El plan PASO para Todos que Alberto Fernández lanzó públicamente en el acto por el Día de la Militancia ya empujó a la cancha a varios jugadores del oficialismo que empiezan a moverse en la provincia de Buenos Aires, con aviso previo a Axel Kicillof y el objetivo central de “ampliar la base de sustentación” de la coalición peronista.
“En las condiciones de hoy, en 2023 no gana nadie”. El diagnóstico de un funcionario de la primera línea bonaerense es lapidario y compartido por todas las partes interesadas. La remontada en las elecciones de la provincia de Buenos Aires le dio aire a los respectivos gobiernos, pero tanto Fernández como Kicillof y toda la dirigencia del FdT entienden que, de acá a dos años, esos números no alcanzarán para evitar la derrota.
Con el aval de las cúpulas, varios se lanzaron al territorio a jugar sus cartas. En La Plata cuentan entre los interesados por la competencia en 2023 al ministro de Obras Públicas, Gabriel Katopodis; al ministro de Desarrollo Social, Juan Zabaleta, y al propio jefe de Gabinete bonaerense, Martín Insaurralde, que nunca ocultó su voluntad de ocupar el sillón de Dardo Rocha y terminó en el gabinete puesto por Cristina Fernández de Kirchner.
Cerca de Kicillof explican que los funcionarios nacionales hablaron del tema en La Plata con el propio gobernador en el tiempo que hubo entre las elecciones primarias y las generales. “Tenemos que construir todos. Llegará después el que esté mejor posicionado. Es saludable”, desdramatizan.
Katopodis se lanzó a la recorrida bonaerense pocos días después de la remontada del 14 de noviembre. En su equipo hablan de la necesidad de “ampliar la base de sustentación” del FdT, con apertura a otros sectores con los que haya coincidencias en las cuestiones de fondo, como la defensa de la industria nacional. Referentes del empresariado y de la producción, figuras de otros espacios, peronistas enojados... en todos los ámbitos hay sujetos pasibles de recibir una próxima visita del ministro. No necesariamente, afirman, el esquema de construcción terminará en una candidatura ni en la pelea de lugares en las listas.
Aunque el ministro tiene desde hace tiempo la fantasía de ser gobernador, en el entorno de Zabaleta tampoco hablan de posibles candidaturas para 2023. Afirman que su esquema de construcción habita en el mismo universo que el de Katopodis. La búsqueda del armado es más “para el espacio” que para un nombre en particular. La salida al territorio no quita, incluso, que Kicillof vuelva a ser el elegido por Fernández. En La Plata tienen presente que, en 2019, “eran todos candidatos”, pero el economista era quien medía mejor en las encuestas y se quedó con la nominación. El gobernador bajó la orden a la tropa propia de no hablar de 2023 y meterse de lleno en la gestión. “Falta mucho; pensar en candidaturas ahora es desayunarse la cena”, apuntan en La Plata.
Zabaleta y Katopodis son ministros de confianza de Fernández y forman parte de su mesa chica. Aunque el Presidente se haya negado sistemáticamente a avalar el armado de su espacio, forman parte del ala albertista del Gobierno que siempre quisieron impulsar y que, después de la remontada electoral, parece tener más chances de desarrollarse.
Por ahora, Fernández habló en público y en privado de la necesidad de conformar una mesa de trabajo para la provincia de Buenos Aires. Lo dijo durante la cena que compartió con intendentes en la Quinta de Olivos, después del acto por el Día de la Militancia. Allí estuvieron Katopodis, Zabaleta, Kicillof, el ministro del Interior, Eduardo de Pedro, y Sergio Massa.
La intendenta de Quilmes, Mayra Mendoza, hizo notar la ausencia de Máximo Kirchner. “Yo lo invité”, le respondió el Presidente, que aprovechó la ocasión para plantear la necesidad de avanzar en un nuevo esquema de toma de decisiones que, al incluir nuevos actores, termine diluyendo la centralidad de Cristina y a La Cámpora; un planteo que su grupo de confianza le hace a Fernández desde hace tiempo, pero que el Presidente no había atendido. “Tiene que haber otra correlación de fuerzas”, apuntan en el ala albertista.
Fernández llegó a la cena envalentonado por la remontada –que todos se adjudican como mérito propio– y por la masividad de la marcha que impulsaron la CGT y los movimientos sociales y a la que terminó sumándose La Cámpora sobre la hora. En los últimos días, el Presidente recibió otras noticias que lo alientan. Una consultora que hace un tracking de diez mil casos diarios midió su imagen después de las elecciones y encontró un ascenso de cinco puntos en la positiva. Los analistas aclaran que los números tienen que ver con la salida del proceso electoral, de una mayor presencia en el centro de la escena política de Fernández y el silencio de Cristina. Con todo, en el entorno del mandatario igual genera entusiasmo, de cara al futuro, con la confianza puesta en la recuperación económica.
“Hay que interpelar a otros sectores sociales, no solo al conurbano bonaerense. Hay que hablar con otros actores”, plantean en el albertismo. Con ese lineamiento salieron a la cancha Katopodis y Zabaleta, en territorio bonaerense, y habla el jefe de Gabinete, Juan Manzur, en la arena nacional. Manzur y Zabaleta hicieron una recorrida por varias provincias en la previa del último test electoral. “Hay que bancar al Presidente. Hay que construir y abrir el frente”, les pidió el tucumano a los gobernadores que visitó. El plan ya está en marcha.