indican los sondeos que pasan de mano en mano en el Palacio 6 de Julio. Igual, no pierden las esperanzas de mejorar con trabajo sobre el nivel de desconocimiento, que superaría levemente los 30 puntos contra el 100% de popularidad que tendría el senador.
Pese a la falibilidad de las encuestas, el llaryorismo cree que su candidato supera al rival de la oposición por seis puntos. “Y eso que la campaña peronista no pudo empezar”, arengan.
En enero y febrero, la agenda de Llaryora será la clásica del verano. Sin descuidar la gestión -aclaran sus adalides- se paseará por los festivales más populares de la provincia como, por ejemplo, el de Doma y Folclore de Jesús María y el de Cosquín. La buena predisposición y acumulación de espectadores hacen de estos escenarios icónicos el lugar perfecto para trabajar el objetivo del conocimiento público.
De todas maneras, Llaryora retomará sus reuniones políticas con intendentes. Una práctica que había despuntado en la fase embrionaria de su camino hacia la gobernación, a mediados de año, cuando todavía no era oficial su candidatura y la ansiedad por las Juntas Promotoras “Llaryora gobernador” trenzaban al ala histórica y al ala renovadora del peronismo local.
Altas fuentes revelaron a Letra P que estas tertulias con caciques territoriales tendrán un ritmo semanal.
No solo tiene que mantener viva la expectativa con jefes y jefas comunales del “palo”: también tratará de avanzar con quienes son “afines”, ya sea porque integran el Frente de Todos pero no se sienten contenidos; o porque coquetean con la idea del “partido cordobés” que sume a radicales y macristas y que, como se sabe, tiene el visto bueno de Macri.