La primera parada del año electoral que se avecina tendrá como epicentro el comité bonaerense de la UCR. Con el 21 de marzo como fecha pautada para la interna entre el oficialista Maximiliano Abad y el opositor Gustavo Posse, ambos armados aceleran sus desembarcos territoriales post virtualidad pandémica. Y en estos días, la temporada alta de una interna que se avizora caliente se abrió en un bastión bonaerense clave: Mar del Plata. Allí arribó este lunes el intendente de San Isidro con los referentes de los distintos sectores que apoyan su candidatura, para desplegar una nutrida agenda que incluyó desde una reunión con armadores distritales de la Quinta (entre ellos, el diputado monzoista Juan Aicega), pasando por una ofrenda floral al busto del expresidente Raúl Alfonsín, hasta un acto con militantes.
Además de la relevancia inherente en términos electorales, la ciudad balnearia también la tiene en lo simbólico, al ser el distrito base del oficialista Abad, quien se anticipó a los movimientos de su contrincante y se apuró a exhibir musculatura el fin de semana último con una actividad en la que congregó a un centenar de dirigentes marplatenses que respaldan su postulación. En esa foto, se observaron desde la concejala y otrora postulante a la intendencia Vilma Baragiola, pasando por dirigentes de trayectoria como el exdiputado nacional y actual funcionario municipal Gustavo “Tato” Serebrinsky, hasta el exintendente Daniel Katz.
Voces del radicalismo marplatense acoplados a los esfuerzos de campaña de Abad auguran un “triunfo rotundo” en el pago chico, alistan a la mayoría de los “referentes históricos” dentro de su tropa y contabilizan también a organizaciones como la Juventud Radical y la OTR (Trabajadores Radicales). Y van por más al asegurar que, con la actividad reciente encabezada por el diputado provincial, “quedó claro que nuestra aspiración es que el próximo intendente de Mar del Plata sea radical”.
Para eso, saben que mucho dependerá del éxito de la gestión Montenegro y su intención de renovar. Admiten que el intendente PRO fue “generoso con el radicalismo” al integrar a una serie de dirigentes boina blanca al gabinete municipal, pero no dejan de marcar que su acceso a la intendencia tuvo más que ver con el fuerte respaldo de la estructura provincial que “Vidal puso a su disposición” que con la estructura del partido amarillo en el orden local, que no consideran “muy potente, a diferencia de la de la UCR”.
La interna, arena adentro
Para el comité local, el oficialismo partidario impulsa la reelección de Ariel Martínez Bordaisco, mano derecha de Abad y actual presidente del Concejo Deliberante, quien va en fórmula con Baragiola. Por el possismo, en la arena marplatense se presentan dos listas: una encabezada por Fernando Herrera -que se nutre de diversas extracciones y referentes, como el extitular de la UCR local y exconcejal Mario Rodríguez- y otra liderada por el exconcejal Nicolás Maiorano, alineado a Evolución y que suma respaldos de dirigentes como la concejala Cristina Coria (que supo articular con Baragiola) y el exsenador bonaerense Jesús Porrúa, que reporta al armado de Federico Storani, quien también estuvo en Mar del Plata acompañando a Posse. Con ambos candidatos locales se reunió el sanisidrense este lunes en el tradicional café La Fonte D’Oro.
Posse desembarcó con su tropa en Mar del Plata. Storani, Casella e intendentes, entre los presentes durante el acto en el camping de la UTA, este lunes.
Desde el ala possista coinciden con sus contrincantes internos en la necesidad de volver a contar con un intendente de cepa radical y en observar la “ayuda” que Montenegro tuvo del aparato provincial en tiempos de vidalismo para imponerse en 2019. Pero en ese punto, destacan que esa predilección de la entonces gobernadora atentó contra la lista radical en las PASO y aseguran que la conducción radical, a cargo de Daniel Salvador y su emisario local, Abad, “no hizo nada” para nivelar la balanza.
Pero más allá del reclamo de mayor protagonismo sobre el que hace bandera Posse, voces marplatenses de ese espacio recalcan que la discusión con los socios de Juntos por el Cambio (JxC) “tiene que ser política y no solo de cargos”.
De cara a la puja por el comité marplatense, en el possismo expresan “buenas expectativas” a pesar de dividirse en dos ofertas y advierten que en las bases correligionarias de la ciudad existe malestar con la conducción partidaria ante la “subordinación” al PRO.
Desde una esquina, afirman que la unidad de la UCR local no se logró porque aquellos que hoy se ubican bajo el ala de Posse muestran heridas al quedar relegados de la articulación que el oficialismo radical mantiene con Montenegro. En la esquina opuesta acusan actitudes sectarias de una conducción que “relega al radicalismo a un rol secundario” dentro de JxC y, al impulsar un proyecto nacional “encabezado por Martín Lousteau”, hacen foco en la necesidad de que ese proyecto sea acompañado de un radicalismo fuerte en la provincia de Buenos Aires.
Pero voces correligionarias con diálogo con ambos rincones también detectan en viejos resquemores de antiguos socios la raíz de la actual disputa dentro de la UCR marplatense. Así, describen que Maiorano y Abad supieron cursar juntos en la Facultad de Derecho y que fueron dupla conductora dentro del espacio “Vanguardia Radical”, hoy dividido a partir de los cortocircuitos entre ambos dirigentes.
Al respecto, se señala que las desavenencias se dispararon en 2015, cuando el sector de Ernesto Sánz tenía definido en Mar del Plata como candidato a diputado nacional a Abad y a la Cámara baja bonaerense a Maiorano. Pero cuando el poder de la lapicera del mendocino mermó ante la del macrismo, Abad pasó a la esfera provincial y Maiorano quedó afuera, abriéndose heridas que aún no cicatrizan.
Sea como fuere, lo cierto es que en Mar del Plata se mira con fuerte atención la definición de la interna radical en marzo, a sabiendas de que, de borrarse las PASO, los acuerdos serán entre partidos y la lapicera en esa instancia la tendrán quienes conduzcan los mismos. No hay 2023 sin 2021. Y, para eso, un lugar en la mesa de negociación de JxC es fundamental.
Con el panorama “en gris” no solo con respecto al futuro de las PASO sino también con el de las reelecciones indefinidas (hoy imposibilitadas por ley), en el oficialismo partidario mencionan como interrogante qué sucederá si Baragiola no puede renovar su banca de concejala. En ese caso, no dudan en marcar que “va a querer salir a jugar arriba”, exigiendo un casillero de privilegio en la lista seccional, lo que abriría otras discusiones internas.