SEMANA SANTA FE

La biblia de Perotti, edición 2021

Producción y empleo, el podio en la nube de palabras de su discurso ante una Legislatura brava. Vuelta al mantra histórico. Pelea contra las mafias, a la cola.

“Me defino siempre como un productivista”, remarcó de entrada el gobernador de Santa Fe, Omar Perotti, en su discurso de apertura de del período 2021 de sesiones ordinarias de la Legislatura provincial. A lo largo de 140 minutos, el rafaelino leyó su biblia, su manifiesto sobre lo que entiende e interpreta que debe ser la política y la gestión. Sin buscar enemigos como en ocasiones anteriores, relegó su pelea “contra las mafias” y se concentró en su mantra histórico, el mismo que lo llevó a la Casa Gris: producción, empleo y trabajo.

 

Perotti se sacó rápido el lastre de encima y arrancó con un deseo de pronta recuperación a su antecesor, el “luchador” Miguel Lifschitz, que pelea contra el coronavirus en terapia intensiva. Luego le dedicó un extenso repaso a lo que entiende como logros de la gestión.

 

Productivo, productivista, producción, palabras que Perotti verbalizó en reiteradas ocasiones este sábado. Esas fueron las máximas que lo llevaron a la gobernación, ese fue su relato a lo largo de su carrera política. Industria, inclusión, territorio, infraestructura, “generación de riqueza”. Pilares.

 

Casi por primera vez, reflexionó en público sobre la hidrovía del río Paraná, “la mayor obra de impacto federal en los últimos 30 años”. Habló del “rol protagónico” que tendrá Santa Fe y reveló una nueva licitación destinada a la creación de un órgano de control y regulación de la hidrovía.

 

En un marco de “crisis global nunca vista”, el gobernador celebró que Santa Fe muestre una “franca recuperación de todos los sectores productivos”. En esa línea, destacó que el gobierno provincial “llega a todos los rincones de la provincia”. Le dedicó el grueso de su discurso a esos temas.

 

De ese modo, les tiró un palo por elevación a los senadores, con quienes rivaliza desde el inicio de su mandato. Perotti denuesta la intermediación en la política y elige el vínculo directo con intendentes y presidentes comunales. Bajo esa premisa, su relación con la oposición y una parte del PJ en la Cámara alta nunca dejará de ser tenso.

 

Pero en esta ocasión, el gobernador bajó un cambio. Le pidió con buen tono a la Legislatura que sancione la ley de conectividad, proyecto por el cual pidió dos veces. "No es una ley de Perotti, es una ley para la provincia”, dijo. La otra norma que reclamó fue la reforma policial que diseñó el exministro de Seguridad Marcelo Sain, a la cual se le pueden aplicar “las mejoras que consideren conveniente”.

 

No fue el Perotti de tono confrontativo, en ningún momento levantó la voz. Volvió a marcar la divisoria entre su decencia y las mafias, pero no aportó nada nuevo en ese plano, más que la repetición de frases anteriores. Y dejó ese tramo casi para el cierre. El centro se le dejó a su libreto.

 

En el plano de los anuncios, señaló que la provincia comenzará a producir aceite de cannabis de uso medicinal. Por otro lado, convertirá a la empresa de energía en una sociedad del estado y profundizará su aval a la autonomía municipal. “No vengo a borrar con el codo de gobernador lo que escribió con la mano de intendente”, se prometió.

 

Esta vez no abundó en la herencia recibida. Por la situación de salud de Lifschitz o por la decisión de concentrarse en otra agenda, Perotti hizo foco en sus “transformaciones de fondo”. En la biblia que leyó toda su vida.

 

Los hermanos Damián y Maximiliano Pullaro.
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