NUEVO CICLO | Santa Fe

La caja (de Pandora) de Perotti

El gobernador denuncia que Lifschitz le dejó el tesoro vacío y sale a pedir por segunda vez la emergencia económica. El socialista lo niega y no cede. Oxígeno de la deuda en dólares.

“Encontramos la caja totalmente vacía” fue la figura que usó el gobernador Omar Perotti en conferencia de prensa, desde la Casa Rosada, para calificar el estado de cuenta que asegura haber recibido tras 12 años de poder socialista en Santa Fe. No afloja en la postura ni en el tono. Lo repite desde que fue elegido gobernador y durante estos seis largos meses desde que arrancó la frustrada transición. Ahora insiste para lograr en la Legislatura la emergencia económica que le fue rechazada a fin de año y a la que ata los destinos de las finanzas provinciales.

 

El punto de discusión es fáctico, pero los dirigentes lo miden desde lo interpretativo. Mientras el peronismo da vueltas sobre la pesada herencia para fundamentar el complicado arranque de gestión, con atraso de sueldos y de pagos a proveedores, el Frente Progresista entiende que el oficialismo lee los números a su conveniencia política y que la emergencia es un “Caballo de Troya” que esconde “superpoderes” para Perotti.      

 

“Estamos convencidos de la situación en que estamos y de las herramientas que proponemos”, afirmó a Letra P el ministro de Gestión Pública de Santa Fe, Rubén Michlig. El propio Perotti habló de un “déficit fiscal importante que supera los 15 mil millones de pesos, una deuda flotante cercana a los $25 mil millones y el Fondo de Cuentas Unificadas del Estado (Fuco) totalmente utilizado”. En la semana logró que el presidente Alberto Fernández le destrabara fondos de la ANSES adeudados para usar en gastos corrientes.

 

 

El socialismo asegura que el gobierno de Miguel Lifschitz dejó $4.632 millones en disponibilidades financieras (caja) a su sucesor. Eso es una suma considerable, entienden, para afrontar los gastos corrientes. Aseguran que el déficit financiero es de 8.200 millones de pesos, la mitad de lo sostenido por el peronismo.

 

En cuanto a la deuda flotante, fuentes del área de Hacienda de la gestión anterior explican que debe tenerse en cuenta sólo la de facturas de certificados de obra y de bienes pendientes de pago y no sumarles sueldos y jubilaciones ni fondos coparticipables a municipios y comunas del mes anterior. Para el Frente Progresista, totaliza $4.300 millones, unos $20.000 millones menos que lo dicho por el gobernador.

 

Más allá de los asientos contables y los números de la provincia, la discusión originó una disputa política. El gobierno insistirá en la emergencia económica, luego de que la mayoría del Frente Progresista en Diputados le frenara la iniciativa en diciembre.

“La deuda flotante es la que nos mete en un problema con los certificados de pago de contratistas, con proveedores, con alargamiento de pagos de sueldos, nos da indisponibilidad financiera, etcétera”, agregó Michlig.

 

A la hora de discutir, pesan los modos de administrar las cuentas provinciales. Fueron 12 años de una determinada forma y ahora el peronismo busca hacerlo de otra referenciado en la gestión de peronistas anteriores al socialismo.

 

Más allá de los asientos contables y los números de la provincia, la discusión originó una disputa política. El gobierno insistirá en la emergencia económica, luego de que la mayoría del Frente Progresista en Diputados le frenara la iniciativa en diciembre. En este marco, se apoya en el lamento de los intendentes, quienes también se suman al discurso público del estado crítico de las finanzas para sacar la emergencia.

 

El presidente de la UCR y ex vicegobernador, Carlos Fascendini, descartó aprobar la iniciativa porque “la emergencia es excepción y en esa situación no está la provincia”. “(Perotti) tiene todas las facultades para manejar el presupuesto. No se entiende la necesidad de la emergencia. Y menos aún por qué no está, no se le puede pagar a los proveedores”, respondió en LT9. Michlig afirmó que la nueva propuesta es “superadora”, que el “espíritu es el mismo, pero las herramientas son distintas”.

