SEGUNDO TIEMPO

Fernández amasa una mesa política del FdT para llegar entero a 2023

Impulsa un ámbito de debate entre los socios para cohesionar a Todos. La institucionalización, un enigma. El modelo Frente Amplio y las dudas sobre el armado.

El presidente Alberto Fernández lo propuso en público y en privado, pero la institucionalización del Frente de Todos (FdT) aparece, por ahora, como una quimera en el horizonte del oficialismo, cuya dirigencia se inclina más por el armado de una mesa política de discusión que por el diseño de una figura formal de representación.

 

“Es políticamente lindo decirlo, pero en la práctica va a ser imposible”. Sin vueltas, uno de los dirigentes que la semana pasada participó en la sede del Partido Justicialista (PJ) de la reunión en la que se acordó la marcha conjunta por el Día de la Militancia, admite que la proclamada institucionalización del FdT encontrará varias dificultades para prosperar, pese a la voluntad presidencial.

 

Fernández insiste con la idea desde que asumió como presidente. Ya en los albores del Gobierno, el primer mandatario entendía que el armado de una mesa con representación de todos los sectores del FdT contribuiría a encaminar los debates internos y a mantener cierto equilibrio entre las facciones. El proyecto empezó a gestarse a principios de 2020 con el chaqueño Jorge Capitanich como armador, pero de inmediato quedó trunco por la irrupción de la pandemia.

 

El Presidente lo retomó después de las elecciones, con el aire que le dio la remontada en la provincia de Buenos Aires, en el acto que encabezó en Plaza de Mayo. Sus laderos políticos intentaron darle cuerpo al concepto. “La idea es hacer algo similar al Frente Amplio uruguayo”, explicó un funcionario de confianza del Presidente.

 

Cuáles son los temas que trataría el espacio, cómo estaría integrado, cómo se resolverían las diferencias o cómo se tomarían decisiones son dudas que ninguna de las fuentes del FdT consultadas por Letra P pudo precisar hasta el momento. En su carta orgánica, el Frente Amplio uruguayo establece, por ejemplo, un sistema de mayorías para la toma de decisiones y órganos de acción con competencias delimitadas.

 

Aun así, Fernández tiene “la decisión política de acelerar” el armado del espacio, que estaría abocado a la definición de “líneas políticas generales”, según indican en la Casa Rosada. Más allá de los formalismos, lo que avanza en los despachos oficiales es el debate sobre la necesidad de armar “una mesa política” de discusión en la que dirigentes del albertismo vislumbran una decisión del Presidente de tratar de licuar el poder de decisión de Cristina Fernández de Kirchner y La Cámpora, equiparando las voces de las partes. “Si nos sentamos todos en la mesa de discusión, quiere decir que ya no hay un sector que pese más que otro”, apunta un operador del oficialismo.

 

Sin precisiones, el modelo vigente hasta el momento para avanzar en la concreción del ámbito de debate político sería la ya célebre “mesa de los lunes” que funcionó antes de las primarias con sede en La Plata para el armado de las listas de la provincia de Buenos Aires. “Algo así, pero menos sectario”, apuntan en el albertismo, en referencia a los dirigentes que formaron parte de la discusión.

 

La referencia más cercana en el tiempo sería la propia reunión que se celebró el lunes 15 en la sede del PJ, de la que participaron albertistas, cristinistas, sindicalistas, representantes de movimientos sociales y el jefe de Gabinete, Juan Manzur, como voz de las provincias. A esos sectores se sumarían voces del massismo y de las intendencias. “Vamos por lo posible, con expectativas razonables, más bien módicas”, admite uno de los dirigentes que participó de aquel encuentro, en el que se acordó una nueva reunión para esta semana, que aún no fue convocada.

 

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