El gobernador de Buenos Aires, Axel Kicillof, pasa sus días de la pandemia en la residencia oficial de La Plata, una imponente estructura junto al edificio de la Gobernación al que le llegaron algunos reclamos tenues durante la crisis y que ahora prometen exacerbarse. Juntos por el Cambio le puso fecha al fin de la cuarentena pacificada, ese escenario casi surrealista en la política argentina que permitió saltar la grieta por unos días entre el oficialismo y la oposición en medio del combate contra el COVID-19. Será este domingo 10.
Si bien no se trata de un plazo preciso, la fecha surgió en varias reuniones de dirigentes de este espacio de la oposición y, de alguna manera, marcó la agenda de las últimas jornadas. Otra vez y tal como sucedió en la Ciudad de Buenos Aires, distintas iniciativas vinculadas a temas sensibles para la clase media buscaron instalarse y demostrar que aún hay capacidad de respuesta y otras miradas ante la fortaleza política de quienes conducen los gobiernos: el Presidente y el gobernador.
Los reclamos de los tractorazos de principios de año, el desdoblamiento cambiario, la problemática de la inseguridad en el conurbano y sus variables respecto a la crisis en las penitenciarias aparecieron al unísono en el discurso de diputados y senadores amarillos, temas que comenzaron a circular en las reuniones por Zoom y responden a una estrategia orgánica de la alianza. “Nos complementamos”, resumió a Letra P un legislador que ordena la Tercera sección electoral con la idea de graficar que algunos apuestan por un tono moderado y otros, por una prédica más en sintonía con sus votantes. En el primer grupo, los dirigentes con terminal en los intendentes y los que provienen del radicalismo. En el segundo, los emparentados con el macrismo como el PRO y la Coalición Cívica.
En el gobierno siempre supieron que la cuarentena pacificada tenía fecha de defunción. Por eso, mientras avanzaban las obras y la adquisición de insumos sanitarios para hacer frente al coronavirus, se detenían cada vez que se presentaba la oportunidad para criticar la herencia. De hecho, en el inicio del aislamiento social y obligatorio, Kicillof apuntó contra su antecesora, María Eugenia Vidal, por la infraestructura en salud. Su jefe de Gabinete, Carlos Bianco, lo acompañó más tarde y precisó que el 10 de diciembre se encontraron con un abanico de deficiencias en la gestión, un timing que llegó a la actualidad y promete confrontar nuevamente después del 10M.
EL TEMARIO RUPTURISTA. Según reconocieron algunos representantes de la oposición a este medio, una buena parte de Juntos por el Cambio acordó darle al gobierno hasta el 10 de mayo para que se acomode en la gestión, un gesto político que suele darse al inicio y que terminó siendo reforzado por la crisis del coronavirus. “La idea fue no profundizar la grieta. Si bien muchos no compartimos esto, también la mayoría propuso dar un check point para que tampoco hubiera declaraciones fuertes en medio de la pandemia”, apuntó un diputado que organizó una de las últimas juntadas virtuales y anticipó el regreso de las divisiones.
Las encuestas también marcaron los movimientos de muchos de ellos. No es para menos. Las mediciones muestran un respaldo generalizado por parte de la población al Gobierno. Un reciente estudio de Aragón y Asociados reveló que un 66% de los consultados aprueba las medidas del Presidente, en tanto que un 78% está a favor de la prolongación del aislamiento, pese a las aclaraciones de las dificultades económicas que acarrea.
Bajo esta lógica, apareció también el temario rupturista que vinculó a legisladores con intendentes de la oposición. La superpoblación carcelaria, las huelgas generalizadas de los internos bonaerenses y los pedidos de prisiones domiciliarias para grupos de riesgo condenados por delitos menores. Mientras de un lado fogonearon el fantasma de salidas de asesinos y violadores de manera masiva, del otro atajaron como pudieron las críticas y avanzaron con los temas que le competen al Ejecutivo. A esto se le sumó la marcha de los barbijos convocada para el próximo jueves, que, si bien promete denunciar el “autoritarismo” del Gobierno, tiene el mismo ADN de los que impulsaron los tractorazos a principios de año.
Kicillof continúa concentrado en la pandemia y apuesta una vez más a la política. Su decisión de nombrar a Andrés Larroque como flamante ministro de Desarrollo de la Comunidad en reemplazo de Fernanda Raverta fue en ese sentido. Conocedor del territorio bonaerense, sobre todo en los barrios populares donde La Cámpora tiene mayor presencia, y con fuertes vínculos con la vicepresidenta Cristina Fernández, lo considera el hombre justo para reforzar la asistencia social en medio de la crisis sin dejar de lado la impronta militante. Son variables que irritan al macrismo y también prometen ser un punto disputa.
