SEGUNDO TIEMPO

La ley electoral, la peor trampa para Bordet y el peronismo de Entre Ríos

Fernández anunció PASO para Todos y sintonizó con el reclamo local, pero la norma provincial atenta contra las internas. Riesgo de fugas y el pacman Frigerio.

 

La noche del domingo, sin tanto preámbulo, voces del oficialismo hicieron saber que no hay espacio para dudas. Las candidaturas que se definan en dos años deben ser elegidas por los “compañeros y compañeras”, dijo el presidente de la Cámara de Diputados local, Ángel Giano, cuando el tablero del escrutinio marcaba en todos los medios locales una diferencia a favor de Juntos por Entre Ríos de casi 23 puntos sobre el Frente de Todos.

 

En este contexto, según reconstruyó Letra P, comenzó a dar vueltas en torno de Gustavo Bordet la idea de reformular la carta orgánica del PJ entrerriano, que preside el gobernador. El objetivo es bajar el piso, es decir la cantidad requerida de votos para que las minorías tengan posibilidades de incorporarse a la boleta que compita en los comicios generales. Hubo varios amagues de modificar ese criterio, pero nunca sucedió. El último congreso partidario, a mediados de año, realizado por Zoom, no incluyó el asunto en el temario.

 

En 2018, Bordet había presentado un proyecto ambicioso. Se trataba de un Código Electoral que, como reforma más inmediata y de impacto, reemplazaba la boleta sábana por la Boleta Única Papel (BUP). Esa iniciativa, al poco tiempo de empezar a discutirse en el Senado, quedó atrapada primero en la interna peronista entre el mandatario y Sergio Urribarri, que aún conservaba representación parlamentaria. Luego, el radicalismo no hizo mucho esfuerzo para mantener en pie el debate.

 

En las últimas elecciones, el peronismo se pudo ver en el espejo de Juntos. Allí sí hubo interna entre las listas encabezadas por Rogelio Frigerio y el radical Pedro Galimberti, lo que generó una movilización importante en las bases y se transformó en el principal atractivo de la contienda electoral. El exministro y el intendente de Chajarí, ahora convertidos en diputados nacionales electos, se enfrentaron, pero luego de las PASO sortearon sus diferencias con altura y al final del camino terminaron contando juntos la muy buena cosecha.

 

La trampa

Cualquier reformulación de la carta orgánica que pueda encarar el PJ para ablandar la incorporación de las minorías se diluirá si antes no se deroga la Ley Castrillón (Nº 9659), que lleva el nombre de su autor, el entonces diputado provincial Emilio Castrillón, que luego Jorge Busti designó como vocal del Superior Tribunal de Justicia (STJ). La norma en cuestión, que rige las reglas de juego, fue promulgada en 2006 e implica una larga lista de requisitos para el aspirante que quiera dar la pelea por la gobernación, a punto tal que se torna casi imposible. 

 

La Ley Castrillón fue presentada como un avance por cuanto obliga a todos los partidos a convocar sí o sí a internas de manera simultánea. Por eso se llama Ley de Internas Abiertas, Obligatorias y Simultáneas.

 

La norma rompió con preceptos elementales de las cartas orgánicas del PJ y la UCR para prever la integración de minorías o para distribuir poder territorialmente a través de cargos a la Cámara de Diputados provincial. La clave está en el artículo 6. Dice que se denegará la pretensión de oficializar candidaturas en los siguientes casos:

 

- Si la postulación de gobernador y vicegobernador no fuera hecha conjuntamente con, por lo menos, 15 candidaturas para el Senado y una lista completa para Diputados.

 

- Si la postulación del intendente no se hiciera en forma conjunta con una lista completa de candidaturas titulares y suplentes al Concejo Deliberante.

 

Esto significa que, por caso, un intendente que no tenga reelección y quiera dar la interna necesitará una estructura que difícilmente tenga a mano. Además, la ley instaura ya, desde la interna misma, la lista sábana para la Cámara de Diputados. De esa manera, terminó con la tradición del peronismo cuya orgánica preveía la posibilidad de disputar en los diferentes territorios, facilitando el control de la tropa propia a las hegemonías partidarias.

 

Morderse la cola

Buscar los motivos por los que se impulsó esta ley no deja lugar a dudas. La norma se sancionó cuando el entonces gobernador Busti previó el estallido del PJ ante la negativa de Julio Solanas, por ese tiempo intendente de Paraná, de bajarse de la candidatura para sucederlo. Como se dijo, las exigencias y las desventajas ante la lista oficial eran tantas que Solanas terminó yendo por afuera. Lo acompañó en aquella fórmula Enrique Cresto, que se desempeñaba como diputado y había levantado la mano para votar por la afirmativa la Ley Castrillón, y pese a la derrota del domingo también se convirtió en diputado nacional electo.

 

Quienes levantaron la mano en 2006 en Diputados y en el Senado local terminaron siendo presa de lo que votaron. En tanto, dirigentes departamentales debieron disciplinar sus aspiraciones de poder a los ordenamientos que se dieran desde el liderazgo de Busti, y luego de Urribarri y ahora de Bordet.

 

Hasta que esa ley no se derogue será muy difícil enfrentar, con alguna posibilidad, al candidato oficial y cumplir con la consigna de la competencia interna que se reclama en los pasillos partidarios hace tiempo y que el miércoles legitimó Fernández en la Plaza de Mayo. Todos los saben. Es precisamente por eso que cada cuatro años los pronunciamientos de ir a una interna terminan siendo solo amagues. El riesgo ahora es la posibilidad de la fuga de aquellos sectores que no sientan contenidas sus aspiraciones en el armado para 2023, y busquen una salida por medios de sellos alternativos. Sin contar con que en la vereda de enfrente está un empoderado Frigerio, que este domingo picó en punta para suceder a Bordet y se cuidó durante toda la campaña en decirle "Basta al kirchnerismo", pero no al peronismo. 

 

Marcelo Lewandowski junto a Silvina Frana quien iba a ocupar la vicepresidencia del peronismo de Santa Fe.
Javier Milei. 

También te puede interesar