Son pocos y están todos peleados. Los dirigentes del PRO Río Negro que viajaron hasta Villa La Angostura y protagonizaron el polémico video que apuntó al riñón de Juntos por el Cambio en la previa a la reunión de autoridades nacionales de la coalición -a poco de las estruendosas declaraciones exclusivas de Durán Barba Letra P- definieron el esquema para regular el partido, pero no cerraron las múltiples grietas internas. Si bien el exintendente de Cipolletti Aníbal Tortoriello fue anunciado como el candidato con más posibilidades de hacer confluir a todas las exiguas vertientes, la división parece profundizarse mientras los tiempos de normalización que impuso la justicia electoral se acortan: a mitad de febrero se deben presentar las listas.
La nómina final da algunas señales, pero no termina de contener a sectores que conviven en un espacio absolutamente reducido. “Somos pocos y estamos todos peleados”, remarcan. Si bien en el macrismo patagónico entienden que el rol del partido tendrá mayor preponderancia desde el centro del país (Mendoza, Córdoba, Santa Fe, la provincia y la Ciudad de Buenos Aires), reafirman la “enorme” oportunidad para encaminar la tropa detrás de un sello fuerte para la oposición, que ya trabaja en las elecciones de medio término.
Actualmente, el PRO sólo posee un puñado de concejales y apenas una banca en la Legislatura. El desplome de Macri y Miguel Ángel Pichetto en todo el país, pero, sobre todo, en el sur, ayudó a que perdiera el municipio que manejaba Tortoriello. Como comparan sus principales voces, el viejo Partido Provincial Rionegrino (PPR), al que Propuesta Republicana Río Negro absorbió para tener representatividad, lograba mayor respaldo en las urnas sin un sostén nacional.
En aquel momento, 2015, a través de una asamblea, se aprobó el cambio de denominación (PPR a PRO). Gracias al “alquiler” de esta estructura, Sergio Wisky llegó al Congreso. Para ser partido, el PRO debía alcanzar 2.200 fichas de afiliación: en cuatro años, apenas soñó con ese número y atravesó elecciones intervenido por Enrique Braun. En ese período, avanzó a cuentagotas el proceso de afiliación de sus principales referentes.
El resultado de armado es pobre. Nadie quiere hacerse cargo de la mala campaña de Cambiemos en abril, que consolidó a Juntos Somos Río Negro (JSRN), y de la falta de conducción. Hasta se pone en duda la capacidad de Tortoriello como líder político. Esa resistencia, que se plantea en algunos ámbitos, no tiene todavía la aptitud de organización. Fuentes patidarias confiaron a este medio que algunos outsiders plantean su enojo en cada reunión, pero no avanzan en una propuesta.
“No hay otra alternativa a la unidad partidaria”, responde Nicolás Suárez Collman, militante que se sentó junto a Macri en La Angostura, a la consulta de Letra P. Este abogado trabaja con Wisky y pretende quedarse con la mesa de General Roca. Aunque jura y perjura que se “realiza el mismo trabajo” de unidad, está distanciado de Juan Martín, legislador rionegrino y máximo referente en Roca. Martín, por peso específico, es un jugador clave en este período de normalización. Fue el que apuntaló a Tortoriello.
El diputado Juan Martín, Macri y Sergio Capozzi.
Según la hoja de ruta 2020, el 14 de febrero es la fecha tope para reclamar denominación de lista (color). Luego, hasta el cierre oficial, existe la chance de que se conforme más de una alternativa; dos semanas después, vence el plazo para presentar formalmente los nombres propios. La elección interna, según la convocatoria, sería a finales de marzo.