Hasta acá llegué, hasta acá te acompañé, podría haber sido el textual del intendente de Rosario, Pablo Javkin,para el gobernador de Santa Fe, Omar Perotti. Flanqueados durante el año pandémico, el rosarino le pegó al rafaelino donde más le duele, su talón de Aquiles. La inseguridad es responsabilidad del gobierno provincial, es de manual, pero el intendente, Javkin o cualquiera, es figura visible ante todas las dificultades de gestión.
En ese marco, Javkin usó el discurso de apertura de sesiones del Concejo municipal como puntapié para su estocada. Sacó un poco el pecho y se quitó el lastre de una problemática que, en Rosario, se come a cualquiera. Por ese motivo, el intendente se puso la camiseta de los rosarinos y las rosarinas.
Por más que lo busquen y le doren la píldora, Javkin prioriza el pago chico. Sabe que es una figura de relevancia nacional, uno de los intendentes no peronistas más importantes del país, pero su proyecto es gobernar ocho años en Rosario. Después sí, pensar en escalar.
“Somos pacientes, pero todo tiene un límite; muchas balas, mucha sangre... necesitamos que nos cuiden más”, lanzó Javkin. Límite, sangre y balas en la misma oración. “Debe haber pensado 70 veces las palabras”, confía a Letra P una persona de su extrema confianza.
Javkin no quiere darse el lujo de que, en un año electoral, la inseguridad lo arrastre hasta lo incontenible. No pide la renuncia del ministro Marcelo Sain, no es su estilo, pero espadea con el gobernador. “Acompañamos hasta la puerta del cementerio”, inquiere un javkinista.
El intendente, cuyo plan político es de máximo nivel, sabe que sin gestión no hay futuro. Con mediciones en mano, tiene bien en claro que el problema que azota a Rosario es la inseguridad. No es novedad, de todos modos. En ese sentido, el jefe de la fuerza Creo no está dispuesto a comerse el vuelto sin tomarla ni beberla.
Si no convence a Marcelo Lewandowski de abandonar el Senado, Perotti no tiene candidato ni candidata fuerte a la vista para pelear Rosario este año. Roberto Sukerman seguirá su camino de ministro, por lo que no hay opciones de peso. A priori.
Ante ese escenario, Javkin deberá afinar su relación con el exgobernador Miguel Lifschitz, cerrar con los altos mandos del socialismo para evitar problemas e internas progresistas en el terruño. Si el presidente de la Cámara baja no le planta unas PASO, el intendente está dispuesto a acompañarlo con los ojos cerrados en su deseo de ingresar al Senado nacional. Tiempo al tiempo.
Mientras tanto, manda mensajes, construye y contiene. Le robó al PRO a la intendente de la ciudad norteña de Vera, Paula Mitre, y en breve descolocará a varios y varias al designar al exconcejal UCR Jorge Boasso como integrante de una comisión de autonomía municipal.