NOVENA SECCIÓN

Apuntes de campaña en Buenos Aires

Juntos y FdT caminan rumbo al 14N con estrategias bien definidas. La pelea del peronismo contra sí mismo. Quejas de intendentes. Santilli no se detiene.

Después de los sacudones de las PASO y la posterior interna a cielo abierto del oficialismo, Juntos y el Frente de Todos -el mano a mano que se juega en la parte de arriba de la tabla en la provincia de Buenos Aires- ya pusieron sus carros en la huella y avanzan hacia las generales del 14 de noviembre abrazadas a sus respectivas estrategias. El triunfo le marcó el norte a la primera, que repite y refuerza; la alianza gobernante ensayó su propia explicación de la derrota y movió en función de ella. El resultado de noviembre está abierto toda vez que, como se dijo, el oficialismo carga con gran parte de la responsabilidad de su derrota y reacciónó con velocidad. En el relanzamiento de las campañas, conviene repasar contra qué pelea cada fuerza y con qué herramientas va a la contienda.

 

Aquel domingo, poco después del cierre de la votación sobre el escenario improvisado montado en el microcentro de La Plata, el gobernador Axel Kicillof y Máximo Kirchner quedaron en offside, sí, pero tuvieron la habilidad de mover rápido cuando el conteo de los votos era irreversible. Y se pusieron el objetivo de dar dar vuelva el resultado en el principal distrito del país. Para lograrlo, ya salieron a buscar los votos propios que perdieron. En este momento, la pelea es contra sí mismo, por recuperar la performance histórica.

 

Habrá que ver si la incorporación de los intendentes al Gabinete surte efecto. El FdT busca sumar territorialidad. En el sector de los jefes comunales hay quienes piensan que no alcanzará, que el daño hecho durante la génesis de la campaña no puede revertirse. Off the record destacan algunos aspectos: el activo que significaba la campaña de vacunación quedó demasiado atrás; la imposición de listas únicas desalentó la militancia; la falta de obras que mostrar dejó sin herramientas a quienes fueron a pedir el sufragio; el efecto tiros en los pies en la Casa Rosada dejó una herida demasiado grande.

 

El levantamiento de las restricciones por covid le permiten al gobierno peronizar la campaña. El acto encabezado por Alberto Fernández en José C. Paz es ejemplo de aquello. Dato: Ishii fue uno de los pocos grandes ganadores y su estrategia pre PASO fue a contrapelo de lo que dictó la superestructura: el hombre del poncho habilitó internas, pelearon tres listas. En esa intendencia del conurbano explican gran parte del éxito en la movilización que generó la competencia. De la relación que sepan construir en el ejercicio del poder en las próximas semanas el gobernador y la legión intendentista que desembarcó en el Ejecutivo con la anuencia y el empuje del líder de La Cámpora parece depender, también, el resultado del experimento.

 

La oposición mayoritaria reunida en Juntos está en su mejor momento. Envalentonada por los cuatro puntos de diferencia que le sacó al FdT –en las usinas de campaña del larretismo bonaerense firmaban tres puntos abajo antes de la elección–, van parados en los pedales sin torcer un centímetro el rumbo. Trabajan sin pausa en la nacionalización de la campaña en el conurbano y se cuidan de mantener en el centro de la escena al Presidente y a la candidata Victoria Tolosa Paz, una de las caras de la derrota que tras varios días en modo avión volvió a la campaña en su ciudad natal.

 

Rápido de reflejos, el Colorado Santilli ya recorría los distritos del denso conurbano –propios y de adversarios– cuando el gobierno recién comenzaba a salir del aturdimiento y replanificaba. 17 municipios en una semana y reuniones y fotos con todas las tribus del PRO. El macrismo disfruta de la derrota, pero no se relajó nunca, trabaja contrarreloj para atemperar el impacto de la maquinaria peronista en marcha.

 

El resultado 60 – 40 de la interna opositora fue un gran envión anímico para la coalición. Manes, con el barniz de político aún fresco, obtuvo un excelente resultado pese a haber perdido. Haberle ganado en cuatro de las ocho secciones al PRO le ensanchó la espalda; y el hecho de haberse dividido tan nítidamente conurbano e interior les facilita la estrategia de campaña para las generales. Pese a ir juntos en la lista, siguen mostrando las diferencias entre ambos para abrazar a un electorado más grande. De algún modo, son dos contra uno en ese mano mano.

 

A diferencia de lo sucedido en el oficialismo, en la oposición las partes encastran perfecto: las jefaturas comunales PRO de las cabeceras de secciones en el interior, el poder del jorgemacrismo y Posse en la Primera sección, la expansión del radicalismo en las comunas de todo el interior bonaerense, la figura de Horacio Rodríguez Larreta caminando el AMBA como si se tratara de un solo distrito. La disputa de partidos que se juega al mismo tiempo –PRO vs. UCR– no parece entorpecer la campaña que desandan Juntos, pero al mismo tiempo separados.

 

Axel Kicillof durante su discurso de apertura en la Legislatura bonaerense.
El PRO Buenos Aires.

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