"Sepan los dirigentes capitalinos que en el interior del país estamos preparados, tal como lo estuvieron nuestros caudillos hace dos siglos, para seguir dándoles batalla hasta el triunfo final". Esa fue la respuesta en una solicitada de Sergio Aladio, secretario general del Sindicato de Camioneros en Santa Fe, a la Federación Nacional de Hugo Moyano, quien insiste en quedarse con los choferes santafesinos luego de que la delegación local rompiera con su conducción, en 2015. Desde entonces, Aladio hizo bajar el cuadro del histórico lider del gremio, agarró el volante del descarriado camión santafesino y habla cada vez más de federalismo sindical.
Después de ser delegado de la rama de la logística de larga distancia, logró un cargo de vocal en la seccional Santa Fe del sindicato durante la era de Marcelo Dainotto, quien acabaría corrido en 2014 tras un escándalo de malversación de fondos y un enfrentamiento de bandas en el gremio que terminó con una persona muerta. En los últimos años de esa gestión, Aladio pasó a ser parte de la mitad opositora dentro de la comisión. Durante la transición fue construyendo su espacio para que, llegado el momento de las elecciones, ser el candidato natural para conducir el sindicato, que cuenta con 25 mil afiliados. Y así fue: en 2016 fue elegido por primera vez secretario general, con lista única y reelecto este año.
Venían bien con Moyano, incluso la jugada del corrimiento de Dainotto tuvo la mano del exsecretario general de la CGT. Pero el respaldo no iba a ser gratis y lo que se venía era cantado: la Federación nacional quiso ocupar el lugar depuesto con un hombre suyo. Ahí hubo un quiebre en el vínculo. El sindicato santafesino se vio invadido y amenazó con irse de la alianza federada, cuestión que ocurrió en 2015 después de la insistencia de intervenirlos. Aladio fue el que terminó dando el paso para cortar el cordón.
Cuando asume Jorge Triaca en el Ministerio de Trabajo, al sindicato la consolidación le costó el doble por el romance entre la Federación Nacional y aquel primer macrismo. “Complotaron para hacernos daño”, sostienen. Tuvieron que llegar a la justicia para validar las elecciones en las que Aladio fue electo secretario general por primera vez. Allí el sindicato santafesino empezó a reconstruirse.
Otros tiempos. Moyano y Aladio antes de romper, en 2015.
Fueron años de un vínculo tirante, sin la mutual que se llevaron los Moyano y con movidas constantes para volver a poner una pata en Santa Fe. En marzo de este año, Aladio logró la reelección, esta vez sí con el aval definitivo de Trabajo. Eso fue un revés para la Federación Nacional, desde donde sostenían que la conducción santafesina asumida en 2016 era ilegal, al no ser avalados por la cartera laboral.
Tras eso, lograron abrir una inscripción gremial para intentar combatirlos con otro sindicato. Si bien el Ministerio de Trabajo lo habilitó, no logra la personería gremial. “Es contraria al pensamiento federal del presidente Alberto Fernández”, remarca Aladio. Según el sindicato santafesino, al no tener chances de competir por no tener el respaldo de los afiliados, buscan romper con maniobras y “una chapa inventada”. Será clave el futuro del vínculo entre el moyanismo y el gobierno nacional para el avance en Santa Fe.
Las ofensivas de esta estructura paralela se incrementaron en la última semana. Con el acuerdo paritario cerrado, Hugo Moyano hizo una fuerte jugada para ir por todo: envió una circular a unas cinco mil transportistas santafesinas donde afirma que, en la provincia, su sindicato -conducido por Juan Chulich- “es el único autorizado al cobro de la cuota sindical y a otorgar los beneficios (aumentos) del convenio colectivo”. “Los camioneros podrán afiliarse al nuevo sindicato para encuadrar la actividad y ajustar el salario”, presionó para hacer migrar a los afiliados. Aladio decidió que era hora de contestar y envió una dura solicitada a los diarios este domingo, donde desafió a la dirigencia porteña con la frase que inicia esta nota.
PERONISTA SIN PADRINO. Aladio tiene identificación peronista, pero no fue impulsado por un padrino. Esto no quita que juegue en la política desde el Nuevo Espacio Santafesino (NES), espacio de referencia en Armando Traferri y otros senadores del PJ, que llevaron a Alejandra Rodenas como diputada nacional en 2017 y, luego, a vicegobernadora con Omar Perotti. Hoy ocupa un lugar entre los directivos del PJ provincial.
Mantiene diálogo directo con el gobernador, vínculo que afianzó al aportar recursos para contener el coronavirus en los ingresos a la provincia. Durante el conflicto con la empresa de insumos para la construcción rosarina Razzini, sonó el teléfono para calmar las aguas. También para el impulso gremial de la adhesión a la ley de ART santafesina.
Es un dirigente joven, de 48 años, con una visión más amplia en los alcances de la actividad que la del sindicalismo clásico. Se muestra pragmático y activo en los acuerdos que pueda lograr en esa amplitud, pero no descuida los beneficios sociales ni salariales que el segmento camionero logró hace más de una década y aún demanda. La salida de la Federación le costó quedarse sin mutual y. allí mismo, armó un esquema simil medicina prepaga que tiene más de 15 mil cápitas.
Si bien los bombos y los muchachos rudos siguen siendo utilizados en los conflictos, predica un sindicalismo más aggiornado, en el que las lógicas clásicas de choque no deben ser la primera opción. Dice que en el conflicto Razzini primero se buscó la salida administrativa y judicial, y que la presión en la puerta de la firma llegó después. La empresa habla de bloqueo y amenazas como instancia primera.
En 2016, armó una red de delegados en la provincia con fuerte presencia territorial, lo que le asegura la fidelidad de los afiliados y controlar los avances del moyanismo. Desde que asumió, logró mantener a la tropa interna a su lado. También que el sentido de pertenencia camionero se quede en el sindicato santafesino. Desde su reelección, promueve una visión más a largo plazo al hablar de federalismo. Alguna federación paralela puede entrar en el radar futuro para constituir poder, pero por ahora es el único sindicato que no depende de la teta nacional.
Se define como “caudillo que, desde el interior del país, ha alzado las banderas del federalismo”. Una suerte del brigadier Estanislao López, aquel que gobernó Santa Fe contra el unitarismo porteño. Entonces, en este paralelismo, Moyano vendría a ser Juan Manuel de Rosas.