A pesar de las dos reuniones que mantuvo con el presidente Alberto Fernández y la serie de amagues que hicieron sus pares, el presidente del bloque de diputados del Frente de Todos, Máximo Kirchner, sigue sin precisar cuándo presentará el proyecto para crear un impuesto extraordinario a las grandes fortunas. En el filo de la mitad del año, la demora de tres meses posterga un debate clave que iba a proyectar su estreno como jefe de la bancada oficialista.
Dentro del conglomerado de la coalición peronista, donde conviven 119 voluntades, ninguno de los consultados se animó a confirmar la última escala anunciada para que ingrese el texto. Este domingo, el periodista Horacio Verbitsky aseguró que el Gobierno tiene decidido presentarlo el 14 de julio, cuando termine el endurecimiento de la cuarentena que arrancará este miércoles. "No podemos asegurarlo, menos ahora que tenemos una discusión más compleja sobre la extensión del sistema para sesiones mixtas", contestaron desde uno de los despachos de los diputados que intervienen en la redacción del proyecto, bajo la coordinación de Kirchner, el titular de la Comisión de Hacienda y Presupuesto, Carlos Heller y el diputado Hugo Yasky.
Detrás de las cuitas parlamentarias, en el bloque peronista reconocen dos obstáculos más importantes que los detalles: la negociación de la deuda y la concepción del gravamen.
Hasta que el ministro de Economía, Martín Guzmán, no concluya la renegociación de la deuda con los tenedores de bonos argentinos bajo legislación extranjera, la Casa Rosada no dará luz verde a la presentación del texto que, según anticipó Heller hace un mes, tendrá un destino específico y afectará a las 11.000 personas que tienen fortunas declaradas por más de 200 millones de pesos. Según amplió Verbitstky este domingo, también destinará fondos para la "urbanización e integración de barrios populares, búsqueda y producción de gas y créditos blandos para pymes, que dinamicen la economía".
Pero adentro del FdT también hay posiciones divergentes que el jefe de la bancada debe sintetizar. No es una misión fácil para el diputado, que convive con el presidente de la Cámara, Sergio Massa, uno de los menos convencidos en la implementación del impuesto.
Cerca de ambos dicen que la relación es excelente, pero las diferencias siguen en pie y, en esa danza, un sector del PJ conducido por su titular, el diputado José Luis Gioja, está más a favor de instaurar una "contribución única de carácter patriótico" que sumar otro impuesto.
No son las únicas aguas torrentosas que Kirchner tiene que reconducir. Cuando Fernández le mencionó el tema a Verbitsky, en una entrevista realizada hace tres meses, el sector sindical del bloque impulsó el "impuesto patria" que gravaba a un universo mucho mayor y afectaba a un sector de la clase media urbana. Fue el titular del bloque quien logró que los diputados Yasky, Walter Correa y Vanesa Siley anularan la presentación de ese texto y se sumaran al que ya había pulido Heller.
Pasaron dos meses de aquél llamado al orden interno, pero esos mismos diputados vienen de lograr la sanción del proyecto para regular el teletrabajo. Las empresas desplegarán su lobby para cambiar el texto en el Senado, donde el oficialismo tiene mayoría propia, pero la votación que posibilitó la aprobación también la adjudican a "la muñeca" que desarrolla Kirchner junto a Massa, más allá de las diferencias que tienen sobre algunos temas.
"Vos no sabés cómo nos están puteando las empresas", confió a Letra P un destacado integrante del bloque oficialista, que no compartía la velocidad definida para el tratamiento de los proyectos sobre teletrabajo. Pero reconoce "el empeño" que invirtió Siley, como titular de la comisión de Legislación del Trabajo, para darle celeridad al tratamiento y sellar acuerdos con la oposición.
Así conviven por ahora las tribus que integran el FdT. Si bien sus socios no se animan a confirmar una fecha concreta de presentación del gravamen por única vez a las grandes fortunas, tampoco dudan que lo votarán cuando ingrese al cuerpo. Las diferencias adentro del oficialismo son notorias al respecto. El titular del cuerpo, dicen en su entorno, "no hizo nada para impedirlo y tampoco para acelerarlo", pero "hará los gestos necesarios para cuidar la unidad". Del otro lado de la coalición asumen que Massa no coincide con la idea, pero acotan que "el tema no somos nosotros, sino los diez que hacen falta para que sea ley", sostuvo un diputado kirchnerista.
Cerca del titular del bloque sostienen que es "sólo" una cuestión de tiempos en medio de la crisis por la pandemia y confirman que los ojos ahora están puestos en la renegociación con los bonistas. Por fuera de eso, los números que barajan no son negativos en el recinto y tampoco en las encuestas.
Según detallan, el plan cuenta con un apoyo superior al 60% y aseguran que cada vez que aparece una fecha, les permite seguir haciendo mediciones al respecto. Al parecer, la apuesta a mediados de julio forma parte de esa misma estrategia, para medir el envión final antes de que presenten el texto.