En el armado radical todo es efervescencia y celebración. A pocos días del triunfo de Juntos en la provincia de Buenos Aires, con la propuesta de Facundo Manes jugando un rol clave, el vaso que miran en la cúpula boinablanca está lleno: triunfos en 75 distritos, siembra auspiciosa en varias comunas sin tierra, perspectivas de engrosar el caudal de correligionarios en la Legislatura bonaerense y, por qué no, en el Congreso, a la par de la construcción de un posible presidenciable para 2023. Con ese envión van al segundo tramo de la campaña, en la que el frente opositor lleva a la cabeza al macrista Diego Santilli.
En tren de no licuar identidades, como contó Letra P, uno de los ejes proselitistas del radicalismo de cara a noviembre será hacer foco en su territorialidad enraizada en el interior bonaerense donde la nómina de Dar el Paso obtuvo triunfos en cuatro seccionales electorales. Buscan apuntalar liderazgos distritales emergentes, acentuar desembarcos y una presencia en el llano que también se plasme con comités y subcomités abiertos en cada localidad. También, plantean empezar a ganar visibilidad en los grandes centros urbanos.
“Hay un reverdecer radical y eso se tiene que ver”, dice un dirigente. En esa línea, fuentes del entorno del neurólogo adelantaron a Letra P que la UCR está preparando una movida multitudinaria para octubre. Se habla de un evento que movilice un nutrido caudal de militantes del partido centenario, con liturgia 100% radical y épica alfonsinista.
¿Las razones? Una especie de corolario de un año agitado que empezó en marzo con una elección partidaria bonaerense (con triunfo de Maximiliano Abad) que movilizó a 120 mil afiliados y siguió con una voluminosa performace electoral de Manes en las Primarias “enfrentando a la maquinaria del PRO”. De paso, será una exhibición de musculatura e identidad propia de cara a las generales de noviembre para que tome nota el socio amarillo. Y posicionar a un posible candidato presidencial.
En el radicalismo no se olvidan de la “primera y única” negociación con el armado PRO al sondear la posibilidad de una lista de unidad. Sostienen que, sobre la base de lo que la UCR bonaerense pone en juego en estas legislativas, en el partido amarillo ofrecían casilleros con expectativas de renovar “solo la mitad” de lo que tenían que renovar. Post PASO, aseguran que la taba se dio vuelta y, calculadora en mano, ponderan el crecimiento en bancas que puede alcanzar el radicalismo y la merma que, por ende, sufriría el PRO, al considerar que en 2017 fue el socio cambiemista que más escaños ocupó.
Amén de eso, sostienen que la irrupción de Manes no solo revitalizó a la UCR, sino a Juntos. “Sin Facundo, el frente no sacaba esta cantidad de votos”, dicen, y evalúan que buena parte del voto obtenido por el neurólogo proviene “de la gente que está harta de los políticos tradicionales”.
Negociaciones y campaña
En cuanto a las conversaciones de campaña con el socio PRO, en la UCR señalan que ya comenzaron entre quienes compitieron el domingo pasado pero que, por lo pronto, son informales. Para lo concreto, están a la espera del escrutinio definitivo. Es que el escrutinio provisorio pone a Manes escasamente por debajo del 40%, umbral que, de superarlo, significaría una integración mucho más provechosa (intercalan de dos en dos). Flotó el rumor de una negociación entre partidos que permita sumar otro radical en zona expectante (casillero 16). Pero eso por lo pronto se deslizó en la informalidad de charlas de café y cenas.
Para que eso prospere, como en toda negociación, habría que ceder a pedidos de la otra parte. Y ahí es donde baja la efervescencia. Resignar algún lugar en zona de ingreso a la Legislatura en determinada sección electoral del interior bonaerense (y dárselo al PRO) para que se retoque la lista nacional por obtener un lugar con posibilidades pero sin garantías, no es algo que hoy se mire con demasiadas perspectivas en análisis radicales que recalcan que no darán ninguna pelea que no se pueda ganar en materia de negociaciones. De todos modos, no descartan posibilidades de acuerdos que hagan que la Junta Electoral del frente haga retoques en la lista.
Con lo que queda por dilucidar del escrutinio definitivo, no hay demasiadas expectativas de alcanzar el número de la entera felicidad (40%), que llevaría a intercalar cada dos postulantes. Tampoco ven factible planteos de revisión, a menos que se dé un panorama ajustado en extremo y con algunas mesas en duda.