A la espera del nuevo índice de precios al consumidor que el INDEC difundirá el jueves, las proyecciones privadas apuntan a que la inflación habría superado el 3% el mes pasado, primer guarismo de ese porte desde que la pandemia aterrizó en el país en marzo último. La novedad, dada en el marco de una progresiva normalización de la actividad, hace prever que la golondrina de octubre se convierta en bandada y marque el inicio de una escalada de los precios que llevaría el índice del año próximo a un entorno del 50%.
Fuente: Banco Central.
El tránsito, en la mayor parte del país, del aislamiento social, preventivo y obligatorio (ASPO) al distanciamiento (DISPO) restaura en buena medida el funcionamiento de una economía que, si sigue a media máquina, lo hace por sus problemas de arrastre. El anuncio de este lunes acerca de un avance clave en una vacuna contra el nuevo coronavirus será solo el primero de varios que se realizarán en los próximos días, lo que permite proyectar un 2021 económicamente normal… sea lo que sea que eso signifique en la Argentina.
La última edición del Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM), el informe mensual que elabora el Banco Central en base a las proyecciones de especialistas argentinos y extranjeros, ya refleja el incremento de las expectativas de inflación.
“Para diciembre de 2020, quienes participan del REM proyectaron que la inflación (nivel general) alcanzará 35,8% interanual (…) 18 puntos porcentuales inferior a la variación registrada en diciembre de 2019”, esto es, antes de que la pandemia fuera siquiera una fantasía, indica el trabajo. “Por otra parte, elevaron los pronósticos de inflación para 2021, llegando a 48,9% interanual (+1,4 punto porcentual respecto del REM previo) y proyectaron un descenso hasta 35,9% en 2022”, continuó.
Fuente: Banco Central.
En tanto, la consultora Ecolatina indicó en su último informe que, “en octubre, la inflación mensual superó el 3% por primera vez desde que empezó la cuarentena. A pesar de que el dólar oficial siguió moviéndose como en los meses anteriores y que las tarifas de servicios públicos no sufrieron grandes aumentos, la suba de algunos precios regulados -léase combustibles-, el cierre de las principales paritarias y la actualización de Precios Máximos impulsaron una inflación que volvió a los niveles prepandemia”.
De acuerdo con la consultora, el índice de precios acumulado entre enero y octubre bajó del 40% del año pasado al 25% debido a que “durante la cuarentena, los tres grandes motores que tiene la inflación en nuestro país estuvieron contenidos. El tipo de cambio oficial avanzó lentamente mes a mes, ayudado por un cepo que reprimió una parte de la demanda. Las negociaciones salariales entraron en pausa hasta la nueva normalidad y las tarifas de servicios públicos siguieron congeladas”.
Fuente: INDEC.
Como se sabe, la pelea contra las expectativas de devaluación del tipo de cambio oficial sigue desvelando al Gobierno, consciente de que evitar ese hecho es la clave para que no se produzca una espiralización de los precios de verdad. Asimismo, el regreso de la actividad y la pérdida de salario real registrada en los últimos años podrían juntarse en un retorno de la puja distributiva y el Presupuesto 2021 establece el fin del congelamiento nominal de las tarifas, que pasarán a ajustarse de acuerdo con la inflación. En otras palabras, que no haya atraso cambiario, que los salarios no se desboquen –sobre todo, en el sector público– y que los subsidios a los servicios públicos bajen desde el nivel actual, similar al de 2015, son las cartas de ortodoxia lightque el ministro Martín Guzmán deberá mostrarle a la misión del Fondo Monetario Internacional (FMI) que llegará este martes el país. Están en juego la refinanciación de la deuda de 44.000 millones de dólares y, probablemente, un desembolso de dólares frescos que alivien las alicaídas reservas del Banco Central.
Dos elementos adicionales completan el cuadro de la inflación que viene: el próximo será un año electoral y ninguna victoria sobre las presiones cambiarias da más garantías que las de un alivio provisorio.
Como sea, esos tres “motores” de la inflación están de nuevo en marcha. Así, de acuerdo con Ecolatina, dados los “desequilibrios y atrasos (precios relativos, dólar, salarios y tarifas)” acumulados durante el primer año de gobierno de Alberto Fernández y de pandemia, que será necesario desandar, probablemente la inflación regresará “a la zona del 50% en 2021”, de modo similar a lo ocurrido con Mauricio Macri en 2018 y 2019.
Dos elementos adicionales completan el cuadro: el próximo será un año electoral y ninguna victoria sobre las presiones cambiarias da más garantías que las de un alivio provisorio.
El año nuevo que se acerca trae para Fernández y Guzmán desafíos enormes: por un lado, no ahogar el rebote de la economía, aunque mejorando pronto las cuentas públicas; por el otro, hacer que esa recuperación resulte lo más significativa posible, pero sin cebar el consumo artificialmente, de modo de evitar que los precios traigan noticias todavía peores.