PASO 2021

Sordos ruidos: por qué Larreta mueve su gabinete en campaña

Fricciones, cuentas pendientes y el inminente ingreso del vidalismo modificaron el organigrama porteño. Equilibrismo con el sello del alcalde. El rol de Miguel.

La renuncia de Diego Santilli como vicejefe de Gobierno porteño fue el momento que eligió el alcalde Horacio Rodríguez Larreta para ejecutar más cambios en su gabinete. Los tramaba desde el año pasado y anticipan el primer trazo de la estructura que lo acompañará en los últimos dos años de su segundo mandato, en los que deberá preservar los equilibrios internos con la llegada del vidalismo a la Ciudad. En la sede porteña aseguran que no habrá nuevas modificaciones hasta que se definan las elecciones de este año.

 

El lugar que Santilli dejó vacante deja un hueco en la sucesión porteña. Detrás de Rodríguez Larreta en la línea sucesoria ahora aparece el vicepresidente primero de la Legislatura Agustín Forchieri, primo de Santilli. En diciembre será reemplazado por el vidalista Emmanuel Ferrario, que hace dos semanas dejó la secretaría de Asuntos Estratégicos de la comuna para encabezar la lista de aspirantes a la Legislatura por la lista que encabeza la exgobernadora bonaerense María Eugenia Vidal. Ese lugar en la boleta lo pone como virtual reemplazante de Forchieri a partir del 10 de diciembre. 

 

Santilli también dejó el Ministerio de Justicia y Seguridad, que desde esta semana será conducido formalmente por Marcelo D'Alessandro, que estaba al frente de la secretaría de Seguridad de la cartera. El cargo cambiará en diciembre. Tal como anticipó este portal, será desdoblado para crear un ministerio de Justicia que será conducido por Gustavo Ferrari, exministro de Vidal.

 

Detrás de esos cambios, los movimientos en las segundas líneas del funcionariado también revelan algunas sorpresas, aunque algunos nombres tenían boleto de partida desde 2020. Es el caso del empresario Diego Fernández, que hasta la semana pasada fue titular de la Secretaría de Integración Social y Urbana (SISU) del ministerio de Desarrollo Humano y Hábitat porteño que conduce María Migliore.

 

Fernández, reconocido accionista del fondo BlackRock y dueño del exclusivo sushibar Dashi, también estaba a cargo de la urbanización de la villa 31. El año pasado afrontó una dura crisis cuando se conoció que había privilegiado el suministro de agua potable para la nueva sede de la cartera educativa en vez de garantizársela a los vecinos del barrio durante el comienzo del ASPO. Fernández sobrevivió a quienes pedían su cabeza y estuvo bajo la órbita de Migliore hasta la semana pasada. Ambos mantuvieron duras diferencias durante los últimos años, pero Rodríguez Larreta buscó laudar sin ceder a quienes pedían la cabeza de Fernández. Las críticas más agudas no tuvieron que ver con su mal desempeño en la gestión de la urbanización, sino en los pésimos resultados electorales cosechados en el barrio popular que Larreta eligió como un ejemplo de la urbanización de villas. 

 

Sin degradarlo, lo puso al frente de la secretaría de Innovación y Transformación Digital que estuvo en manos de Fernando "Bana" Banegas, que habría sido resignado por Felipe Miguel. A ambos los une relación muy estrecha, pero el ministro coordinador habría aceptado entregarle el área a Fernández como nuevo destino sin despido.

 

La movida no desairó a Fernández y fortaleció a Migliore, que recuperó el control de la estratégica SISU con la designación de Tomás Galmarini, hasta la semana pasada subsecretario de Integración Social y Económica. "No es del riñón, pero es muy cercano y las cosas fluyen entre ambos como no fluían con Fernández", detalló a Letra P un funcionario que fue testigo de los años de tironeos internos que parecen haber llegado a su fin. 

 

Miguel era uno de los funcionarios mejor posicionados para transformarse en candidato y suceder a Rodríguez Larreta. Los planes se hicieron trizas en abril del año pasado, cuando se conoció la compra de 15.000 barbijos a 45 millones de pesos. La operación reveló un costo por barbijo de 3.000 pesos comprados a la firma Green Salud, perteneciente al abogado Ignacio Sáenz Valiente, muy vinculado a Héctor Magnetto, CEO del Grupo Clarín. El escándalo golpeó al alcalde y especialmente a Miguel, que enterró sus planes electorales y desde entonces solo busca crecer hacia adentro de la estructura burocrática porteña.

 

Un enroque involucra a uno de los pocos dirigentes que tienen alto perfil en el larretismo. Maximiliano Corach pasó a trabajar como subsecretario de Gobierno dentro del ministerio que dirige el santillista Bruno Screnci y dejó la subsecretaría de Asistencia y Cuidado Inmediato que depende de Migliore. Corach es uno de los hijos de Carlos, quien fuera ministro del Interior de Carlos Menem,  y responde al espacio que comparten Santilli con el jefe del bloque de diputados macristas Cristian Ritondo. Ese giro amplió los cambios en el área de Desarrollo Humano porteño, porque Corach fue reemplazado por Sergio Constantino, que estaba al frente de la entonces subsecretaría de Integración Social para Personas Mayores. El área fue elevada al rango de secretaría y pasó del área de Desarrollo Humano a Salud. Rodríguez Larreta designó en ese lugar a la joven Milagros Maylin

 

El alcalde también retocó su entorno inmediato. La secretaría de Planificación, Evaluación y Coordinación de Gestión que está bajo su órbita estaba en manos de Patricio Avellaneda, un hombre que responde a Miguel. En su lugar estará Facundo Carrillo, que detentó durante años el control de la secretaría de Atención Ciudadana y Control Comunal dentro de la órbita del jefe de gabinete. 

 

Carrillo ahora estará al lado de Rodríguez Larreta. Es uno de los militantes del PRO que afianzó el predomino amarillo en Recoleta. Proviene del barrio más exclusivo y rico de la capital y sus detractores le cuestionan la falta de conocimiento de la Ciudad más allá de la avenida Rivadavia.

 

La secretaría que ocupó quedará en manos de Julia Domeniconi, hasta la semana pasada subsecretaria de Gestión de Recursos Humanos. Es considerada un cuadro técnico, casi gerencial, de estrecha confianza del alcalde para controlar los fierros tecnológicos del contacto del gobierno porteño con los vecinos. Domeniconi no dejó su anterior puesto librado al azar: puso a Sebastián Fernández, que estaba al frente de la Dirección General de Administración y Liquidación de Haberes. Ambos reportan a Miguel, que se prepara para convivir con Ferrario a partir de diciembre, cuando su jefe político comience a trabajar de lleno para su precandidatura presidencial en 2023.

 

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