Dos minutos después de las 18.30 de este jueves, el senador neoradical Martín Lousteau y su colega del PRO Laura Rodríguez Machado se levantaron de sus bancas, tomaron sus cosas y abandonaron el recinto. Miraron de reojo a la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner y se perdieron entre los cortinados rojos del hemiciclo. Otros 28 senadores de Juntos por el Cambio y minibloques aliados se desconectaron del sistema remoto y se sumaron al segundo portazo que realiza el interbloque opositor desde el comienzo de las sesiones mixtas por la pandemia. Fue otro anticipo de la decisión que adoptó la alianza de macristas, radicales y fuerzas provinciales para forzar una negociación o desatar una polarización feroz con el oficialismo, pero dentro del territorio del Congreso cuyo control total le adjudican al kirchnerismo.
El encargado de confirmar la maniobra fue Lousteau. Lo hizo una hora antes de la partida. Repitió el mismo argumento que tronó la semana anterior antes de protagonizar la primera demostración de fuerza para que el oficialismo vote en soledad y la oposición ponga a prueba su capacidad de corrosión ante el cuórum propio que tiene el Frente de Todos.
"El proyecto de ley que estamos debatiendo sí es covid, por eso lo vamos a acompañar, pero los demás no lo son; hay otros que hemos presentado que están relacionados con la pandemia y que no se quieren tratar en ningún lugar", acusó para justificar el apoyo de Juntos por el Cambio a la reforma de la Ley Nacional de Educación, que habilita los métodos remotos para menores de 18 años en situaciones excepcionales, como la pandemia.
Con la presencia opositora, la norma cosechó una votación unánime de los 70 senadores presentes. Fue el preludio aritmético de lo que vendría después, porque el gesto que Cambiemos le dedicó a la legalización de la educación a distancia también buscó desnudar que los dos proyectos siguientes sólo iban a prosperar por decisión del oficialismo, como la sanción de la primera Ley de Alquileres en 37 años y la suspensión por un semestre para constituir y registrar empresas por internet, en 24 horas, como "Sociedades de Acción Simplificada (SAS)", a partir de una iniciativa impulsada por el senador por Neuquén, Oscar Parrilli (FdT).
Una semana antes, Lousteau había dicho que "tratarían sin problemas" la reforma del Código Civil y Comercial para cambiar el regimen de locaciones ante la pandemia, con casi nueve millones de inquilinos afectados. Pero este jueves el encargado de informar el volantazo fue el misionero Humberto Schiavoni, titular del bloque del PRO. “Estamos de acuerdo en el espíritu y la letra del proyecto, pero nos vamos a abstener de participar en su votación porque se trata de un proyecto que está afuera de lo que habíamos acordado para estas sesiones remotas”, aseguró. Así buscó repasar el mantra que sostienen sus pares desde la semana pasada para reivindicar el acuerdo firmado con el oficialismo de tratar temas exclusivamente vinculados a la pandemia.
Cambiemos y sus aliados del Interbloque Parlamentario Federal impidieron la sanción de ambos proyectos la semana pasada. Acusaron al oficialismo de romper el acuerdo por la pandemia con el tratamiento de diez DNU firmados por el presidente Alberto Fernández y dos de su antecesor, Mauricio Macri, para transferir el sistema de escuchas telefónicas a la Corte Suprema. Ambos fueron anulados por el Senado y dieron paso a un proceso inédito en el Congreso, que podría consumarse cuando Diputados concrete el rechazo de ambas cámaras para que pierda vigencia.
Así como el jefe del Interbloque opositor, Luis Naidenoff (UCR), aseguró que "los jueces no eran parte de la solución, sino del problema" de la relación con los servicios de inteligencia, en esta oportunidad, reivindicó el segundo portazo. "Vamos a poner un punto cuando crucen un límite que no hay que cruzar", dijo y acusó al FdT de "tener sed de venganza con Vicentin", en referencia a la intervención y expropiación provisoria de la cerealera agroexportadora, que afronta un concurso de acreedores por 1.350 millones de dólares.
Para Naidenoff la paralización de la represa hidroeléctrica Portezuelo del Viento, en Mendoza, es parte del castigo que el oficialismo decidió aplicar luego del portazo del jueves pasado. Según sus palabras, fue previo a la estatización de Vicentin, pero parte de la misma estrategia.
Desde que CFK encabeza el cuerpo, abre la sesión y conduce por una hora. Luego deja el puesto a la presidenta provisional, Claudia Abdala de Ledesma, y se va a su despacho. Esta vez, cuando regresó al recinto, poco antes de las 18, sólo alcanzó a escuchar la mitad del discurso del misionero. Cuando se sentó, miró fijo a la pantalla donde estaba el rostro del senador radical y lo escuchó. Mientras lo hacía, le dijo a uno de sus colaboradoras: "¿Vos estás escuchando? Eso que dice es una locura".
La vicepresidenta venía de tomarse un café con el titular de la Cámara de Diputados, Sergio Massa. El encuentro fue hermético: algunos funcionarios consultados por Letra P arriesgaron que hablaron de la expropiación de Vicentin y de la reunión que mantuvo el Presidente con el exceo y socio de la firma, Sergio Nardelli.
Faltaba media hora para que la oposición se retirase y la tensión ya maduraba su desenlace, entre chicanas y pases de factura que no treparon a los gritos. Cuando los opositores concretaron la salida, el exgobernador rionegrino Alberto Weretilneck los trató de "hipócritas". "Hemos tenido una tarde actoral: de los 210 minutos de uso de la palabra de esta sesión, 133 fueron ocupados por Juntos por el Cambio, hablaron de todo menos de covid".
Para los escuderos opositores, la táctica fue correcta porque se incumplió el reglamento sin explicación para aplicar "un destrato y un uso del número para evitar cualquier escenario de consensos". La predispoción llegaba a la ley de emergencia, la reestructuración de la deuda y algunos decretos.
Ese pacto vence en dos semanas. Cambiemos apuesta a que esa fecha servirá para cobrar los dividendos del "llamado de atención" y redefinir los temas a tratar en los próximos meses. Si la movida no causa efecto, se reeditará la escena de este jueves, construida por Cambiemos para antagonizar con el kirchnerismo y revisitar su discurso de campaña predilecto.