Con aval expreso de la vicepresidenta Cristina Fernández, el gobernador de Santa Fe, Omar Perotti, cerró la campaña de su precandidato a senador nacional Marcelo Lewandowski. A su manera, medido y más concentrado en la gestión que en la política, el rafaelino marcó diferencias con el rival de la interna, el exministro de Defensa Agustín Rossi. “Nada va a quedar como estaba, porque hay nueva gente, hay que mostrar caras nuevas”, espetó.
El acto central del perottismo fue en Sauce Viejo, a unos diez kilómetros de la capital, pero sin la presencia del gobernador. Perotti y el precandidato se quedaron en Rosario porque participaron de una reunión con autoridades nacionales para coordinar la llegada de fuerzas federales a la ciudad. La situación de violencia narco y homicidios volvió a recrudecer en las últimas horas y, de manera inevitable para los intereses de la Casa Gris, se metió de lleno en el cierre de campaña.
El grueso de la dirigencia, con el comando del senador nacional y precandidato a diputado Roberto Mirabella, dio el presente en el camping del sindicato de Sanidad, que preside una mujer, Susana Stochero. Hubo quienes tuvieron el privilegio de seguir el evento frente al escenario, bajo techo. Al resto le tocó la mala, a la intemperie y con un frío de temer.
“Quiero mandarles toda mi fuerza y apoyo para las próximas elecciones; se ponen en juego cosas muy importantes no solo en Santa Fe, sino en todo el país”, arrancó Cristina a través de un audio, de unos tres minutos de duración, que se compartió luego del discurso de su senadora más fiel, María de los Ángeles Sacnun. La vicepresidenta, además, bregó por “esfuerzos y gestión” para que Santa Fe “siga creciendo”. “Quería estar junto a ustedes, acompañarlos a todos y todas, a Omar, a Marcelo, a Marilin y a Roberto”, cerró, bajo una lluvia de aplausos.
Fue el segundo aval explícito que la vicepresidenta le dio a la lista del gobernador. El primero se dio en el Instituto Patria, al que reabrió para recibir a los precandidatos y a las precandidatas de la lista. Antes de su mensaje, sumaron su video el ministro de Interior, Eduardo de Pedro, y el titular de Turismo, Matías Lammens.
En situación de violencia extrema, a Perotti no le quedó otra que arrancar su discurso por inseguridad y narcotráfico. “Algunos buscan amedrentar, poner miedo”, empezó para luego retomar un viejo latiguillo que en su momento le sirvió para rivalizar con el senador Armando Traferri, quien hoy banca la lista de Rossi. “No hay vuelta atrás, hay que cortar los vínculos con el delito”, sostuvo.
Con poquísima referencia hacia la interna, el gobernador se debatió entre los palos al Frente Progresista y a Juntos por el Cambio (JxC). Al primero, por la herencia recibida en materia de seguridad y finanzas del Estado. “Parecía que los jefes policiales se iban condecorados”, señaló. Al macrismo, en tanto, le espetó el estado en que dejó la economía del país.
Luego se metió en lo que más le gusta, hablar de producción, empleo y trabajo, sus mantras. “Vamos a ser el corazón productivo de la Argentina”, prometió. Hizo un repaso del trabajo de la gestión sobre la pandemia y apuntó, en su parte más encendida, aunque breve, a la interna, a la que definió como un “obstáculo que hay que remover”. Para la despedida, reversionó al Che Guevara con un “acompáñennos hasta la victoria final”.
Lewandowski fue más picante. Tuvo que referirse a la violencia narco, pero remarcó que “en las últimas horas ha recrudecido de manera llamativa”. En esa misma línea, afirmó que “este gobierno no transa” y se despegó de “aquellos que quieren lavar dineros con el poder”.
Si dar nombres, el periodista les pegó a las candidatas y a los candidatos que “necesitan de coucheo” para “armar un cuentito que repiten sin sustancia”. Al igual que Perotti, sobrevoló la elección interna del domingo y prefirió hablar de “noviembre”, como una instancia para hablar de política con mayor comodidad. “Muchos nos tratan de desanimar, pero, cuando uno va por el pavimento, siempre es más largo”, ponderó.