ELECCIONES 2021

Si hay derrota, que no se note tanto, la consigna del Gobierno

"Es una elección parlamentaria, nada más", la agenda del lunes y otros esfuerzos oficiales por bajarle el precio al domingo.

"Es una elección parlamentaria, nada más". Con el presidente Alberto Fernández a la cabeza, el Gobierno trabajó durante la mañana para sacarle peso al resultado de estas elecciones de medio término y, en la medida de lo posible, amortiguar el impacto sobre la gobernabilidad de los dos años que quedan hasta las próximas presidenciales y, justamente, para evitar que se instale, tanto tiempo antes, la sensación de que 2023 es cosa juzgada.

 

En un contacto que mantuvo con la prensa después de votar, pasadas las 9, en la sede central de la Universidad Católica Argentina, en Puerto Madero, el jefe de Estado dijo que lo que se juega en las urnas de este domingo es "una elección parlamentaria, nada más". Por si no quedaba claro, remarcó enseguida: "Mañana, la Argentina continúa y hay que seguir trabajando por el país".

 

Más tarde, en una charla con radio La Red, Fernández tuvo que seguir remando. ¿Hoy se plebiscita su gestión?, le preguntaron. Nada de eso: "Es una elección parlamentaria, nada más", insistió Fernández y tuvo que aclarar que esa "elección parlamentaria" es "muy importante", pero solo define quiénes entran al Congreso. El lunes, quiso decir, todo sigue igual, como cantaba Pity Álvarez. Aunque no se lo crea ni él -aunque sea el primero que no se lo cree-, vale el intento de tapar el sol con las manos.

 

Otro tema

En el mismo sentido trabajó Sergio Massa. En su caso, la estrategia fue más elaborada: hábil con las palabras, el presidente de la Cámara de Diputados buscó directamente instalar agenda de lunes, en un per saltum destinado a sortear los sinsabores de la noche del domingo. Primero, dijo que las elecciones terminan esta noche y listo, a otra cosa. Segundo, la otra cosa: anunció, como un hecho, que el Presidente no perderá un segundo en lamentos y en el inicio mismo de la semana convocará al diálogo, a la concertación, al consenso y a todas las herramientas de la buena democracia a la oposición, a los gremios, al Círculo Rojo y a todo grupo de poder capaz de ponerle gobernabilidad a su segundo tiempo. Al menos por un rato, el plan salió bien: Massa consiguió sembrar los portales de noticias con refrescante periodismo de anticipación.

 

La oposición, en cambio, estuvo moderada. Llamativamente en función del antecedente de las PASO, que podría replicarse este domingo, sus principales figuras se apegaron al libreto del republicanismo al palo y evitaron definiciones políticas. No obstante, toda regla tiene su excepción. Cebado, en modo rock star, reivindicado por él mismo y acompañado por una hinchada módica pero ruidosa, el expresidente Mauricio Macri votó y le pidió al gobierno del Frente de Todos un temerario certificado de defunción al anunciar que la oposición responsable ayudará a que la Argentina transite un proceso ordenado de transición.

 

De la capacidad que tenga el Gobierno para dar vuelta rápidamente la página con unidad y proactividad dependerá que la derrota del oficialismo, si finalmente se produjese, se note mucho o no tanto.

 

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