Luego del banderazo opositor y de la entrevista televisiva de Mauricio Macri, el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, se ausentó al encuentro semanal de Juntos por el Cambio, y avivó suspicacias sobre la convivencia interna entre los distintos sectores de la principal coalición opositora.
El alcalde de la Ciudad se excusó de participar en la reunión virtual por su agenda de trabajo de gestión en medio de la pandemia.
Sin embargo, su sugestivo faltazo sumado al de la ex gobernadora bonaerense María Eugenia Vidal, su principal socia en el armado del ala moderada y "dialoguista" del PRO y de JxC, sembró la sospecha generalizada sobre una posible agudización de las diferencias.
El discurso "antigrieta" de Rodríguez Larreta y Vidal contrasta con algunas de las definiciones que brindó el ex presidente en el reportaje televisivo, más propensas a una radicalización del conflicto e incluso con referencias peyorativas sobre dirigentes "filo peronistas" en los que en su momento delegó funciones políticas.
Justamente Rogelio Frigerio y Emilio Monzó, a quienes Macri aludió sin nombrarlos, vienen trabajando en la construcción política que empieza a ordenarse detrás del liderazgo de Rodríguez Larreta.
Ellos dos contestaron las críticas de Macri a través del diputado nacional Sebastián García de Luca, quien reivindicó la tarea desplegada por el ex ministro de Interior y por el ex presidente de la Cámara de Diputados en la búsqueda de acuerdos de gobernabilidad y pactos legislativos.
Monzó fue quien llegó había llegado más lejos en la pulseada interna con el sector más intransigente del PRO al sugerir que Macri debería "jubilarse" de la política para hacer lugar a nuevos liderazgos en el campo opositor desde una perspectiva de unidad antigrieta.
En este marco de rispideces entre las dos alas del universo opositor se produjo el "banderazo" que provocó posturas diferentes: mientras que en el sector "dialoguista" predominó el desinterés (hasta Elisa Carrió, ahora alineada a Rodríguez Larreta, recomendó bajar el perfil de la marcha), el bando más radicalizado se mostró entusiasta y participó de la convocatoria activa a través de la presidenta del PRO, Patricia Bullrich.