 

 

 

DEUDA VERDE. Por otro lado, Santa Fe está lejos de preocuparse por el nivel de deuda pública. La provincia no tiene vencimientos asfixiantes ni deberá sentarse a negociar con acreedores o reperfilar, como está haciendo Buenos Aires. El peronismo heredó del socialismo un perfil sano en este sentido y es uno de los pocos puntos que no le cuestiona. 

 

Si bien 2020 será el año de los reperfilamientos, Santa Fe se mantiene exenta de esa tarea, que deberán emprender la administración central y algunas provincias. Incluso se mantiene lejos en el ranking de las provincias más endeudadas en dólares y cuarta entre las cuatro más grandes. Computando emisión de títulos y préstamos internacionales, totaliza un stock de deuda de algo más de U$S 650 millones.  

 

Desde 2016 hasta 2018, momento en que el crédito quedó enterrado, Santa Fe salió a endeudarse al mercado de capitales por primera vez en muchos años. La Legislatura provincial autorizó al Ejecutivo, mediante la ley 13.543, a emitir hasta 500 millones de dólares en títulos. Uno de 250 millones de dólares con vencimiento del 50% en 2022 y los restantes U$S 125 millones, en 2023. Los otros 250 millones tienen vencimiento en tres ejercicios lejanos: 2025, 2026 y 2027.

 

“(Las emisiones) tienen un servicio corto, impacta, pero no tienen gravedad como en otras provincias porque no fue grande el volumen”, reflexionó Michlig ante la consulta de este medio. Vale recordar que el exgobernador Miguel Lifschitz había pedido el doble y se lo negaron.

 


 

 

A esta cifra se le suman las líneas de préstamos internacionales por más de 150 millones de dólares para que hoy la provincia tenga el 96% de sus compromisos contraídos en moneda extranjera. La cifra total santafesina (U$S 650 millones) es apenas la cuarta parte de la que acumula Córdoba (U$S 2.590 millones), una provincia de similares características.

 

En cuanto al “volumen de deuda consolidada de la provincia, es razonable”, dijo Michlig antes de asumir la gestión. “Lo hemos señalado. Hay que separar la deuda consolidada de la flotante. El perfil de la consolidada no es preocupante en los valores globales”, repitió ahora.

 

Este año, vencen unos 70 millones de dólares de los cuales 35 millones son intereses de títulos públicos y el resto, de amortizaciones de créditos internacionales. Se le suman apenas 300 millones en moneda nacional. “Preocupa que buena parte de esos servicios impactan en el tercer año de gestión de Perotti. No es grave, tiene una incidencia más grande que otros años”, comentó Michlig sin querer entrar en detalles al no pertenecer a la cartera económica.

 

 

 

El ministro de Economía durante el gobierno socialista Gonzalo Saglione resaltó en varias oportunidades que la provincia estaba despojada de preocupaciones en la materia. “Tiene vencimientos suaves porque son plazos de amortización extendidos en el tiempo”. Se refiere sobre todo a los préstamos internacionales destinados a grandes obras de infraestructura, como el del Banco Mundial (restan U$S 25 millones 2020-201), del Fondo de Abu Dhabi, el de Kuwait o de la Organización de Países Petroleros (OPEP) por U$S 50 millones, todos con plazo de amortización de 15 a 20 años.

 

Incluso, el ex funcionario de Lifschitz sacó chapa a días del traspaso. “Cualquier gobernador de la Argentina que asuma el 10 de diciembre desearía tomar una administración como la nuestra (…) con tres pesos por cobrar por cada peso adeudado y una excelente calificación ante los organismos internacionales”.

 

Sin embargo, el PJ no discute el perfil de los servicios de deuda dado que la gobernación del peronista Jorge Obeid buscó financiarse con organismos e incluso el propio Omar Perotti viajó en noviembre a Kuwait y Emiratos Árabes con una agenda que incluía la gestión de nuevos créditos para la realización de obras de infraestructura.

 

Maximiliano Pullaro y Pablo Javkin
Florencia Carignano, líder de La Cámpora en Santa Fe

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