CRISIS POR CORONAVIRUS

El déficit cero muere dos veces: medidas antipandemia suben el gasto 2% del PBI

El cálculo es aún conservador: ¿dónde está el fondo del pozo? Entre la necesidad y los límites. Ingresos fiscales en caída y merma de exportaciones. A ajustarse los cinturones.

El déficit cero empujado por aquella inolvidable delantera formada por Mauricio Macri, Nicolás Dujovne y Christine Lagarde, al menos como un compromiso a lograrse en lo inmediato y a punta de un ajuste fiscal sin precedentes, acaba de volver a morir. Ya lo había hecho con el cambio de gobierno y, más explícitamente, en febrero, con las definiciones de Martín Guzmán, que lo pateó en su momento para un vaporoso 2023. Y lo vuelve a hacer ahora, con el lanzamiento de un paquete keynesiano de estímulo destinado a impedir que el tercer año inevitable de recesión debido a la pandemia del COVID-19 mute en una depresión de consecuencias económicas, sociales y políticas graves. ¿El costo? Si la emergencia no dura ni empeora, al menos dos puntos porcentuales del producto bruto interno (PBI), lo suficiente para pulverizar cualquier proyección precedente y para complicar todavía más las negociaciones por la deuda.

 

El plan, que fue anticipado el domingo por Letra P, incluye gastos por más de $700.000 millones de pesos en conceptos tan variados como aumentos de beneficios de corto plazo para jubilados y receptores de la Asignación Universal por Hijo (AUH), diferimiento de cargas patronales y ayuda para el pago de salarios a través del plan REPRO para empresas en crisis, refuerzos al seguro de desempleo, una mayor provisión de alimentos a comedores comunitarios, incremento de la inversión en obra pública, subsidios a la producción de bienes de primera necesidad, extensión del programa Ahora 12 y aceleración de reintegros a las exportaciones.

 

 

Ministros Matías Kulfas y Martín Guzmán.

 

 

Gustavo Reija, director de la consultora Mecronomic, dijo en diálogo con Letra P que “el conjunto de medidas anunciado representa un costo fiscal de aproximadamente 2 % del PBI. Se trata de un porcentaje es modesto, algo que es coherente dadas las restricciones que afronta nuestra economía, en relación con los paquetes de ayuda que se están implementando en Europa y en el mundo desarrollado. En España, por ejemplo, representan el 20% de su PBI”.

 

Otro economista de referencia contactado por este medio, Federico Furiase, director de la consultora Eco Go y profesor en la Universidad Torcuato Di Tella, en tanto, tiene proyecciones algo menores.

 

“Todo el paquete está en la zona de 1,6% del PBI”, aunque aclaró que se trata apenas “de un primer intento” de contención. Sí coincidió con Reija en la apreciación de que “en tamaño no tiene nada que ver con lo que están haciendo otros países, lo que refleja el poco margen de política anticíclica que tenemos con un riesgo país del orden de los 4.000 puntos básicos, en un contexto de déficit fiscal y en el que la inestabilidad nominal por la debilidad de la demanda de dinero también restringe el margen del financiamiento monetario”.

 

 

“En el supuesto de que se dé el mejor escenario posible, en el que el aislamiento social funciona y no llegamos a una cuarentena generalizada., la proyección de deficit primario (antes del pago de deuda) pasaría de 0,5% a 1,4% del PBI”, dijo Federico Furiase. 

 

 

Reija coincidió una vez más. El plan anticrisis, destinado a evitar una caída libre de la actividad económica,“parte de un déficit fiscal preexistente, que el Gobierno intentaba controlar para generar un escenario apto para renegociación de deuda. Entonces, las medidas de estímulo solo podrán financiarse con emisión monetaria, lo que le impone un límite a su monto”.

 

Así las cosas, para Furiase, “en el supuesto de que se dé el mejor escenario posible, en el que el aislamiento social funciona y no llegamos a una cuarentena generalizada, la proyección de deficit primario (antes del pago de deuda) pasaría de 0,5% a 1,4% del PBI”. 

 

Para Reija, aun con lo comprometido que resulta, todo número que entrega es provisional. “La combinación de caída de recaudación que puede esperarse por un ajuste de actividad, y la expansión del gasto hace probable que el desbalance final exceda el 2% mencionado. También influye la incertidumbre sobre la duración de esta crisis. Recordemos que el pico de casos llegaría en abril en nuestro país, lo que hace muy difícil estimar porcentajes finales de déficit”, continuó el hombre de Mecronomic,. “Lo que es seguro es que excederá ampliamente promedio de los últimos años y, junto con caída de las exportaciones que hay que esperar, configura un escenario muy crítico”.

 

 

 

En efecto, “cabe esperar una caída de las exportaciones de alrededor del 5%, unos 3.500 millones de dólares, lo que complicará el flujo de fondos previsto por el Gobierno para la renegociación de deuda”, explicó. Y más, “no haber cerrado este tema aumenta la fragilidad de nuestra economía: el nivel actual de riesgo país es una muestra clara de esto”.

 

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