PROTAGONISTAS 2021

Iglesias, el Mal necesario

El diputado quiere un tercer mandato. Genera resistencias en la oposición blanda, pero se presenta como garante del voto ultra frente a las opciones más duras.

La fuga de votos por derecha que sacude al PRO es uno de los fenómenos que empoderan al diputado nacional Fernando Iglesias en la previa electoral de este año. La lectura resuena dentro del partido amarillo sobre las chances que puede tener el principal referente de su ala dura para volver a formar parte de la boleta de Juntos por el Cambio. Ante sus pares, el legislador no oculta sus intenciones de buscar un tercer mandato como integrante del bloque macrista de diputados y diputadas, pero su decisión de jugar como "un átomo libre" también le ha restado algunos apoyos clave para su futuro. 

 

Cerca del diputado contestan con cautela para avizorar los próximos meses. "Es un inorgánico y todavía no sabemos quién tiene la lapicera para definir las listas; hay que ver quién lo mete", confió una fuente macrista para reflejar la ausencia de definiciones. También, para confirmar la situación interna del PRO luego de la derrota de octubre de 2015: el ala dura, con Iglesias a la cabeza, cuenta con el respaldo del expresidente Mauricio Macri y de la jefa partidaria, Patricia Bullrich, pero acumula críticos de mucho peso, como el alcalde porteño,  Horacio Rodríguez Larreta; la exgobernadora bonaerense María Eugenia Vidal y el extitular de la Cámara baja Emilio Monzó, que aborrece al diputado desde que le tomó juramento en diciembre 2017, cuando Iglesias llegó al cuerpo por segunda vez en su carrera. 

 

Mauricio y "Pato" han decidido recostarse sobre el núcleo duro de sus votantes con un mensaje cada vez más concentrado en ahondar la polarización con el peronismo en el poder. Por el contrario, el alcalde capitalino y sus aliados insisten en que no alcanza con esa acumulación y en la necesidad de moderar las posiciones para seducir indecisos. Para los habitantes de la franja "dialoguista" del PRO, Iglesias es el ejemplo de "todo lo que no hay que hacer" para revertir la pendiente declinante que los llevó a la derrota de 2015. 

 

En esa tensión radican las dudas de Iglesias para cruzar este año electoral sin sobresaltos. Sabe que Macri pedirá un lugar para él en la lista de aspirantes a diputados y diputadas nacionales por la Ciudad de Buenos Aires, pero también está al tanto del equilibrio inestable que lo une a Larreta. A diferencia de otro "duro", como el diputado por la provincia de Buenos Aires Waldo Wolff, Iglesias es porteño y no ha sido orgánico con los pedidos de Larreta. De ahí las incógnitas sobre los salvoconductos que podrían ponerlo de nuevo en una lista porteña de Juntos por el Cambio. Los halcones se muestran cautos sobre el desenlace de esa interna, pero atajan que "no es lo mismo estar quinto en la lista que noveno y tener que pelear por entrar todos los días". 

 

En el bloque recuerdan que Iglesias fue uno de los ocho escaños obtenidos en 2017. "Ahora, Larreta tiene que cumplir con los radicales, con la Coalición Cívica y con las partes internas del PRO; todavía hay que ver si hay espacio para los Iglesias de la vida", sostiene una fuente de las entrañas amarillas que relativiza las chances del legislador para continuar por otro mandato, mientras reconoce que su corrosividad es útil para evitar que el electorado más ultramontano de JxC sigan engrosando el crecimiento de "los libertarios" que se referencian en economistas ultraliberales como José Luis Espert y Javier Milei

 

El diputado cumplirá este año 64 años cuando le falte un semestre para concluir su segundo mandato. El primero lo obtuvo en 2007 a través de las listas de la Coalición Cívica, donde conoció a otro duro, José Luis Patiño, que trabajaba en el bloque y ahora es diputado del PRO. En su entorno nadie duda de que buscará pelear por una tercera oportunidad con el auspicio del ala dura, como mínimo. Lo demás dependerá de la eficacia que demuestre su prédica corrosiva en un año electoral donde se mantendrá empeñado en demoler al kirchnerismo para insistir en que "volvieron peores". 

 

Puertas adentro de la alianza opositora, utilizará el mismo tono, pero en clave electoral. Al igual que sus compañeros de bancada más ortodoxos y antiperonistas, Iglesias ya advirtió sobre "los riesgos" de que la conducción del bloque quede en manos de los referentes más dialoguistas del macrismo. Tales argumentos ya retumbaron el año pasado, de la mano del diputado mendocino Omar De Marchi, que en diciembre reemplazó al larretista Álvaro González como vicepresidente primero de la Cámara de Diputados. El enroque era parte de un pacto preexistente, pero, así como Macri insistió en hacerlo cumplir, el alcalde porteño no exigió mantener a su principal delfín en uno de los puestos más importantes después de la presidencia de la Cámara, que detenta el peronista Sergio Massa

 

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