Menos es más. Acostumbrado al perfil alto, el senador nacional por la Unión Cívica Radical (UCR) Martín Lousteau se corrió de la primera plana durante los primeros meses de 2020 y, aunque sigue en detalle las gestiones de Alberto Fernández y Horacio Rodríguez Larreta, rara vez rompe el mutismo y opina a viva voz. A sus colaboradores les adelantó que ensayará un repliegue y se concentrará en la cotidianidad del Congreso, pero no esconde su deseos: apalancado por el radicalismo, gobernar la Ciudad de Buenos Aires.
El silencio responde a una estrategia de no levantar polvareda ante lo que el economista cataloga como un momento "muy delicado" para la Argentina. En ese sentido, coincide con el Presidente y el jefe de Gobierno en cerrar la grieta, uniendo puentes para enfrentar la crisis. "Estoy a disposición", repite ante quien lo consulta. Curiosamente, los temas en boga y sensibles de la agenda pública los conoce al dedillo: deuda, coparticipación y conflicto con el campo. Sobre la nueva pelea entre la Casa Rosada y la Mesa de Enlace evita cualquier opinión, en público y en privado, desde que dejó el Ministerio de Economía en pleno estallido por las retenciones móviles que intentó aplicarle al sector agroexportador.
Por estas horas, esquiva pronunciamientos sobre temas nacionales sobre los que es habitual vocero. En la arena pública, Lousteau se mantiene dentro de los límites del Senado: participa de cada comisión y este jueves fue el miembro informante de Juntos por el Cambio en ocasión del debate por la ley que pone límites a las jubilaciones de privilegio de jueces y diplomáticos.
En el ámbito privado, Lousteau sigue aferrado a la UCR y monitorea la gestión de la Ciudad. Pide y recibe informes áreas puntuales, como educación, salud y desarrollo económico. También, sobre recaudación, estado de la deuda porteña y el desarrollo de los distritos económicos, un área sensible del Ministerio de Desarrollo Económico, que conduce el radical José Luis Giusti. Sobre esa estructura, Lousteau pone atención especial porque es el ministerio sobre el que firmó la paz con Rodríguez Larreta.
Esta semana, además, Lousteau tuvo un mano a mano con el ministro de Salud porteño, Fernán Quirós, para estar al corriente de la situación del coronavirus en la Ciudad de Buenos Aires. No es la primera atención especial que tiene por ser aliado de Larreta: desde el 10 de diciembre ha participado en reuniones interministeriales y tiene diálogo directo con varios funcionarios de primera línea de la administración porteña. Aunque con otro margen, el jefe de Gobierno hace lo propio con el resto de sus aliados de la Coalición Cívica, Confianza Pública y el socialismo.
Larreta y Lousteau tratan de verse periódicamente. Alternan encuentros entre el microcentro y la Jefatura de Gobierno de Parque Patricios, algunos de los cuáles aprovechan para almorzar juntos. Intercambian charlas políticas con datos duros de la gestión.
A diferencia de la relación que tenían antes de 2020, Larreta le da un trato preferencial a Lousteau y, al tiempo que abrió la multitudinaria maratón por la sucesión en la Ciudad, no pone obstáculos a la aspiración porteña de su ex rival. Por otra parte, Lousteau no perdió el diálogo con Mauricio Macri y el expresidente lo llamó en los últimos días, a tono con el raid hiperactivo que busca mostrar tras su regreso de vacaciones.
Hacia el interior de la UCR, Lousteau mantiene a flor de piel su alianza con el radicalismo porteño y el diputado nacional Emiliano Yacobitti. En pleno estallido de la interna por el radicalismo de Capital, ambos defienden sus porotos y empiezan a mirar también la interna del radicalismo bonaerense: la semana pasada se reunieron con el secretario general, Pablo Domenichini, y plantearon la necesidad de "renovación" de la UCR.
Además, este viernes se mostró con el intendente de San Isidro, Gustavo Posse, que busca disputar la conducción del radicalismo bonaerense en abierta disputa con Daniel Salvador.