En silencio y bajo la búsqueda de un acuerdo político como base para un futuro entendimiento electoral, Horacio Rodríguez Larreta acerca posiciones con dirigentes del progresismo que hoy se encuentran sin referencias nacionales. Subsumidos por la grieta entre el Frente de Todos (FdT) y Juntos por el Cambio (JxC), dirigentes como Margarita Stolbizer, Miguel Lifschitz y Pablo Javkin integran el lote de referentes del progresismo con los que el jefe de Gobierno busca materializar su repetida “ampliación” de la coalición opositora para enfrentar al peronismo.
En el armado que bosqueja Rodríguez Larreta, estas figuras se presentan como la contracara de macristas como Patricia Bullrich o el propio Mauricio Macri. ¿Cómo confluir en un espacio donde también militan Elisa Carrió y la Unión Cívica Radical? El enigma flota en el aire y el jefe de Gobierno traza un escenario con miras a 2023 más que a 2021, para no apurar definiciones ni herir susceptibilidades.
Esas figuras del progresismo destacan al jefe de Gobierno, pero señalan al expresidente como un “límite”. Este es un detalle que opositores como Emilio Monzó y Martín Lousteau remarcan en sus charlas con el alcalde para desnudar un debate inconcluso en la oposición: la posibilidad de un repliegue de los fundadores de Cambiemos, desde Macri hasta Ernesto Sanz, para dar impulso a nuevos liderazgos que faciliten o al menos no obstaculicen el proceso para ensanchar la oposición e incorporar a referentes del progresismo e incluso del peronismo. El expresidente de la Cámara baja habló de “jubilaciones”, pero Rodríguez Larreta esquiva ese tipo de definiciones y aprovecha la gestión de la Ciudad de Buenos Aires para establecer contacto con referentes de otros espacios de la oposición.
En ese marco, hace equilibrio entre un acercamiento al progresismo y la contención a los sectores intransigentes del PRO y JxC. Con la misma computadora y la misma aplicación (Zoom), intercambia aspectos de gestión con el intendente rosarino y luego dialoga con la cúpula del partido UNIR, que lidera el diputado nacional Alberto Assef.
“Con Macri ni a la esquina. Ni me llamen”, encaró Stolbizer a Rodríguez Larreta en la reunión que tuvieron a principios de 2020, organizada por el vicejefe de Gobierno, Diego Santilli, y el legislador Sergio Abrevaya (GEN). Pese a ese filtro, Stolbizer se acerca a Juntos por el Cambio de la mano de María Eugenia Vidal, con quien conversa periódicamente sobre la provincia de Buenos Aires.
Antes de forjar una relación directa y de diálogo periódico, el vínculo Rodríguez Larreta – Javkin tuvo pasos previos institucionales. El secretario general y de Relaciones Internacionales, Fernando Straface, y el ministro de Gobierno, Bruno Screnci Silva, abrieron el diálogo con el jefe comunal. También, los funcionarios Mauricio Colello, oriundo de Rosario, y Lucas Delfino solidificaron la relación entre ambas administraciones.
El puente está vinculado a la gestión, pero el diálogo es político. Hay funcionarios y fiuncionarias de ambas administraciones que mantienen charlas informales de intercambio de experiencias en áreas como ambiente, salud y transporte.
A pesar de la buena química y la coincidencia en temas de coyuntura, Javkin no ve un entendimiento con Rodríguez Larreta si el PRO mantiene su gravitación en la coalición opositora. Tampoco Lifschitz, que abona la teoría de que sería impracticable un acuerdo entre el progresismo y Juntos por el Cambo para 2021. El jefe de Gobierno aspira a confluir con los tres en un armado electoral opositor a los Fernández. Sin embargo, Rodríguez Larreta admite que esa sinergia podría ser posible en 2023 y que para 2021 el objetivo es mantener la unidad del conglomerado opositor. Para eso, la coalición opositora deberá cambiar su formato, además del nombre, como ya deslizó la exgobernadora Vidal.
A través de la gestión, el jefe de Gobierno tejió un vínculo personal con el intendente de Rosario y espera hacer lo propio con el socialista Lifschtiz, tarea que recayó en el diputado nacional Federico Angelini (PRO- Santa Fe). En el oficialismo porteño, sostienen que ambos espacios tienen electorados "que se parecen" y que ese es el argumento para un acuerdo político a futuro.