CFK 2023

La ira de Cristina y un nuevo día después para el peronismo

Pateó el tablero enojada con el PJ. El renunciamiento abrió la puerta a unas PASO. Su rol en el banco es el próximo misterio. Una foto, falta la película.

La derrota de 2015, impensada hasta poco antes de las primarias, al punto de que Daniel Scioli anunció su fallido gabinete pieza por pieza, sumió al PJ en una procesión para ver cómo continuar. Después de la negación inicial, como marcan las etapas del duelo sistematizadas por la psiquiatra Elisabeth Kübler-Ross, llegó la ira. Lo primero fue buscar un culpable, alguien sobre quien depositar el enojo, y no fue el gobernador en sí, el mismísimo presidenciable: el peronismo miró a Cristina Fernández de Kirchner

 

Menos de un año después, en 2016, con los acordes de Vencedores vencidos de Los Redondos, se reunió el peronismo sin Cristina para homenajear a Antonio Cafiero. La analogía renovadora -no del Frente Renovador de Sergio Massa- era obvia. Si la ola naranja no pudo hacer realidad la fantasía de un peronismo sin Cristina en el poder, se haría desde el llano. Fue la época en que los intendentes bonaerenses, los que habían retenido sus ejecutivos, se dividieron en el Grupo Esmeralda y el Grupo Fénix, que podrían haber pasado por bandas de cumbia antagónicas de los 90'. Menos de un año después, se volvieron a unir para mirar a Cristina Kirchner.

 

Fue la etapa de la negociación, el tercer estadio. En 2017 fueron al Instituto Patria a rogarle a la vicepresidenta que fuera candidata a senadora. Lo fue, con un sello propio, Unidad Ciudadana, mientras el PJ respaldó a Florencio Randazzo y a su jefe de campaña, Alberto Fernández. Menos de un año después, a pesar de haber ganado Cambiemos en la provincia (la porteña Graciela Ocaña fue la que más votos nominales sacó), con un breve período de depresión, el peronismo volvió a mirar a Cristina Kirchner. 

 

Lapicera en mano, armó la papeleta Fernández-Fernández en la Nación y Axel Kicillof-Verónica Magario en Buenos Aires: el peronismo igual agradeció haber vuelto el poder. Fue la quinta etapa, la de la aceptación. Está semana, CFK volvió a patear el tablero con su sorpresivo renunciamiento a 2023 y dejó al PJ en estado de shock, sin saber bien a dónde mirar. 

 

La taba se dio vuelta. Ahora, la enojada es ella. Lo que circuló por lo bajo desde el mensaje que emitió por redes sociales después de haber sido condenada a seis años de prisión e inhabilitación perpetua en el marco la causa Vialidad, fue explicitado este sábado por Mario Secco. “Ella está enojada con un sector del peronismo que se benefició mucho con su presidencia y la de Néstor (Kirchner)”, comenzó revelando el intendente de Ensenada, antes de reprocharles a quienes integran ese sector que ahora “se hacen los boludos”. ¿Quiénes? "Un grupo de especuladores que no la nombran y, cuando ven que nadie llena el vaso, cantan ‘Cristina presidenta’", les dedicó en Radio Provincia.

 

Si bien hay un sector del ecosistema frentetodista que no termina de imaginar a CFK en el banco de suplentes, los habituales voceros cristinistas, como Secco, toman el anuncio como definitorio, sin margen para más clamor que el que se movilizó en el Estadio Diego Armando Maradona, cuando parecía inevitable que fuera candidata: "Si con el PJ en el poder igual la condenaron y hasta intentaron matarla, con una dirigencia que se distraía a los diez segundos, entiendo que se haya cansado", reflexionó un visitante del Instituto Patria.

 

El malestar por no haber atendido las luces de alerta que rodearon a la vicepresidenta en 2022 se retrotrae a la lluvia de piedras que cayó sobre su despacho del Senado. El clima enrarecido iba in crescendo y, entre otros, Andrés Larroque acusó de tibieza a la Casa Rosada. El mismo día de los dos gatillazos de Fernando Sabag MontielMáximo Kirchner alertó por la escalada de violencia. Por eso, el kirchnerismo aplaudió por primera vez en mucho tiempo los reflejos presidenciales este lunes, después de que Fernández destacara el affaire de Lago Escondido por cadena nacional. 

 

Tres días después del renunciamiento, el peronismo sigue midiendo a CFK. Motorizó una marcha en su apoyo para el lunes que, por coronavirus de la exmandataria, debió postergar para el siguiente, el 19. Será al otro día del final del Mundial de Qatar, que hasta ahora está sirviendo como un somnífero leve para la economía y la política argentinas.

 

Con los tiempos electorales trastocados, ya develada la principal duda que podría mantenerse hasta último minuto, como dicta el modus operandi K, marzo asoma como el mes para empezar a vislumbrar las futuras definiciones. Massa lo marcó en el calendario para ver si la inflación le permite liderar una boleta del FdT. Es el que, hoy sin CFK, lidera el pelotón de presidenciables suplentes del FdT. Las PASO, con un oficialismo que amagó con suspenderlas, aparecen como la salida del laberinto.

 

Con el mecanismo de colectoras, Néstor Kirchner dejaba correr a todo aspirante que se lanzaba hasta que al final decidía él. En el PJ creen que, con su paso al costado, la vicepresidenta habilitó a entrar a la cancha a quien quiera hacerlo. Por eso, la nueva incógnita para 2023 es qué hará CFK: ¿Impulsará un nombre propio? ¿Pedirá baños de humildad como en 2015? ¿Intervendrá en una fórmula, como hizo con Carlos Zannini, o se mantendrá prescindente, como hasta ahora nunca hizo? De nuevo, a menos de un año, si bien ya se bajó, el peronismo volverá a mirar a Cristina Kirchner.

 

que dice la letra de la cancion de los redondos sobre el maton de internet
Cristina Fernández de Kirchner le respondió a Javier Milei

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