En la compleja y cambiante discusión acerca del futuro de los biocombustibles, el gobernador de Santa Fe, Omar Perotti, dejó de lado un eventual dilema acerca de una prórroga del régimen actual o la implementación de una ley nueva como impulsa el kirchnerismo. Su apoyo desde el minuto uno fue para la extensión de la normativa actual, decisión que lo dejó en la otra vereda del Gobierno, e incluso de los diputados y diputadas santafesinas del justicialismo y de las pymes del sector que son el corazón del régimen. Ahora, con el impulso de la nueva ley que marcha sin detenimientos en las comisiones de la Cámara baja intenta colar algunos retoques para no quedarse con las manos vacías.
Cuando el kirchnerismo sorprendió con un nuevo proyecto dejando de lado la prórroga que ya tenía media sanción del Senado, la patria gringa santafesina y cordobesa salió con los tapones de punta con solicitadas y duras críticas. Exigía mantener vigente la actual normativa para no afectar el esquema que rige hace 15 años para el maíz y la soja con que se fabrican los biocombustibles. Santa Fe concentra la mayor producción y se mostró reticente a los cambios.
Así, el gobernador Perotti defendió la causa junto a su mano derecha, el senador nacional Roberto Mirabella, las cerealeras, las Bolsas de Comercio de Santa Fe y Rosario, y los grandes jugadores del agro. Por su parte, las pymes productoras de biodiesel vieron una oportunidad en la nueva ley por ser proactiva con su sector y arrinconar a las siete grandes aceiteras, y se desmarcaron de Perotti. Las diferencias quedaron evidenciadas en la foto del encuentro organizado por el gobierno provincial con el Foro de Empresarios de la Región Centro sin la invitación a productores de biodiesel.
A todo esto, el gobernador no tiene una tropa de legisladores y legisladoras que le respondan directamente ante un problema que toca los nervios provinciales, como sí logró el gobernador cordobés Juan Schiaretti. Es más, la discusión truncó el esquema legislativo santafesino. El camporista Marcos Cleri encabezó el proyecto por su estrecho vínculo con el ideólogo del texto, el jefe de la bancada oficialista, Máximo Kirchner, y arrastró el acompañamiento del resto del bloque justicialista. Juntos por el Cambio quedó pidiendo la prórroga.
No se queda afuera
Sin embargo, la política generalmente es más práctica que teoría. En las últimas semanas la espuma del respaldo a la prórroga por parte del gobierno provincial bajó. Todo indica que no se embanderará en una causa que parece no tener futuro, ni se perderá la oportunidad de sumar retoques en el proyecto que discute Diputados.
Puntualmente de la mano del propio Mirabella. El senador fue quien más exhortó la vigencia del actual régimen para “poder discutir con tranquilidad un nuevo marco regulatorio y una nueva ley que sea tan innovadora, avanzada y audaz como fue la ley que se impuso en el año 2006”. La ley que propone discutir es un proyecto que él mismo presentó en octubre pasado y que demostraba ser completa, según apuntaron en aquel momento a Letra P empresarios del sector.
Ahora, el senador que busca renovar su banca se mueve más sigiloso analizando la posibilidad de influir en el texto del proyecto que se presentó la semana pasada en la Cámara de Diputados. Otro ejemplo respecto del impulso que ganó la nueva ley se descubre al ver los movimientos de la senadora santafesina muy ligada al cristinismo, María de los Ángeles Sacnun, quien fue la autora de la prórroga, pero que en el último tiempo dejó de reclamar la media sanción restante. El avance de la iniciativa motorizada por Máximo Kirchner es la respuesta a esto, posiblemente a pedido de la propia vicepresidenta de la Nación.
