En estado de hibernación desde que Mauricio Macri perdió las elecciones presidenciales en 2019, sin avances sustanciales en el plano legislativo en la Ciudad y en la provincia de Buenos Aires, y con la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) y la Liga Profesional en medio de una guerra que escala públicamente y hace olvidar estos temas, las empresas de apuestas online empezaron a planear su aterrizaje formal en la Argentina ya no desde la política, sino desde la publicidad en las camisetas de los equipos.
Es una manera efectiva de posicionar marcas y también de reavivar un negocio que quedó en un limbo hace dos años, sin demasiadas perspectivas para que se retome en lo inmediato en las agendas parlamentarias porteña y bonaerense.
La que le dio un nuevo impulso esta semana fue la española Codere, anunciada el lunes por las redes sociales de River como el nuevo sponsor oficial del club. La empresa de máquinas, casinos, hipódromos y bingos estará hasta junio de 2022 en las mangas de la camiseta millonaria, y, a partir de esa fecha, se convertirá en el patrocinante principal: reemplazará a Turkish Airlines sobre la banda roja.
Si Codere representa a las multis de un negocio que mueve 300 mil millones de dólares al año según Forbes, la empresa nacional que sigue su camino –al menos en el fútbol– es Bplay, la plataforma argentina de apuestas deportivas y juegos online que desde hace dos semanas aparece en el pecho de la casaca de los futbolistas de Estudiantes de La Plata y en la publicidad estática del flamante Estadio Uno. El acuerdo de Bplay –que cambió su logo verde por uno blanco y negro– con el Pincha es por un año.
Codere le pagará a River dos millones de dólares por este año. Y, a partir de junio de 2022, cuando su logo se corra de las mangas al pecho, el monto se elevará a tres millones y medio de dólares más adicionales, que varían de acuerdo al resultado que obtenga el equipo en los torneos y copas en los que participa.
La fruta prohibida
Con su casa matriz en Madrid y emblema de un rubro que se amplió económica y geográficamente, Codere no es nueva en la arena del marketing futbolero: estuvo durante años en las camisetas de Banfield, Lanús y Deportivo Morón, tres de las zonas conurbanas donde ancló sus bingos.
Sin embargo, su llegada a River, con la potencia que eso conlleva, tiene como objetivo estimular su participación en el creciente e inabarcable mundo de las apuestas deportivas en línea.
El aterrizaje también puede explicarse por lo que sucede en su país de origen: España prohibió en 2020 la publicidad de casas de apuestas online en equipos y estadios de fútbol. La Liga española que está por arrancar ya no tendrá ese negocio en sus casacas, lo cual generó un vacío económico y también visual: casi la mitad de los equipos perdieron a su patrocinante principal.
Alertado por las denuncias y reclamos de asociaciones vinculadas a la adicción al juego (algo que la pandemia profundizó), el Gobierno español clausuró ese espacio publicitario que recorría el mundo a través de la transmisión de partidos y también limitó la publicidad en televisión, radio, Youtube y otras plataformas: Codere, Bet365, Bwin, PokerStar y tantas otras solo aparecen en la franja horaria de 1 a 5 de la madrugada.
“El dinero destinado a España empezó a redistribuirse en otros países como Argentina. Eso, sumado a que el mercado argentino abrió sus fronteras, posibilita la llegada de estas empresas”, le cuenta a Letra P un directivo que asesora a clubes y empresas. Un riesgo para la salud pública que, en economías en crisis, se prefiere relativizar.
La sombra de Angelici
En el edificio de Viamonte 1366 rotulan a las apuestas online como “un tema muerto, borrado de agenda”.
La definición es absoluta si se considera que no se avanzó con su legislación en la Ciudad ni en territorio bonaerense y, por ende, no hay noticias del potencial ingreso que implicaría ese nuevo negocio; pero es relativa si se advierte que la AFA firmó el mes pasado un convenio con Genius Sports para la captura, distribución e integridad de los datos oficiales de todos sus torneos.
¿De qué se trata? Genius Sports genera los datos –quién hizo el gol, en qué minuto sucedió– con la homologación de la AFA y se los vende a las casas de apuestas deportivas online como Codere. En 2019, la Superliga había firmado un contrato similar por 200 mil dólares anuales. Es un ingreso más para los clubes, que, aunque aquí no se pueda, son motivo de apuestas en otros lados del mundo.
Todo podría haber cambiado a mediados de 2019. Con un intenso lobby de empresas y empresarios, el permiso para apostar en la provincia de Buenos Aires y la Ciudad que gobierna Horacio Rodríguez Larreta se trató casi en paralelo.
Los dos principales operadores judiciales del macrismo tuvieron un rol protagónico. Fabián Rodríguez Simón, ahora en Uruguay esperando su asilo político, impulsaba la habilitación en el ámbito porteño; Daniel Angelici, del otro lado de la General Paz, el territorio donde amasó su fortuna y poder.
En aquel tiempo, el gobierno de María Eugenia Vidal iba a entregar siete licencias para la explotación de las apuestas deportivas online: una de ellas, como reveló el periodista Roberto Parrottino en Tiempo Argentino, tenía como destino a PokerStar, motorizada en las sombras por Angelici, en ese entonces presidente de Boca. Como la ley impedía presentarse a dirigentes de fútbol, el Tano –dueño de bingos en Ramallo y Pergamino y de un casino en Mendoza– había camuflado su alianza con esa multinacional de los juegos y las apuestas online.
Pero el resultado de las elecciones frenó el lobby y la iniciativa. Sin Macri en la Rosada, sin Vidal en la provincia y, luego, sin Angelici en Boca y en AFA, las empresas de apuestas se retiraron. Ahora planean volver por otro camino.
