La jornada del martes significó el cierre de dos capítulos que terminaron encontrándose en la sala de reuniones de Olivos como punto neurálgico. Por un lado, el broche a la negociación con bonistas, que significó el impulso del megaproyecto de exportaciones que el Consejo Agroindustrial Argentino (CAA) le detalló, horas después, al presidente Alberto Fernández. Justamente, ese encuentro cerró el otro capítulo: el acercamiento de los pesos pesado de la agroindustria con el gobierno nacional para lograr avales y darle forma al campo de Todos, luego de haberse sentado junto a Sergio Massa y la propia Cristina Fernández de Kirchner.
En el Consejo entendieron que “el gobierno está pasando un mensaje positivo” al citarlos horas después de que se hubiera cerrado el acuerdo con los fondos más reacios y encaminara el pago de la deuda. “El momento es hoy”, les aclaró, según contó a Letra P el presidente de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, José Martins, quien estuvo sentado a la mesa.
Fernández se mostró exultante y aliviado por obvias circunstancias y avaló el proyecto, según coincidieron los invitados. “Cerrado este capítulo (deuda), ahora hay que generar divisas”, afirmó el Presidente, para darle pie a la presentación del plan para desprimarizar el sector agrícola y aumentar exportaciones a 100.000 millones de dólares anuales en 2030. Esa es la llave a la que se apuesta para hacer crecer la economía nacional y, sobre todo, atender los servicios de deuda que se demandarán recién en unos años.
“Que nos avale la doctora Kirchner, Massa y el presidente Fernández es un gran impulso” (José Martins, presidente de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires)
La sintonía lograda en breve tiempo es curiosa. “Nos dimos cuenta que estamos alineados”, soltó con tono venturoso Martins, pero en el medio hubo esfuerzos. Primero, tragar saliva para dar un paso con el kirchnerismo, tal como reconocieron desde Confederaciones Rurales (CRA). También porque nació con una protesta hacia la cancillería argentina cuando amagó con correrse del Mercosur. El canciller Felipe Solá logró calmar los ánimos y terminó generando un puente entre los popes del campo y el gobierno.
Cuando las ideas del pool de la agroindustria y productores no lograban cohesión, el gobernador de Santa Fe, Omar Perotti, fue quien les recomendó darle identidad. Una vez creado el Consejo Agroindustrial, empezaron a tejer los vínculos para que no quede en un proyecto más. Primero acercaron posiciones con la Unión Industrial Argentina (UIA), de histórica distancia con el campo, y luego fueron a tocar las teclas clave en el gobierno. Llegó la reunión con el presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Massa, quien los contentó con un elocuente apoyo, y, luego, hicieron contacto con el ministro de Economía, Martín Guzmán. “Necesitamos generar las condiciones para que crezcan las exportaciones y estabilizar la balanza de pagos”, repite el ministro.
Justo en las semanas en que se hablaba de ruidos internos dentro del Ejecutivo y la vicepresidenta llamaba por Twitter a no equivocarse con la derecha empresaria en clara alusión a un acto del presidente con el G-6, el Consejo fue a buscar su aval legislativo. Llegó sin objeciones y la figura del “campo de Todos” se bautizaba. El último retoque oficial lo dio Fernández el martes en Olivos, con sus ministros. “Que nos avale la doctora Kirchner, Massa y el presidente Fernández es un gran impulso”, dijo Martins a Letra P. Ahora aseguran que abrirán las charlas hacia Juntos por el Cambio y el espacio de Roberto Lavagna.