La interna económica del Frente de Todos ya se juega en horario central. Los mensajes van y vienen en entrevistas y disertaciones y el presidente Alberto Fernández intenta el equilibrio entre su gabinete económico, su vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner y los funcionarios que le responden.
El fin de semana, el interventor del Ente Nacional Regulador del Gas (Enargas) Federico Bernal, blanqueó en una serie de reportajes diferencias con el ministro de Economía, Martín Guzmán, en lo referente a la política energética y tarifaria. Las diferencias eran conocidas pero salieron a la superficie. “No es objetivo de la política energética que el déficit fiscal sea el menor posible o que haya superávit fiscal”, le dijo al diario Perfil. Antes, había aseverado que la decisión de mantener los subsidios clavados en 1,7 puntos porcentuales del PBI, como planteó Guzmán en el Presupuesto 2021, no estaba saldada.
Las declaraciones de Bernal repiquetearon en los ministros del organigrama que definen, con el Presidente, la política económica. Trajeron a la superficie la discusión entre el kirchnerismo "nestorista", pendiente de los superávit gemelos y el orden de las cuentas públicas, y el "cristinismo" post cepo de 2011. Dos de los tres kirchnerismos que el ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, esbozó en su libro que aún hoy molesta a CFK. Tarifas y deuda son dos "taras" del cristinismo, según un integrante del Gabinete económico. Ahí, en el cuadro tarifario y en la negociación con el Fondo Monetario Internacional (FMI) se juega la interna.
Guzmán, elegante, retomó la discusión en su road show por las provincias. En la charla que dio en la Universidad Nacional de Catamarca, este lunes, volvió a ponderar la sostenibilidad fiscal como uno de los requisitos para "tranquilizar la economía". "Hay una tendencia a asociar la bandera de reducción de déficits fiscales con la derecha. Eso está mal", dijo. "La derecha pide un Estado chico, con bajos impuestos y que gasta poco, con poca presencia en la economía (...) pero hablar de sostenibilidad fiscal no es un concepto de derecha", agregó.
Y cerró: "Quienes consideramos que el Estado juega un rol muy importante en resolver aquellas cuestiones que el mercado por sí solo no resuelve, consideramos que el Estado debe tener capacidad de hacerlo y para eso tiene que ser fuerte, tiene que tener una moneda robusta y tener crédito. Y un Estado que vive pidiendo prestado y tiene una moneda débil es un Estado débil. Tuvimos un presidente que entendió esto muy bien, que fue Néstor Kirchner, y el jefe de gabinete era el presidente actual, Alberto Fernández".
El Presidente retomó el mismo discurso este martes, al presentar la ley para promover inversiones en el sector automotriz. "El equilibrio fiscal no es un problema de izquierda o de derecha. Era la misma discusión que teníamos con Néstor cuando llegamos al gobierno. Néstor era un obsesivo de lo fiscal. De repente hoy, frente a algunos amigos, cuando tenemos que explicar que el equilibrio fiscal hace a la sostenibilidad de la economía pareciera que planteáramos algo novedoso", dijo.
Mientras Fernández calcaba en su discurso los dichos de Guzmán en el norte argentino, el titular de la cámara de Diputados, Sergio Massa, hablaba con empresarios en el Council of the Americas y ratificaba la voluntad de cerrar un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) cuanto antes. Como contó Letra P, el ministro de Economía viajará a Washington en los próximos días para tratar de encarrilar esa negociación, entorpecida por el alineamiento que el Presidente esbozó con el ala cristinista de la coalición de gobierno en su reciente discurso de apertura de sesiones del Congreso.